jueves, 19 de enero de 2012

La política con P de podrido

La política hay que observarla como el médico que examina una zona infectada y maloliente. Para poder entender qué está pasando hay que tener estómago fuerte y aguantarse las ganas de vomitar.

En posteos pasados he venido denunciando las maniobras secesionistas del círculo cercano al Presidente Sebastián Piñera acosando a Carlos Larraín, presidente del partido RN, con cargos falsos de deslealtad y de "desprecio" por iniciativas que hasta llegar al poder nunca antes dieron a conocer (06/12/11, 10/01/12, 13/01/12 y 16/01/12).

En uno de estos artículos expusimos la verdadera motivación de la actual oposición para cambiar el esquema electoral por uno que incremente su posibilidad de "salvar" algo de la representación que obtuvieron sobre la base del cohecho institucionalizado bajo el régimen pasado.

A los RN secesionistas los llamé "decechistas" porque su conducta evoca la de la DC, es decir, la disposición para cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder o quedarse muy a la vera de él.

Recordemos que la DC, probablemente el partido con menos moral y principios de nuestra política, prefirió entregar el país a una minoría fanática en 1970 (+), luego se alió con la derecha para combatir al gobierno de la UP y, una vez expulsado el castrismo, exigió del gobierno militar una rápida convocatoria a elecciones que estaba segura de ganar. Vista la negativa militar a hacer eso, no tuvo asco en aliarse con sus enemigos para combatir la gestión del gobierno de facto hasta que, por imperativo constitucional se convocó de nuevo a elecciones, pudo retomar el poder junto a sus nuevos compinches... a los cuales ayer acaba de traicionar con un acuerdo bajo la mesa con el líder de RN.

Desde hace años los chilenos hemos venido castigando a la DC quitándole votos en forma creciente. Pero el grupo es resiliente y sabe sacar provecho de cada contingencia para obtener el poder que los electores le negamos.

El grupo "decechista" es igualito. Se mantuvo de bajo perfil hasta que accedieron al poder con Sebastián Piñera y recién instalados empezaron a sacar las uñas, amparados en su cercanía con el Presidente y dispuestos a alzarse con el santo y la limosna. Los chilenos creímos haber elegido un gobierno de derecha, pero este grupo no está para nada dispuesto a honrar ese encargo y tiene sus propios planes.

Dentro de la enferma y maloliente "lógica" de la política, Carlos Larraín participó de su idea de régimen parlamentario a la DC y, conocedor de la inexistencia de principios en ese partido y de su ya histórico hábito de traicionar, les propuso incluir en su proyecto la modificación del binominal que, como dije, es lo que ellos necesitan desesperadamente.

Aunque no era nada difícil embarcarlo, el partido mayoritario en la derecha, la UDI, no fue invitado al acuerdo porque con esta movida se le podía arrinconar en una actitud de extrema derecha, de "pinochetismo", de lo cual RN podría beneficiarse.

Los partidos de izquierda, amenazados también de perder representación en las próximas elecciones, han reaccionado con cautela, tratando de acomodarse a la daga que la DC les ha encajado —nuevamente— entre los omóplatos. Los periodistas de izquierda han reaccionado favorablemente y han suspendido la ofensiva sobre el Presidente de RN (antes objetivo diario de ataques) e incluso al Presidente de la República que, contrariamente a lo alegado por la UDI, no está para nada disgustado con lo que pasa: acabar con la UDI es el rótulo de varias de sus actuaciones del pasado.

Resultado de todo esto: aislar a la UDI, que ha llegado a ser el molesto partido con más cantidad de adherentes en la política chilena. ¿Objetivo logrado? Lo dudo. Sobre todo si la gente de la UDI decide asumirse como un partido de derecha y no recae en sus propios pecados del pasado: haber salvado por secretaría a la DC cuando inscribió mal sus candidatos, haber tendido un salvavidas a la corrupta gestión de Lagos... y haber caído en el juego de Sebastián Piñera, entregando el país a un sector que no comparte para nada la idea de que el poder es para servir y no para servirse de él.

[Este tema sigue exponiéndose en este artículo]

3 comentarios:

  1. Me gusto la primera oración de tú artículo: "La política hay que observarla como el médico que examina una zona infectada y maloliente". De antología que a cualquier cientista político o filósofo de la política le gustaría tener.

    La UDI ha cometido demasiados errores, que describes al final. El error de los políticos de derecha, es que ellos actúan como caballeros y no poco políticos profesionales.

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    1. Javier, creo que si nos damos el trabajo de consignar cada movida inescrupulosa de nuestra política, estas páginas apestarían.

      En los últimos 150 años no ha habido logro comparable al del modelo de desarrollo diseñado por la derecha y presentado al gobierno militar, que al menos le dio la pasada a casi todo el plan, sacando a Chile de la mediocridad.

      Definitivamente, la UDI no ha estado a la altura de ese legado.

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