Chilevisión, cuyo departamento de prensa está controlado por el progresismo, puso en el aire un segmento filmado de una entrevista a la que accedió, ingenuamente, la residente de un condominio de los suburbios de Santiago que desde un tiempo está en la mira de esa prensa.
Inés Pérez quiso contrastar la penosa caminata a pie del personal de
servicio con el libre desplazamiento de los niños en bicicleta, apuntando al sacrificio e incomodidad que eso
representaba para los primeros, lo que justificaba el servicio interno de transporte para ellos al interior del predio. Sin embargo, al editar el video, el canal de TV recortó tanto el inicio como la continuación de la entrevista, dejando una frase cuyo sentido parece contrario al del resto de las declaraciones, con el evidente propósito de desacreditar a la entrevistada.
Y vaya si lograron su propósito.
En cuestión de horas Twitter y Facebook se llenaron de diatribas en contra de Inés Perez, activistas hicieron públicos sus datos personales (e-mail, teléfono), editaron páginas web denigratorias y hasta organizaron funas que pretendían hacerle la vida imposible.
Los políticos progresistas no se quedaron atrás, ocupando Twitter para atizar la fogata donde se quemaría el buen nombre de doña Inés:
Acosada, Inés Pérez debió cerrar sus cuentas en las redes sociales y refugiarse en su casa, intimidada —cómo no— por tamaña ofensiva.
Sin embargo, con el pasar de las horas ha trascendido la maniobra y se ha podido acceder a la verdad. Nunca hubo intencionalidad
clasista o discriminatoria en las palabras de Inés Pérez sino al
contrario.
Pero esta revelación no gatilla correcciones ni disculpas por parte del sector atacante. Fernando Paulsen, que figura en la planilla del canal donde se organizó este montaje, afirma con descaro:
Bendita la capacidad que ahora pone al alcance de cualquiera de nosotros confirmar directamente en las fuentes. Ella nos permite —luego de la enormidad del daño causado a la inocente ama de casa Inés Pérez— calibrar la moralidad de ese aserto.
Esperemos ahora que se haga justicia. Lo que diga Paulsen o cualquier otro agente del canal es una mera opinión interesada. Mucho más interesante será conocer la sanción de un tribunal que pondere debidamente la bajeza y el daño causado.
Muy acertada columna. Mientras la "Lucha de clases" siga siendo un best seller, seguiremos viendo este tipo de numeritos por los medios.
ResponderEliminarA los agentes del progresismo les interesa alimentar constatemente la noción de que la suerte de unos es culpa de otros. Lamentablemente, demasiados líderes de signo contrario carecen de la formación suficiente para oponer de forma simple clara lo erróneo de esa postura.
EliminarLa hipocresía de estos tipos superó todo límite.
ResponderEliminarWaissbluth anda furioso porque las privadas están matriculando más alumnos que sus clientes; está tan fuera de control que hizo una pitanza a la U. Pedro de Valdivia, la "filtró", y de la UPV lo desmintieron y el pobre diablo se enojó más aun.
De que charlatanes como Waissbluth prosperen y logren instalarse en la opinión como "expertos" somos todos culpables. Recuerda que hasta la misma Patricia Matte cayó en el garlito de "Educación 2020", sin percibir los antecedentes del gestor ni la obvia instrumentalización del tema por parte de los culpables de la debacle educacional.
EliminarRJ, waissbluth exhibio el mensaje de texto recibido desde la UPV que dice "aceptamos su postulación"... no que lo hubieran aceptado como estudiante de la carrera... postulante no es lo mismo que estudiante!... mala intención evidente!
EliminarEfectivamente. Y varios seguidores del sujeto hicieron gran cuestión del asunto.
EliminarEl efecto de patota les ha dado muchos dividendos a los malos. A ello tenemos que oponer firmeza y claridad.
Para mayor vergüenza del medio que manipuló esta entrevista, hoy supimos que Fernando Leal, el asistente de producción del Depto. de Prensa de Chilevisión que tomó la entrevista, ha sido despedido de ese medio.
ResponderEliminarLos caraduras mencionados en este artículo, mientras tanto, guardan cobarde silencio.