Siendo entendible que las expectativas de los votantes se satisfagan sólo en parte, los primeros tres años del presente gobierno han sido plenos de logros que pueden acreditarse a una gestión de excelencia, pero que por las razones que dimos en un artículo anterior mantienen al gobierno con baja aprobación en las encuestas y a todos nosotros con temor de que retorne la UP/DC.
Sin embargo, los analistas de La Moneda, entre ellos Hernán Larraín M., atribuyen la impopularidad a una causa muy discutible: este gobierno prometió mucho más de lo que ha conseguido. Dice Larraín: “Creo que las sobreexpectativas que generamos han sido un tema que nos ha pasado la cuenta. Generamos una sensación de que los avances iban a ser a una gran velocidad“.
Pero eso no es cierto. Casi todos los objetivos concretos anunciados por el nuevo gobierno se han constituido en logros espectaculares en plazo record. Las realizaciones en el plano social, que los opositores consideraban propio, exceden a mucho de lo obrado por ellos. Los principales anuncios de campaña apuntaron a recuperar el crecimiento lo que YA es una realidad y el repunte del empleo, que en un escenario de baja inflación por primera vez en la historia se acerca al llamado “pleno empleo”, ha llegado al punto de empujar los salarios reales al alza. Esta causa se ve más disparatada todavía si se toma en cuenta que las encuestas negativas empezaron casi con el gobierno —con escasos y discretos peaks puntuales— cuando en el escenario dejado por el terrible terremoto nadie en su sano juicio se pondría a contabilizar logros.
Otra cuestión traída de las mechas sería la "pérdida de la base de apoyo" por el abandono de sectores liberales que durante la campaña habrían dado el número para instalar al candidato de centro derecha en el poder. Larraín afirma: “Tengo la convicción de que así como la campaña de 2009 tuvo la capacidad de representar a muchos sectores y, por lo tanto, construir una mayoría que le permitió al presidente Piñera ser elegido, hay una necesidad imperiosa de que el proyecto de la centroderecha a futuro tenga esa diversidad, esos colores, esa apertura y tenga la capacidad de representar a todos los mundos.”
Esa “capacidad de representar a muchos sectores” es falsa. La campaña se definió desde el primero y hasta el último día como la de la centro derecha, portadora del ethos que todo el mundo conoce. Las orgánicas políticas que se alinearon tras el candidato del sector fueron las tradicionales, con la adición de un puñado insignificante de líderes salidos de la centro-izquierda que carecían de orgánicas maduras y, peor aún, de un contingente significativo de adherentes.
Una tesis adicional que de un modo abstruso se blande para explicar la debilidad frente al progresismo sería una cierta tensión disgregadora en la base de la centro derecha. Dice Larraín: “Puedes visualizar dos centroderechas: una tradicional, pro statu quo, conservadora, economicista y neoliberal, versus una derecha moderna, pro cambio social, abierta, diversa y democrática.” La verdad, esta descripción es un embuste mal construido. Nadie entre los líderes de la centro derecha encaja en estos perfiles de maniquí. La UDI, considerada “ultra conservadora” por la propaganda progresista, lleva muchos años en tareas de corte social, con sus jóvenes metidos en el barro en poblaciones marginales y campamentos. Mientras que en RN, donde no escasea la misma línea de actividad, puede encontrarse también a personas de postura conservadora y religiosidad observante.
Ciertamente, nunca antes, durante, ni después de asumir el gobierno supimos los chilenos de esta tensión al interior de la centro derecha. Nadie ignora que desde siempre en ella conviven conservadores, liberales, religiosos, agnósticos y, en fin, toda la gama de perfiles humanos unidos por su preferencia de la libertad y el respeto al individuo frente a las recetas totalitarias y de rediseño social.
Pero las declaraciones siguientes explican de dónde salen estas tesis: “yo me siento evidentemente muy cercano a la centroderecha que el presidente Piñera ha ido elaborando. Hay una visión más conservadora que ha logrado instalar una tesis que, a mi juicio, es equivocada, y que tiene su mejor representación en el libro de Jovino Novoa... Y puedes ver a un mundo que defiende un proyecto político heredado de la dictadura y la protección de ese modelo, versus la conformación de una centroderecha moderna, cuyo principal arquitecto ha sido Sebastián Piñera y este gobierno, que le ha dado legitimidad democrática al sector; que le ha permitido al país retomar el crecimiento, el empleo y el avance en diversas áreas sociales; y que le ha permitido a toda una generación entrar al mundo de lo público y valorar el Estado.” (destaco expresiones reveladoras)
Estaríamos entonces frente a una construcción que con las consignas del progresismo "se ha ido elaborando" después de asumir el poder para desde allí crear sectores antagónicos. En este creativo guión de sectores antagónicos, el “jovencito de la película” es el que "ha dado legitimidad democrática" a la Derecha y que “ha permitido a toda una generación entrar al mundo de lo público y valorar el Estado“, noción que la centro izquierda comparte ciento por ciento.
La trama sigue avanzando por el artero camino de culpar a los “malos” de la eventual pérdida del poder: "La derecha conservadora no entiende los nuevos desafíos del país. Creo que en esa visión radica un derrotismo y una visión de minoría que si no es orgullosa del gobierno que lleva adelante, si no tiene la capacidad y la convicción de proyectar eso a largo plazo, puede ser la responsable de condenar a la centroderecha a pasar en la oposición un buen par de años más."
Esto es una completa infamia. No es en el sector de nuestra política —donde se ubican los arquitectos del “milagro chileno”— donde están los que "no entienden". La consigna de la derecha conservadora como un grupo incapaz de entender las señales de los tiempos es una estúpida idea ya gastada de vieja en el progresismo. Nuestra realidad ha probado hasta la saciedad que los retrógrados y anquilosados son los izquierdistas, aún agitando la lucha de clases, la guerra contra el capital y el imperialismo. La derecha, esa desconocida por estos “asesores comunicacionales”, es la de las ideas potentes que han cambiado este país de punta a cabo.
Estas tonteras serían, en realidad, para la risa. Pero preocupa concluir que demasiadas actitudes del Presidente encajan como anillo al dedo con ellas. Por cierto, la mera formulación de un ideario nuevo, propio de La Moneda, nacido al calor del poder, es un insano* renegar del modelo de libertades heredado. El intento de cogobierno con el progresismo, manteniendo intocadas a sus orgánicas políticas (de “derechos humanos”, “transparencia” y casi todas las ONGs), a sus operadores políticos y homenajeando a sus líderes son otras inquietantes señales. La adscripción al club castro chavista, con rendido homenaje al dictador Hugo Chávez, se suma a otras actitudes que terminan probando que Sebastián Piñera y su entorno inmediato no representan las expectativas de la centro derecha sino las de un deshonesto grupo progresista enquistado y con nula rectitud de intenciones. Y que frente a esta evidente traición, el gobierno ha destrozado su popularidad y su credibilidad, lo cual pone en riesgo la continuidad de la centro derecha.
Siendo imposible aceptar que Sebastián Piñera hubiera comprado esta tonta verborrea a estos pelafustanes progresistas disfrazados de “asesores comunicacionales”, queda claro que el objetivo de alzarse con el santo y la limosna en la centro derecha es del mismísimo Presidente. Y que, a fin de bloquear el acceso al poder de líderes que honren el legado libertario, no tiene escrúpulos en traspasar el poder de vuelta al progresismo. En este escenario, no se puede creer en sus declaraciones de que se retira de la política y no tiene intenciones de repostularse. Ellas deben interpretarse como un maniobra distractiva sobre su persona, ya que mientras dice esto siguen en marcha y con financiamiento iniciativas que lideran estos mismos “asesores” desde orgánicas (“Horizontal”, “Evópoli” y otras)" orientadas a enquistarse con intenciones hegemónicas al interior de la centro derecha.
Por todo ello, la dicotomía que plantea el Presidente entre una gestión de excelencia o la continuidad de la derecha, afirmando que frente a ella se inclinaría por la primera, es una venta de pomada inaceptable. La gestión presidencial se diferencia de la gestión empresarial en que los “accionistas” son, típicamente la mitad mayoritaria de la población del país, muchos millones de personas. Frente a ellas, más que la eficiencia en la gestión, muchas veces sujeta a presiones y negociaciones coyunturales, la prioridad es la supervivencia de las ideas y la presencia en el poder. Los asuntos a resolver para sanear el país exceden con mucho las realizaciones de este y de cualquier gobierno de cuatro años. En el 2010, los votantes votaron por la derecha que a la sazón estaba representada por Sebastián Piñera, del mismo modo que pudo haber estado representada por Jovino Novoa o por cualquier otro. Siendo imperativo que un ser humano represente al sector, esta persona no pasa por ello a apropiarse de la identidad completa del mismo ni menos a constituirse en quien ajuste las visiones del sector a las de su persona. Esta es una noción totalitaria, propia del progresismo que los chilenos sacaron de La Moneda. Un ejecutivo republicano debe transar con sus pares y cuidar de honrar la representación entregada, porque es un cargo político, no gerencial. Y perder la continuidad en el poder es equivalente a fracasar en la gestión. Sin continuidad, no hay gestión excelente.
* Digo insano, porque nadie en posesión de sus facultades se tragaría la especie de que un “nuevo modelo económico” puede diseñarse e implementarse de la nada en tres años. Aunque por 20 años la Concertación nada aportó al modelo desarrollado trabajosa y pacientemente a lo largo de una década bajo el gobierno militar, tampoco pudo desensamblarlo. Ha sido sobre él que se ha podido implementar todas las políticas que han significado algún logro o avance. Ni la Concertación ni Piñera han sido capaces de suscribir o formular ninguna nueva noción, mejora o ajuste del modelo.
Nota: vuelvo a publicar este artículo del 14 de marzo de 2013 (en www.appalandes.com) por considerar que en estos precisos días estamos viviendo las consecuencias del obrar de los artífices del pésimo desempeño político del gobierno.
Nota adicional. A esta fecha, mediados de julio del 2013, al publicarse en La Segunda las movidas de Sebastián Piñera para reelegirse, este asunto se ha vuelto más evidente y la denuncia previa más atinada.
curiosamente, quienes han sido bien evaluados por las "encuestas truchas" han sido los ministros en desmedro de la imagen del narcisista. las metas si bien son ambiciosas, sin darnos cuenta ya se están cumpliendo casi en su totalidad (90% ya es algo tolerable) y la promesa de un millón de empleos, que la gordis no creía posible, se está haciendo.
ResponderEliminarEstamos bien, nos va bien, podemos seguir así.
¿pero que mierda es lo que está perjudicando al conglomerado oficialista?
es precisamente la "mierda" que dejó la concerta y la perpetuó Mr. 24/7 por querer "gobernar con los mejores, independiente de su color político". QUE WEÁ MAS NAIF!!!!! ¿acaso un concertacionista va a favorecer al conglomerado que lo derrotó? NICA!!!! Es más, hará lo que sea con tal de perjudicarlo, aliarse con otros concertarruptos y amargarle el pepinillo a la alianza y asi no morder la mano concertarrupta que le da de comer.
Dudo que Piñera no entienda eso que describes. Lo que nos obliga a concluir que intencionalmente ha actuado de este peculiar modo, como para debilitar las opciones de otros líderes de la derecha e instalarse como el único que puede derrotar a la izquierda.
Eliminary si lo entendiese... ¿por qué no lo frenó? ES EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, for christ sake! El no se debe al conglomerado, sino a nosotros que lo pusimos allí!
EliminarCiertamente, el "conglomerado" que puso a Piñera donde está es mucho mayor a la coalición que pretende ahora controlar totalmente.
EliminarNo milito en ningún partido y voté por él porque representaba a la alternativa a la izquierda, no por ninguna de sus prendas personales que para el caso importan poco.
Si importaran, gente como Bachelet jamás podría optar a cargo alguno.
que manera de pegar combos en el hocico la dra cordero a esa seudo politica de la rincon .......tengo que admitir de que soy un admirador de la doctora , que tiene mas cojones que un hombre pa decir las cosas como son en este pais donde lo politicamente correcto impera!!
ResponderEliminarmuy buena esa subida de video !!
Evelyn Matthei le leyo cuatro claras a la Gordi y esta se chupo toda. Los boludos que asesoran a Pinera y el mismo creen que deben sobarle el lomo a los zurdos.
EliminarEquivocados!
La gente aprecia la rectitud y la hombria, que demasiadas veces ha sido protagonizada por nuestras mujeres.