viernes, 29 de junio de 2012

Este profesor necesita un par de lecciones, con urgencia

Un profesor visitante en la Universidad de Chile, Ricard Vinyes, titula una columna de opinión en La Segunda de hoy con la pregunta ¿Por qué incomoda el Museo de la Memoria? como si la "incomodidad" fuera el sentimiento que mejor describe su rechazo por buena parte de los chilenos.

Como simpatizante de izquierda, usa la nomenclatura pergeñada por esa propaganda para concentrar la "incomodidad" en el "pinochetismo", buscando desacreditar el argumento de que lo expuesto en el tal "museo" no es sino una visión parcial y sesgada. Con un estilo desafiante y ofensivo afirma que en lo expuesto están "todos": víctimas, perpetradores y testigos indiferentes, asimilando la "dictadura" al régimen nazi alemán.

El sujeto yerra en todo.

El monumento ofende a la mayoría de los chilenos porque, lejos de ser un museo ni orientarse a la defensa de los derechos humanos, no es sino una instalación de propaganda de un sector minoritario de nuestra política que busca esconder su responsabilidad en, precisamente, el más brutal ataque a los derechos del individuo bajo el gobierno del castrismo entre 1970 y 1973.

Vinyes ignora o evade la realidad de que la defenestración de Allende fue el fin de la dictadura castrista que se había instalado en Chile arrasando con todos los derechos ciudadanos, armándose a toda marcha y complotando al interior de las fuerzas armadas regulares para conseguir lo que hizo Castro en Cuba y lo que —a 30 años de la derrota infligida en Chile— intentan ahora Chávez, Morales, Ortega y Correa, siguiendo la misma estrategia (hoy corregida) que Allende siguió en nuestro país.

Este tal "profesor" desconoce que los abusados bajo el castrismo —despojados de bienes, propiedad agrícola, industrial, residencial, asesinados y violadas— fueron decenas de miles de chilenos cuyo "crimen" era simplemente ser propietarios de bienes codiciados por las bandas protegidas del gobierno.

El "académico" llama "dictadura" al régimen que nos libró de ella. No parece tener la más mínima noción de la realidad de un gobierno que restituyó los derechos ciudadanos; el derecho de propiedad; el derecho a la libre expresión; el apoyo a la libre iniciativa; la apertura del comercio, finanzas e industria nacional e internacional; el derecho a la protección frente al abuso de la autoridad; el saneamiento de las cuentas públicas; la credibilidad de los registros electorales; el diseño de la institucionalidad para el traspaso ordenado del poder a los civiles; y finalmente, la entrega a los sectores políticos de un país ordenado y lanzado al desarrollo.

La inaudita tesis de este visitante, que asimila el gobierno militar al régimen nazi, es en tal medida disparatada que no resiste la más mínima revisión. Las "víctimas" de lo que llama "dictadura" fueron elementos activos y armados que ultimaron a muchos efectivos militares, sembrando el terror vengativo por la derrota sufrida. No fueron personas inocentes desvinculadas de la política, como sí ocurrió bajo el régimen nazi y BAJO EL RÉGIMEN CASTRISTA DE ALLENDE.

Para él la dictadura fue aquella bajo la cual pululaban más publicaciones de izquierda anti-gobierno que las que circularon una vez traspasado el poder a los civiles (cuando cesó el flujo de fondos extranjeros que las financiaban). Para él el gobierno democrático fue el de Allende, mismo que combatió con todo a los medios no adictos, asesinando personas e intentando bloquear el suministro de papel a los diarios y asaltando radioemisoras y estaciones de TV independientes.

Esta persona desconoce que en el tal museo, están las fotos y biografías de "víctimas" que antes fueron crueles victimarios, como las bandas del MIR y del MCR. Las de los abusadores de Lonquén que cuando se dio vuelta la tortilla fueron ultimados por los mismo pobladores que antes fueron sus víctimas. Las de inocentes y desconocidos militantes comunistas que fueron arrancados de sus lechos, torturados y baleados en plena calle dejando sus cuerpos expuestos a la vista espantada de los transeúntes, pero que ese mismo día sus datos eran entregados con pelos y señales por Radio Moscú (truco que también usaron los activistas nazis y comunistas contra otros gobiernos, para inculparles), siendo que el gobierno militar no tenía la más mínima pista ni interés en ajusticiar a esa gente (ver página 171 de "Terapia para cerebros lavados", de Hermógenes Pérez de Arce).

Podría extenderme mucho más ridiculizando lo que pontifica este profesor visitante, que parece sufrir el síndrome del europeo que cree venir a un continente de ignorantes subdesarrollados. Pero no vale la pena.

Los chilenos rechazamos el tal "museo de la memoria" por lo que dije arriba. Es un mero monumento a una mentira monstruosa que cumple el objetivo de bloquear la verdad. Este señor Vinyes ni siquiera aporta a sujetar la tesis zurda que sirvió para levantar esa instalación. Con su estúpida analogía al régimen nazi sólo debilita esa ignominia.

2 comentarios:

  1. Ellos hacen trampa, pues parte así:¿ Qué paso después del 11? O bien, Pinochet y las 'víctimas'. Más nunca es mostrar, porque ellos quisieron instalar una dictadura comunista y usar la vía armada, para así quedar como 'blancas palomas'.

    Hay que hacer un estudio o escribir un libro sobre esa obsesión de la Izquierda con los nazis.

    Ese debate cubrió buena parte de este mes en el cuerpo 'Cartas al Lector' del Emol. Los argumentos que dan la izquierda no tienen valor. Aquí no hubo exterminio ni genocidio. Sin embargo, la izquierda insiste en ello.

    La izquierda se compara con los judíos de la época nazi. Eso si es obsceno. La Comunidad Judía chilena nunca ha criticado esos desatinos.

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    1. Sospecho que Vinyes se ha tragado completo el guiso con los componentes que mencionas: Pinochet, víctimas, dictadura, régimen nazi. Por eso la tesis que publica hoy en La Segunda, aunque venga firmada por un "profesor visitante", carece de todo valor.

      Ciertamente, es obsceno que los mismos que persiguen a los judíos identifiquen su suerte con la de ellos. Allende, entre otras taras, fue un fervoroso antisemita. Pero dudo que este "profesor" tenga la más remota idea de ello.

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