Luis Larraín Arroyo
Los más destacados, por supuesto, no vivieron ese problema, pues rápidamente ocuparon posiciones políticas y en otro tipo de instituciones que les permitían escapar del ostracismo.
Pero un grupo importante se quedó sin una fuente de ingresos comparable con la que tenían luego de veinte años de vivir del Estado. Perdieron también posiciones de poder. Recién cayeron en cuenta que la alternancia en el poder, elemento consustancial de una democracia moderna, tenía ese peligro.