El TOCOPI, un club no recomendable.

Pese a haber conseguido un cuarto de hotel a nivel de calle con amplia vitrina sobre el acceso por donde entraron y salieron nuestros seleccionados, los “ágiles noteros” de CQC (programa dominical del canal de TV Megavisión) en Sudáfrica no consiguieron entrevistar a ninguno de ellos; salvo una “integrante” que, sonriente, hizo ademán de acercarse a la ventana desde donde la llamaban, pero reaccionó y retomó rauda su camino al bus: Michelle Bachelet.

Rara vez veo TV, pero me tocó presenciar esa escena que catalogo como un verdadero hit del programa: Michelle Bachelet tenía asiento en el bus de la selección, cuestión que dice poco o nada del rendimiento futbolístico pero, como se verá, no deja de ser reveladora de las motivaciones y de las maquinaciones del TOCOPI (todos contra Piñera), que viene organizándose cuidadosamente desde mucho antes de que asumiera el nuevo Presidente.

Hoy, el presidente del fútbol local, Harold Mayne-Nicholls ha reclamado por la prensa que le disgusta enterarse “por la prensa” (sic) de que han sido invitados a La Moneda para ser saludados por el Presidente, acto que todos los gobiernos acostumbran a hacer con cada deportista que se destaca en algún evento internacional con ánimo de expresarle su reconocimiento “en nombre del país”.

Este incidente me trajo a la memoria la visita que el Presidente Piñera hizo a los seleccionados cuando se aprestaban a emprender el viaje a la competencia mundial. Según los medios, la visita fue empañada por la seca reacción del coach Bielsa que, cualquiera haya sido su motivo, no fue afable en su saludo al Presidente, no se quedó para los flashes periodísticos ni departió con los visitantes.

En esa ocasión, Mayne-Nicholls dejó muy invitado “por la prensa” al Presidente Piñera para que asistiera a alguno de los encuentros de la selección en Sudáfrica, sabiendo (como se pudo comprobar en las fallidas entrevistas de los noteros de CQC) que Michelle Bachelet prácticamente formaría parte de la delegación, siendo imposible creerle que no pispara las implicancias políticas de esa determinación.

Encima de eso, se preparó un "reconocimiento" al aporte de US$ 250.000 que la FIFA hizo a Chile con ocasión del terremoto en la forma de una medalla acuñada por la ANFP, que fue pasada a Michelle Bachelet para que ella la entregara personal y ceremonialmente a Blatter, luego de concluida la participación de nuestra selección en el mundial.

Y, para rematar, HMN se manda una declaración de corte netamente opositor al gobierno que definitivamente deja las cosas en muy mal pie: “entiendo que en el país es el sistema que estamos usando. Entiendo que hay gente a la que le agrada ese sistema, pero a mí no me gusta.”

En toda esta saga de la participación de Chile en el mundial, siempre he opinado que el personaje más meritorio es Harold Mayne-Nichols, cuya gestión ha mostrado un profesionalismo y honestidad que no siempre han sido la constante en las orgánicas del fútbol y que ha permitido atraer el concurso de profesionales de calidad, tanto en el cuerpo técnico como en la infraestructura requerida para un buen desempeño.

Sin embargo, no deja de dolerme que una persona de ese perfil permita que el diablo político concertacionista, tan incompatible con el profesionalismo y la honestidad, meta su cola en un deporte tan querido y que siempre había servido para unirnos.

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