Esta vez no hay nadie que pueda ayudarnos

Que la UP/DC terminará imponiendo una nueva constitución lo tengo claro desde que Piñera le empezó a hacer sabanitas cortas a Evelyn Matthei, el 2013. En noviembre de ese año publiqué este post que ha resultado una predicción casi a la letra de lo que está pasando.

Pero, la verdad, no contaba con que la derecha cayera a un grado tal de postración que ya no fuera capaz de oponerse con eficacia al avance del totalitarismo. Aunque en el post de marras anuncié que "se tratará de descabezar a los líderes de la derecha mediante el descrédito, mediante el sometimiento a proceso", creí que la derecha podría incluso ganar puntos contrastando lo malo del gobierno de Bachelet (que hasta las piedras del camino sabían que sería malo) con el vigor del modelo que nos cambió el pelo.

Nada de eso ha pasado. Gente que supuse que jamás agacharía la cabeza está totalmente fuera de circulación y quizás el único que conserva los pantalones en su sitio (Jovino Novoa) es atacado desde sus propias filas.

Y es penoso, porque la arremetida judicial que anunciamos el 2013 plantea un escenario en el que los atacados (sabiendo que se trata de vencer o morir) pueden contraatacar con una cantidad gigantesca de municiones acumuladas en más de 20 años de corrupción de la UP/DC. Podríamos haber asistido a entrevistas de esas que paran los pelos viendo a gente de la UDI y RN acusando al régimen de controlar a fiscales y jueces, de haber tapado por años las operaciones más gigantescas de corrupción (MOP-Gate, sobresueldos, pensiones brujas, industria de los DD HH, etc.). Pero... nada.

Algunos amigos blogueros vieron hasta conveniente que volviera la UP/DC, pensando que en vista de sus conocidos excesos esta vez saldrían para no volver en mucho tiempo. Pero las omisiones y pusilanimidades de los partidos de la derecha han hecho que el país entero se esté yendo al tacho con ellos.

Y eso sí es preocupante. Son millones los chilenos que, de corazón, apoyan y han hecho propio el modelo que nos sacó de la barbarie y la mediocridad. Pero ellos han estado financiando el actuar de parlamentarios que, definitivamente, no piensan lo mismo.

En mi opinión, lo único que va quedando es que la gente empiece a reaccionar. Creo que hay que empezar, con cualquier medio al alcance, a hacer patente el rechazo al régimen que se está instalando: salir a la calle, plantear iniciativas en Twitter, FB y redes sociales, organizarse, armar partidos, lo que sea.

Esta vez no hay nadie que pueda venir en nuestro socorro, como en 1973. Y me repugna tener que agarrar mis bártulos y abandonar mi país, como hacen en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina.