En estos días de elecciones se escucha a los dirigentes de la Concertación alabar los 20 años de transformaciones que habrían realizado. Nada más falso. Los de la Concertación fueron años de dejación. Las únicas y grandes transformaciones que se han realizado en Chile durante las últimas décadas las realizó el gobierno militar: hubo que tener coraje y tenacidad para ello. Y el país destruido que produjo el estatismo más la revolución DC-UP cambió a otro pujante, lleno de oportunidades y con gran mística.
Luego, y durante 20 años, sólo se limó esa pujanza desconfiando de las personas. Así tomamos un camino que nos acerca al pasado de fracaso que caracterizó al Chile anterior a 1973.
La Concertación cerró las posibilidades para que la obra germinal del gobierno militar continuara proyectándose en muchos campos (era imposible abarcarlo todo desde un comienzo), e impidieron que ésta se desarrollara en otros nuevos que surgieron después, como las concesiones, cuyos limitados contratos dificultan enormemente la posibilidad de mantener actualizado al país en su infraestructura, además de habérselas vinculado a la corrupción. Numerosos servicios públicos son ejemplo de dejación, y la Carretera Austral quedó inconclusa; el Transantiago fue una agresión al pueblo.
También ensalzan una pretendida economía social de mercado: otra mentira. Sólo disfraza el estatismo (la campaña de Frei y "más Estado") que nos lleva al pasado de frustración. Éste no confía en la libertad y plantea un dirigismo propio de las derrotadas ideologías totalitarias. La verdadera economía social de mercado, en cambio, afirma la sustancial libertad de las personas, junto con asegurar espacios de participación para el mundo del trabajo.
Estos dirigentes postulan, además, un nuevo pacto constitucional y otras leyes de megarreformas que nos retrotraen a los postulados totales de nuestra indeseable experiencia revolucionaria anterior al 73. Revelan una incapacidad para apreciar la realidad y efectuar los ajustes que se requieren. La no realización de éstos durante dos décadas caracteriza su labor como una larga dejación, que es lo que tiene a Chile a medias. De aquí la importancia de numerosas reformas micro en todos los campos, según persigue el actual gobierno. Para ello hay que jugarse y tomar decisiones: algo que no está en el ADN de la Concertación. Hay que reafirmar la libertad y la creatividad de las personas, y la necesidad de abrirles oportunidades.
También ensalzan una pretendida economía social de mercado: otra mentira. Sólo disfraza el estatismo (la campaña de Frei y "más Estado") que nos lleva al pasado de frustración. Éste no confía en la libertad y plantea un dirigismo propio de las derrotadas ideologías totalitarias. La verdadera economía social de mercado, en cambio, afirma la sustancial libertad de las personas, junto con asegurar espacios de participación para el mundo del trabajo.
Estos dirigentes postulan, además, un nuevo pacto constitucional y otras leyes de megarreformas que nos retrotraen a los postulados totales de nuestra indeseable experiencia revolucionaria anterior al 73. Revelan una incapacidad para apreciar la realidad y efectuar los ajustes que se requieren. La no realización de éstos durante dos décadas caracteriza su labor como una larga dejación, que es lo que tiene a Chile a medias. De aquí la importancia de numerosas reformas micro en todos los campos, según persigue el actual gobierno. Para ello hay que jugarse y tomar decisiones: algo que no está en el ADN de la Concertación. Hay que reafirmar la libertad y la creatividad de las personas, y la necesidad de abrirles oportunidades.
[Fin del artículo]
He publicado estas líneas porque es el mejor homenaje que puedo hacerles, ya que por fin empiezan a aparecer las verdades que vengo denunciando desde que inicié este blog.
La llamada "Concertación por la Democracia", cuyos líderes denostaron el modelo hasta el paroxismo, al momento de asumir el poder ganado en base a astucia propagandística encontraron que la mejor idea era apropiarse de sus logros como si fuera obra suya.
Eso podría no haber sido tan criticable si no hubiera sido que detuvieron el impulso que traíamos (es cosa de ver las estadísticas de crecimiento, que desde 8% cayeron a 2% bajo la inepta Bachelet) y que infestaron la administración pública de elementos cuya principal "virtud" era ser seguidor político con el resultado espantoso de la explosión corruptiva que finalmente definió los 20 años de lo que hoy llamamos corruptacionismo.
Eso, sin contar la vergonzosa gestión que menciona el articulista y la pésima conducción de los asuntos externos, con funestas consecuencias que aún estamos recogiendo.
La obstrucción y sabotaje que ahora protagonizan desde la oposición es la señal más clara de que esa coalición debe pasar muchos años más alejada del poder. Al menos hasta que la gestión de la derecha consolide las buenas prácticas y el ritmo de marcha que les impida repetir sus trastadas.
No pueden levantar el trofeo que no es de ellos.... que actitud más horrible!!!!....
ResponderEliminarCuando la cAncertación trató de aplicar sus teorías keynesianas, la economía automáticamente descendía (aumento de impuestos y mayor gasto fiscal). Seguían las teorías clásicas del gobierno militar, como la flexibilidad del tipo de cambio, y ayudaba en la confianza del país.
Nuevos royalties y la inversión bajaba; más rigidez laboral y mayor desempleo; se creó una regla de superávit estructural, donde debemos ahorrar como país para así invertir, y crece la confianza; llegó Velasco y Bachelet y no la respetaron, a las pailas nuevamente el crecimiento.
Otro gallo cantaría si Piñera tuviese un hombre como Büchi aplicando sus planteamientos de finales de los 80, la época de oro para Chile!
Saludos.
A nadie se lo he escuchado, pero el país está RETOMANDO LOS INDICADORES QUE DEJÓ EL GOBIERNO MILITAR en cuanto a índices de crecimiento, de actividad y de todos los indicadores de una economía optimista y pujante.
EliminarLuego de llegada la corrupción concertacionista, el país apenas duró un par de años con el "vuelto" que traía. Desde entonces empezó a decaer hasta que bajo Bachelet llegó a poco más del 2% de crecimiento anual.
La derecha debe seguir gobernando, porque en ella hay mucha gente como Büchi y otros que formaron parte del equipo que sacó al país de la mediocridad.