viernes, 10 de agosto de 2012

La lucha ES entre la derecha y la izquierda... y lo seguirá siendo.

En medio de la llamada "movilización estudiantil", el 3 de julio del 2011 (¡hace 13 meses!) publiqué un artículo que incluía este párrafo: "El actual gobierno y el ministro de educación, que frente a estas manifestaciones tienden a actuar como si fueran "de verdad" y no —como todos sabemos— otro recurso de combate político que clama por ser desenmascarado, anuncian que recogen estas "inquietudes" y el envío de ellas al Congreso para que allí se examinen y discutan."

Pero los del gobierno no se atuvieron a eso. Visto que los movilizados no se dieron por notificados de ese anuncio e incrementaron su actividad de protesta, el Presidente declaró en el extranjero que el tal movimiento le parecía "digno, grande, hermoso" y de vuelta en Santiago se sentó con el entonces ministro del área a redactar un plan que luego se comunicó por TV con una destreza mediática que obligaba a pedir la cabeza de los asesores (cosa que creo hice, por Twitter).

Con todo, debemos admitir que aunque la presentación televisiva hubiera sido digna del Oscar, nada se habría avanzado en conseguir que quienes aparecían liderando la agitación se avinieran a entendimientos ni negociaciones. Por eso advertí que hacían muy mal en abrirle las puertas de La Moneda a los jóvenes destacados por el PC. Ese gesto sólo cooperaría a fortalecer artificialmente el perfil de liderazgo de los activistas tornando las movilizaciones todavía más virulentas, temor que se cumplió íntegramente.

Completándose el 2011 se agravaba la demora en la toma de la iniciativa por parte del gobierno, sobre todo considerando que los mejores expertos del área de educación están y siempre han estado en la centro derecha (Gonzalo Vial [QEPD], Patricia Matte, Harald Beyer y muchos otros), hecho que resultaba más irritante mientras —entrando en el 2012— los verdaderos culpables de la debacle escolar se aprovechaban de la situación.

La afortunada llegada de Harald Beyer aportó la visión y destreza en la disciplina que estaba haciendo falta y que seguramente incluía condiciones a La Moneda para dejarle espacio de maniobra sin que se repitieran los papelones como el de la foto y aquel del cual Felipe Bulnes pudo zafarse sólo después de arduo trabajo.

El efecto ha sido el esperado. Privado de tribuna y reconocimiento exagerado del gobierno, el movimiento ha perdido convocatoria y ha ganado en rechazo de la ciudadanía, que —por más esfuerzos que hace la oposición— reconoce que las cosas se están llevando por los cauces adecuados con algunos logros que han conseguido para las autoridades recuperar el prestigio antes dilapidado por vacilación e impericia.

Faltando avanzar en el plano mediático, donde a estas alturas debería estar clara la manipulación que para algunos de nosotros ha sido evidente desde el primer minuto, hoy la ciudadanía se muestra cansada de la violencia y la pretendida legitimidad del movimiento se empieza a trocar en rechazo.

El mismo Presidente ha migrado desde lo de "digno, grande, hermoso" a "ayer, con una presunta marcha estudiantil, vimos nuevamente una jornada de violencia, vimos a delincuentes que quemaron tres buses del Transantiago"

Pero todavía le falta claridad a don Sebastián Piñera cuando añade "esta no es una lucha del gobierno con la oposición, de la derecha con la izquierda", creyendo que de este modo aísla a los exaltados, a los violentos, para que puedan ser rechazados por todos.

Aparte de que eso NO ES CIERTO —porque es evidente que esta es una forma de lucha opositora con claro involucramiento del sector que lidera el PC con logística y financiamiento exterior— el Presidente pierde la oportunidad de sacar al pizarrón a los que han maquinado (y seguirán maquinando) TODAS las manifestaciones que no cesarán sino hasta que hayan conseguido recuperar La Moneda, sea en el 2014, en el 2018 o cuando sea.

Esta lucha ES entre la derecha y la izquierda. O, para los más "centrados", entre centro-derecha y centro-izquierda, que si no lo hizo durante los 20 años en que gobernó con el modelo de libertades heredado del gobierno militar, nada indica que esté dispuesta a asumir su derrota ideológica ni menos todavía a conformarse con ceder el poder político amañado durante esos 20 años.

Y ganar el control de La Moneda (a medias, porque varias de sus dependencias son AÚN controladas por personas vinculadas a la oposición) no es sino la primera escaramuza en esta lucha, que debe seguir (entre otras muchas cuestiones pendientes) con:

- ganar el control del Congreso, y con la protección de esas mayorías,
- ajustar y limpiar la administración, además de
- modificar las normas para librar a la administración de justicia de malos elementos,
- regularizar el funcionamiento del aparato contralor administrativo y de transparencia,
- terminar con el flujo de fondos estatales hacia las ONGs controladas por el progresismo y
- reponer en el Tribunal Constitucional a juristas que de verdad merezcan alcanzar esa cátedra.

2 comentarios:

  1. Aparte de la falta de seriedad de acusaciones lanzadas sin mayor fundamento que sus propias ideas me gustaria que explicara a que se refiere con "modelos de libertades heredada del gobierno militar"... ¿Es un mal chiste cierto?

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    1. Buena pregunta.

      Primero, el modelo de libertades heredado del gobierno militar fue respetado en sus trazos fundamentales por la Concertación simplemente porque nunca tuvieron (ni nunca tendrán) un modelo alternativo que ofrecer con alguna posibilidad de éxito.

      Este mismo modelo fue el que combatieron hasta el día en que ganaron la elección a La Moneda, pero —visto que no se atrevían a siquiera proponer sacarlo— lo usaron para beneficiarse de sus resultados, tanto para vestirse con plumas ajenas como para entonar las finanzas de sus tiendas políticas y personales. Por eso la Concertación ha pasado a la historia como la administración más corrupta jamás conocida.

      El modelo heredado es el marco institucional político y económico que basado en el respeto a la iniciativa de las personas y a su patrimonio de ideas y activos, limita la gestión pública (a cargo de las autoridades y funcionarios que pagamos entre todos) al buen manejo de esos fondos y a formular políticas que fortalezcan la libertad y las capacidades de las personas para arreglárselas por sí mismos, sin dependencia de nadie.

      Es decir, toda reforma que tienda a fortalecer y acrecentar el ámbito de dominio de los funcionarios y autoridades es CONTRARIO a nuestro modelo y abre los resquicios por los cuales se escapa la rentabilidad del trabajo de cada chileno y, lo principal, su libertad.

      Este modelo, contrario al de casi todos nuestros vecinos latinoamericanos ha sido el que sacó a Chile de la cola del continente y lo puso a la cabeza.

      Para 1959, Cuba era mucho más próspera y adelantada que Chile, pero siguió una trayectoria contraria a nuestro modelo. Nosotros no iniciamos el camino hacia la libertad sino a partir de 1973, cuando nos libramos de la dictadura castrista y en apenas 20 años ya habíamos superado con largueza a ese sufrido país. Cuba lleva 50 años de retraso y miseria. Chile todavía no cumple 40 de marcha libertaria y para esa fecha la distancia será sideral.

      ¿Por qué? Porque lo que impulsa al desarrollo es la libertad. Son las personas que emprenden las que empujan el carro. Dicho de otra manera, el desarrollo es cosa de empresarios, no de funcionarios.

      Espero te haya quedado claro, Alansar

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