Al cabo de años de mentiras monstruosas, boicot, agitación y confabulaciones, la coalición progresista "Concertación por la Democracia" logró en 1990 recuperar el poder político en Chile.
Con demagogia y corrupción, el grupo se aferró a la Presidencia por 20 años, pero al costo de abortar el acceso a niveles más altos de desarrollo (bajo su régimen la tasa de crecimiento cayó desde 8% hasta 2%) y dañar casi irreparablemente cuestiones esenciales de la institucionalidad, entre ellas la educación pública [+] y la seguridad ciudadana [+]. click en signo + para descripción detallada
Aunque muchos aspectos de la vida nacional se vieron afectados, las políticas corruptas y totalitarias del concertacionismo arruinaron la calidad de la educación pública y dispararon el nivel de delincuencia e inseguridad hasta un nivel que puede catalogarse como criminal, por la enorme magnitud del daño infligido.
Producido el cambio de gobierno, muchos chilenos esperábamos que ambos asuntos constituyeran la principal preocupación del nuevo equipo, aún sabiendo que no iba a ser nada fácil resolverlos bajo el fuego graneado de un grupo que nunca ha practicado una forma decente de hacer política.
Varios artículos en este blog describen la magnitud y estrategia del aparato obstruccionista de la oposición [+], que se organizó y empezó a operar desde que se conoció la derrota de la Concertación, el 17 de enero de 2010.
Supusimos que en La Moneda, con acceso infinitamente más expedito a las fuentes de información, se evaluaría adecuadamente este factor elaborando estrategias apropiadas para neutralizarlo. Por eso nos aterró que, contrariamente a lo esperado, se convocara a un "gobierno de unidad" invitando a los concertados a sumarse a las labores de gobierno ofreciendo a algunos de ellos altas posiciones en la nueva administración.
Luego, en vez de volverse hacia los expertos derechistas en estos temas (que son lejos lo mejor de la nación), se priorizaron planes de acción que parecieran gratos a los ojos de los vociferantes, sin siquiera mencionar (quizás por ho herir susceptibilidades de la oposición) que los fondos de ayuda social iban a resultar mucho más efectivos, ya que las gruesas capas que los filtraban en su propio beneficio estaban ahora fuera del gobierno.
Torpes apariciones en TV y planes que desautorizaban tanto al ministro como el plan original pensado para la educación sacaron del "gobierno de unidad" a quienes se suponía formaban parte de él por derecho propio: los derechistas que consiguieron instalar al actual gobierno en su sitio.
El precio de esta torpeza lo está pagando, cómo nó, el propio gobierno y, peor aún, la nación toda.
Los autores de este crimen han movilizado sus activistas con el claro objetivo de culpar al gobierno de lo que "no se hace" en educación y con la cooperación del aparato de justicia —en la que destacan la Fiscalía Nacional y la Corte Suprema— y de los principales medios también culpar al nuevo gobierno de haber fracasado en la lucha contra la delincuencia.
El protagonismo del tema educación ha sido apropiado por el castrismo local. Tanto el comunista Teillier como el joven activista Giorgio Jackson aseguran que "no habrá acuerdo", seguros de contar con la complicidad opositora.
Y con la complicidad del gobierno, que intimidado por el activismo les abrió las puertas de La Moneda, han transformado a los activistas en personajes públicos que, de seguro, serán usados por el PC para bloquear la posibilidad de que el gobierno pueda echar mano de su propia agenda (que jamás debió abandonar) y "seguir la lucha" en el Congreso. [+]
En el tema seguridad ciudadana, el presidente del Senado, Guido Girardi, y otros parlamentarios concertacionistas como Felipe Harboe, con sorprendente descaro (animado por la torpeza del gobierno) llevan la voz cantante en una materia en la que su coalición política fue la ÚNICA culpable.
Dada la orquestada reacción mediática y de la nomenclatura opositora, este parece ser el tema que vendrá a echarle más combustible a la hoguera encedida tanto para ocultar la autoría de este crimen social como para endosarla a la "derecha dictatorial".
Finalmente, tal parece que los dos más grandes crímenes del régimen concertacionista ya han encontrado un chivo expiatorio: un gobierno pusilánime y atrapado en una agenda secreta que ni sus partidarios entienden.
Que Dios nos ampare
ResponderEliminarDebemos asegurarnos de que gobierno sucesor sea real y efectivamente de derecha. Única garantía de afianzar la libertad para no recaer en el corruptacionismo totalitario.
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