Carlos Alberto Montaner
¿Cuál es el legado de Hugo Chávez? Al fin y al cabo, gobernó a su antojo
durante 14 años (1999-2013). El período más largo de la historia de
Venezuela, exceptuado Juan Vicente Gómez (1908-1935), otro militar de
mano dura que se murió mandando. Digámoslo rápidamente: la cubanización
de Venezuela. Esa calamidad es la herencia que deja a sus atribulados
compatriotas.
El 5 de marzo del 2013 se anunció la muerte de Hugo
Chávez. Se cumplían 60 años exactos de la de Stalin. Chávez estaba
clínicamente muerto desde mucho antes. Tal vez desde fines de diciembre,
pero lo mantuvieron artificialmente "vivo", con el encefalograma plano,
conectado a máquinas que estimulaban los latidos de su inútil corazón.
Durante
ese período, el gobierno cubano se dedicó febrilmente a organizar la
transmisión de la autoridad en Venezuela. No podían desconectarlo hasta
tanto no tuvieran todas las riendas del poder en las manos. Los Castro
defendían subsidios por trece mil millones de dólares anuales, incluidos
unos cien mil barriles diarios de petróleo, de los cuales Cuba
reexporta la mitad.
Era importante prolongar el control del rico
país sudamericano mientras se pudiese. En Venezuela se cumplía el
destino trágico de las colonias: nutrir a la metrópolis. Más o menos
como los insectos cautivos alimentan a las tarántulas que los van
devorando lentamente.
Lo extraño, en este caso, es que el insecto
es mucho mayor que la tarántula. ¿Cómo una pequeña, improductiva y
empobrecida isla caribeña, anclada en un herrumbroso pasado soviético
borrado de la historia, puede controlar a una nación mucho más grande,
moderna, rica, poblada y educada, sin que siquiera haya existido una
previa guerra de conquista? La clave de esa anomalía está en Chávez.
El
axioma funciona así: Hugo Chávez se convirtió en el caudillo de
Venezuela. Un caudillo es alguien que voluntariamente o por la fuerza
asume el liderazgo para dirigir a una sociedad en la dirección que él
decide. Entre las prerrogativas del caudillo está la de transferir su
autoridad a otra persona o entidad. Al borde de la tumba, presionado por
los Castro, Chávez admitió la designación de Nicolás Maduro, sugerida
por La Habana. Ergo, de facto, Cuba es el gran poder en Venezuela.
Este
vasallaje contra natura comenzó en 1994, cuando Hugo Chávez conoció a
Fidel Castro y el cubano lo sedujo, pero se selló totalmente a partir de
abril del 2002, cuando el ejército venezolano le dio un golpe a Chávez y
lo obligó a renunciar, al menos durante 48 horas.
A partir de
ese episodio, Chávez no creyó nunca más en sus compatriotas, políticos o
militares, y se entregó totalmente en las manos de "los cubanos". ¿Qué
le daban los cubanos? Una visión, un método y una misión, pero, sobre
todo, informes de inteligencia sobre políticos, periodistas y militares.
Detectaban deslealtades y se las revelaban. La información es poder.
Cuba reunía y entregaba toda la información, subrayando los peligros
para que Chávez estuviera eternamente agradecido.
Nadie conocía
mejor que "los cubanos" los secretos de las tribus chavistas, muchas de
ellas mal avenidas. Lo conocían todo: los delitos de los narcogenerales,
los robos de la boliburguesía, las deslealtades de los supuestos
aliados, la conducta íntima de los jefes, sus familias, sus hijos. Esa
información podía destrozar a cualquiera que se les opusiera.
Ese
poder siniestro convertía a La Habana en el único factor aglutinante.
Las tribus chavistas le temían. Como en los versos de Borges, los unía
el espanto. Cuando alguien se rebelaba contra su autoridad, le
entregaban el dossier de sus inmundicias o le deslizaban un par de
datos. No hacía falta más.
Cuando desconectaron a Chávez, ya
Maduro había sido ungido, violando la Constitución. Era el hombre de los
cubanos. Se había graduado en La Habana, en la Escuela del Partido. No
era un político, ni un militar, ni una figura de peso. Era un monigote
al servicio de Cuba. Era el legado de Chávez.
Todos ya sabemos del nefasto legado del mico mandante, pero Montaner aporta una interesante perspectiva que explica el grado de penetración y control de la tiranía castrista en la abusada Venezuela.
ResponderEliminarSiendo de una audacia inaudita introducirse abiertamente entre el pueblo que se busca subyugar, creo que tal como están las cosas, los venezolanos tendrán que empezar por ajustarle las cuentas a los cubanos castristas que están entre ellos.
Ayer, la periodista Mirna Schindler de CNN dijo que no se podía comparar lo que pasaba en Venezuela con el Chile de Allende. Si es lo mismo.Ella omitía la influencia y control cubano. Las clases medias a quien la Izquierda detesta se han alzado en los dos países.
ResponderEliminarOmitieron el golpe de Estado que quiso dar Chávez contra Carlos Andrés Pérez. Solamente mencionaron el que sufrió Chávez.
Mirna Schindler es, mucho más que una discreta periodista, una furibunda activista del castrismo. Su tratamiento de estos temas carece de todo crédito. Y en cuanto a CNN, esa estación fue introducida al país por la UP/DC y desde el primer día ha mostrado la tendencia "progresista" que caracteriza a la estación en Estados Unidos. Maduro la sacó del aire, pero los agentes de la estación pudieron llegar rápidamente a entendimiento con la dictadura.
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