Adolfo Ibáñez
El Gobierno ha logrado una meta importantísima, al hacer que la polémica por las reformas se vaya por las ramas. Esto ha significado que todos los interlocutores dan por válida su necesidad, y la discusión se termina centrando solo en detalles operativos: para hacerlas menos malas, dicen los opositores. Pero no agregan ni una salvedad respecto del objetivo básico de ellas, que apunta a desechar los fundamentos que han transformado al país positivamente en las últimas cuatro décadas.
La izquierda desprecia y no puede aceptar ni el concepto ni la tremenda realidad de la dinámica social que ha hecho de Chile un país de clase media. Es estática, además de pasada de moda. Según ella, y con el pretexto de protección, nadie puede moverse sin su autorización: la de sus iluminados conductores o custodios de la conciencia de clase, que se valen de una burocracia inmensa para transformar a las personas en autómatas. También se beneficia del aspecto fantasioso que campea en nuestra mentalidad colectiva, lo que permite concebir que lo irreal sea factible. Nuestro estatismo está moldeado en mayor o menor medida por estos rasgos.
En lo económico, el crecimiento constituye el modo más seguro, rápido y efectivo para incrementar la recaudación tributaria en forma estable. En la educación hay que liberar a los profesores del Estatuto Docente y su control inmovilizador por el Colegio de Profesores tutelado por los comunistas y, a la vez, destacar con fuerza a quienes poseen la capacidad de gestión que permite que los buenos profesores rindan en su labor. El sistema binominal ha aminorado la hegemonía y el monopolio del poder por parte de los políticos, asegurando los grandes equilibrios que le han dado estabilidad al país en estas décadas. La Constitución ha asegurado la manifestación de las personas, que son las que impulsan a las fuerzas sociales; la canalización institucional de estas energías ha permitido que la sociedad florezca, se diversifique y se enriquezca espiritual y materialmente.
Los aspectos señalados han permitido dejar atrás el estancamiento material y el empequeñecimiento espiritual del Chile de mediados del siglo XX. Para una mentalidad de izquierda es natural querer demoler las bases del progreso. Preocupa, en cambio, que los que son ajenos a esa mentalidad no destaquen el hecho de que las reformas siguen siendo perniciosas, puesto que ellas implican un profundo desprecio por la dinámica social que lleva al bienestar para todos.
Nunca he creído en la conversión de la UP a la democracia. Ni tampoco en la conversión de la DC a la rectitud y honestidad. Ahora que han sentado a la mesa al castrismo del PC, ambos quedan unidos en la UP/DC que representa, en términos simples, lo peor de Chile.
ResponderEliminarIncrementar la carga tributaria y adueñarse de la salud, la educación y demás áreas de actividad calza perfecto con el talante totalitario que caracteriza a ambas agrupaciones.
Así es. Yo fui más ingenuo en los 90, y les creí a los ex UP;_ aunque luego me di cuenta del lavado de cerebro, y descubrí que los partidos de Izquierda de la Conceratción nunca fueron liberales. Por mucho que se llamen para la academia 'Izquierda liberal'.
ResponderEliminarLa DC te dirán que son estatistas, mas no totalitarios. Según yo, la DC bordea el totalitarismo, creyendo defender las "libertades" a costa de borrar los resguardos constitucionales a las libertades. Su propia confusión ideológica los llevan al talante totalitario.
El caso de la DC es uno de corrupción. La noción de que es legítimo enriquecerse en la gestión pública o la representación política les lleva a aceptar cualquier cuestión que les permita aferrarse en la teta.
EliminarSiendo que nada en la ideología de la DC ni de la UP resiste la más mínima revisión ni menos la discusión abierta y democrática, se aseguran, además, de controlar la prensa, las universidades y las instituciones que generen opinión.
Desde niño siempre supe que la DC era el acrónimo de democratacarroñas. ellos jamás se convirtieron a la democracia, solo fue una careta. la derecha me decepcionó después del primer año del payaso y volvieron a esa suerte de "inexistencia" e "inocuidad" de la que gozaban durante el decenio 1963 - 1973. claro que ahora quienes "defendian" el legado de la libertad y progreso que instauró el modelo de la "dictadura más sangrienta de todos los tiempos" unos murieron, otros se retiraron a sus cuarteles de invierno y otros se limitan a blogs.
ResponderEliminarOrgulloso de ser Chileno, Avergonzado del gobierno.
También la DC representa a la Desgracia de Chile.
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