Valentina Verbal
La renuncia de Claudia Peirano, antes de asumir como subsecretaria de
Educación, como consecuencia del rechazo a su nombramiento de parte del
llamado “movimiento estudiantil”, ha llevado a algunos analistas a poner
en el tapete el exagerado dogmatismo de dicho movimiento. Los análisis
han sido algo superficiales. Pocas veces se ha entrado al fondo de las ideas de los dirigentes estudiantiles (de los más visibles) y, por tanto, a las concepciones que inspiran sus reivindicaciones.
Una cuestión clave de entender es su particular visión de la
democracia. Por supuesto, al analizar este punto en una columna de
opinión se corre el riesgo de simplificar un poco las cosas, sin
distinguir los matices y diferencias que conviven entre los dirigentes
estudiantiles. Pero valga aclarar que aquí se hace referencia a la
visión de un importante segmento, integrado por la izquierda que no
adhiere a la Nueva Mayoría y que es el preponderante en la actual Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH).
Aclarado lo anterior,
¿en qué democracia creen los dirigentes de la CONFECH? En
primer lugar, no creen en una democracia formal, como rayado de cancha
para todos. Las reglas de una democracia son buenas o malas en la medida
en que benefician o no a la causa por la que se lucha.
A contrario sensu,
si mediante la democracia se favorece el desarrollo de las ideas que se
rechazan (por ejemplo, el capitalismo), el sistema es malo y debe ser
reformado.
En segundo término, y al no existir un rayado de cancha común en que se pueda ganar
o perder, no existen los adversarios políticos, entendidos como
detentadores de ideas contrarias o distintas, pero igualmente
respetables. Cobra, bajo esta visión, real sentido la división entre
buenos y malos, típica de los discursos sectarios que se anidan con
facilidad en regímenes autoritarios. No es casualidad que procesos como
el de Venezuela, cuyos opositores son tachados de “escuálidos” por el
gobierno, hayan sido defendidos por la actual directiva de la FECH. Bajo este
modus operandi, la democracia lejos está de ser, además de una forma de gobierno, una forma de vida.
La tercera característica de esta “democracia estudiantil” es
el rechazo al voto individual: a que las personas naturales expresen su
voluntad electoral de manera autónoma, y no subsumidas en asambleas o
corporaciones. La clásica definición de persona
de Manlio Boecio, como “sustancia individual de naturaleza racional”,
es completamente desechada. La voluntad individual tiende a dividir al
pueblo, a hacerlo más egoísta y a terminar adhiriendo a las visiones
ideológicas que se rechazan. La “verdadera democracia” es de asambleas o
corporaciones.
Como señalé en una
columna anterior,
esta característica no dista mucho del sistema corporativista italiano,
planteado por el régimen fascista de Benito Mussolini (1922-1943). Al
fin y al cabo, la “democracia estudiantil” aquí descrita tiene como
trasfondo una idea colectivista de la sociedad, en la que las personas
pueden (y deben) ser anuladas en beneficio de las asambleas y
corporaciones, y finalmente del Estado, fuera del cual, parafraseando al
mismo Mussolini, nada debe existir.
En cuarto lugar, la “democracia de los estudiantes” es tan
oligárquica como el sistema que rechazan (democracia y capitalismo
liberales). La diferencia es que los “intelectuales orgánicos” de esta
democracia estarían al servicio de los sectores populares,
históricamente oprimidos por la oligarquía capitalista. Lo que llaman
“participación ciudadana” no implica, ya dijimos, depositar un voto
personal; pero tampoco, incluso a través de organizaciones de la
sociedad civil, incidir ante las autoridades políticas para lograr
determinados cambios sociales. La “democracia estudiantil” entiende la
participación ciudadana como la supremacía de las asambleas manejadas
por unos pocos iluminados, sus dirigentes, que hablan por y para las
personas.
Finalmente, ¿en qué se diferencia esta visión de la del Partido
Comunista? Si bien esto da para otra columna, al menos mencionemos dos
elementos. Primero, en el término de la mediación del Partido: las
asambleas lo reemplazarían. Segundo, en el cambio de categorías
discursivas: ya no se habla, por ejemplo, de proletariado, sino de
ciudadanía. Pero de ciudadanía, reiteremos, mediada por asambleas o
corporaciones, totalmente controladas por unos pocos sabelotodos.
Esta es —matices más, matices menos— la visión de democracia del
movimiento estudiantil. Es de esperar que durante este 2014 los medios
de comunicación y algunos sectores políticos, como la misma Nueva
Mayoría, dejen de santificar a sus dirigentes, como en la práctica lo
han venido haciendo desde las manifestaciones de 2011.
La Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) marcó su posición frente a la situación por la que atraviesa Venezuela y calificó como “jornadas de desestabilización” contra el gobierno de Nicolás Maduro las protestas convocadas por la oposición, las que han dejado hasta la fecha un saldo de 13 fallecidos.
ResponderEliminarA través de un comunicado, la organización condenó la violencia registrada en los últimos días, que no duda en atribuir a “sectores de la derecha venezolana con el fin de desestabilizar y frenar el proceso revolucionario que ha llevado adelante el pueblo de Venezuela”.
Además de lamentar las muertes registradas “durante el transcurso de las jornadas de desestabilización”, la ACES acusó la existencia de una “campaña comunicacional a nivel latinoamericano y en especial en Chile, que busca legitimar los intentos golpistas en Venezuela”.
“Por tanto, apelamos a los dirigentes estudiantiles y sociales de nuestro país a no ser cómplices de ello y hacer uso de la memoria para recordar de lo que son capaces los poderes económicos y políticos cuando ya no pueden mantenerse en el poder de forma ‘pacífica’ y acuden a la violencia, sea como el primer intento de golpe de Estado como el golpe ‘suave’ impulsado hoy en día”, indica.
También rechazó las declaraciones formuladas por el Presidente Sebastián Piñera, en las que ha instado a la administración de Nicolás Maduro a hacer valer el Estado de Derecho y a respetar las libertades en su país.
“Dicho ‘golpe suave’ no es propio solamente de los sectores representados por Leopoldo López y María Corina Machado, también está siendo respaldado por algunos gobiernos como el nuestro que busca legitimar dichos intentos comparando las movilizaciones chilenas con la realidad venezolana, cuyas motivaciones son profundamente distintas partiendo por el origen de cada uno. Nuestro respaldo es al pueblo venezolano y sus conquistas que pasan más allá del gobierno actual, no queremos para nadie una realidad como la nuestra, que violenta a diario a sus habitantes con la desigualdad y la más cruda represión”.
El pasado sábado 15 de febrero fue la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) la que rechazó las protestas ciudadanas en Venezuela y señaló que “no nos sentimos representados por el actuar de sectores estudiantiles venezolanos que se han puesto del lado de la defensa del viejo orden, opuesto al camino que el pueblo ha definido”, según informaron a través de un comunicado. De igual forma, la entidad manifestó su rechazo a “todo intento de desestabilización, acaparamiento de alimentos y de golpismo que busca pasar por encima de las decisiones soberanas del pueblo venezolano, y cortar por esa vía el camino revolucionario que ha escogido”. Las declaraciones desataron múltiples críticas por partes de los partidos políticos, particularmente de la Nueva Mayoría.
En paralelo, si bien la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) no criticó directamente a Nicolás Maduro ni a su gobierno, sí moderó su postura al valorar “el derecho a manifestación pacífica” de los ciudadanos venezolanos. “Como FEUC valoramos que estudiantes y ciudadanos en general, independiente de su postura política, quieran hacer uso de este derecho para expresar ciertas ideas en la discusión de una sociedad, así como desde el Movimiento Estudiantil hemos cuestionado el sistema educacional chileno”, señaló en la oportunidad la presidenta del organismo, Naschla Aburman. Asimismo, condenaron “la violencia” desencadena en las últimas semanas asegurando que “esta debe ser condenada independiente del sector político que venga”.
de el mostrador de hoy lunes..
Si hay algo que el estallido social en Venezuela ha tenido como claro efecto en Chile ha sido el desnudar la naturaleza castrista de las orgánicas estudiantiles y de la Confech, que las agrupa.
EliminarBuena Columna. Valentina Verbal pertenece a la neoderecha y es de Evópoli, y colabora en otra en una Fundación que dice ser corte liberal, "1800". Además, es funcionaria del actual gobierno.
ResponderEliminarTodos esos cosas se hubieran evitado, si el payaso no hubiera elogiado al 'movimiento estudiantil' en la ONU.
Eso es exactamente así. Piñera es el principal culpable del incremento de la cocinada representación del castrismo en Chile.
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