domingo, 12 de febrero de 2012

Es hora de desarrollar nuestro extremo austral.

Vuelo P. Arenas/Falkland por territorio chileno
En la Historia de Chile de Encina se menciona varias veces a los franceses marineros comerciantes provenientes de Saint Malo, Bretaña, Francia.

Con ellos se traficó mercaderías desde antiguo, hasta que algunos resolvieron quedarse por estos lares, dando origen a familias que hoy forman parte de nuestro tejido étnico-cultural.

En sus viajes australes camino de los establecimientos del Pacífico, los "malouines" establecieron recaladas en esas islas, junto con holandeses (primeros en registrar su ubicación en cartas náuticas), ingleses y europeos del mismo giro, pero en todas partes el archipiélago se empezó a identificar con ellos, de donde se las conoce en español como "Islas Malvinas".

Eso hasta que a inicios del siglo 19 los ingleses establecieron poblaciones civiles permanentes y construyeron puerto e instalaciones.

Por esa fecha, lo que hoy conocemos como Argentina era en realidad las Provincias Unidas del Río de la Plata cuyo límite continental sur heredado de España llegaba hasta Río Negro en la costa atlántica, aunque el titular del área al suroeste —Chile— no destinó recursos para su poblamiento ni desarrollo.

Eso fue lo que permitió las incursiones de nacionales argentinos por la zona que, una vez iniciada la guerra contra Perú y Bolivia, alentó a sus gobiernos a reclamar a Chile esos territorios como propios batiendo razonamientos que apenas disfrazaban el oportunismo para presionar a un país debilitado (militar y políticamente) por el conflicto en curso, movida que les reportó anexar una gigantesca porción del continente en 1881, incluyendo grandes porciones de Tierra del Fuego.

Aún así, la frontera sur de Argentina sigue siendo Chile, en el canal de Beagle, aunque por más que se busque en textos escolares y documentos transandinos no se encontrará sino eufemismos para su límite sur, como "Atlántico sur" o "Polo Sur". Pese a que luego de negarse en 1978 a cumplir el laudo arbitral por las islas a la entrada sur del canal estuvieran dispuestos a tomarlas por la fuerza, las tensas negociaciones posteriores establecieran que los títulos chilenos sobre el extremo austral son incontestables.

Ahora que hay rumores de bloqueo argentino a los vuelos entre Punta Arenas y las islas, conviene recordar que en 1998, cuando a raíz de la detención de Pinochet en Londres nuestro gobierno de la época ordenó la suspensión de esos vuelos, el gobierno argentino no tuvo ningún problema en convenir un reemplazo de los vuelos de Chile, a cambio de que se permitiera el establecimiento de nacionales argentinos en ellas.

En diciembre pasado, en una ceremonia de graduación de cadetes de las FFAA transandinas, Cristina Fernández incluyó en su discurso prendas como estas: (respecto de un viaje de estudios de un año para los egresados) "En ese año podrían conocer los canales fueguinos, los Hielos Continentales, la estepa Patagónica...", agregando "no se trata de un plan turístico, sino de conocer profundamente el país porque sólo se puede defender lo que se conoce, y se puede amar, entender y comprender en sus diversidades geográficas, culturales y sociales, que por cierto las tenemos".

Salvo la franja norte del canal de Beagle hasta Ushuaia, Argentina no tiene "canales fueguinos", todos los muchos canales de tierra del fuego son chilenos, sin ninguna excepción. Encima de eso, la pretensión transandina sobre los campos de hielo sur obedece a la sospecha de que bajo de ellos hay ríos que podrían darle salida al Pacífico y en tal predicamento han empezado a publicar mapas en que se los "anexan".

Estas son pruebas (por si las incontables demostraciones que jalonan la historia no bastaran) de que este vecino jamás se alineará con nuestros intereses, y que la tan "comprensiva" postura nacional de alinearse con los argentinos sigue siendo, como siempre, un sin sentido.

Es hora de desarrollar NUESTRO extremo austral.

En mi opinión, cultivar la relación comercial con las islas es bueno para nosotros y tiene amplias perspectivas para el desarrollo chileno de la zona. De partida, una simple mirada al mapa nos revela que no es necesario hacer una escala en Argentina para volar a Falkland/Malvinas, la distancia entre ambos puntos equivale a la que hay entre Santiago y Valdivia, ruta que tiene servicios diarios entre ambos puntos atendidos por varias aerolíneas chilenas.
750 Km (aprox.) entre Punta Arenas y las islas Falkland volando sobre el Estrecho de Magallanes
También deberíamos alentar a los isleños para que consigan financiar un aeropuerto más grande, tal que permita saltar directamente a Sudáfrica, ya que hasta hoy los chilenos debemos recurrir a aerolíneas que sirven esa ruta desde Buenos Aires o desde Río de Janeiro. Desde las islas hasta el corazón industrial de Sudáfrica (Johannesburgo, donde ya operan varias compañías chilenas) hay menos distancia que desde Buenos Aires.

También es bueno alentar este intercambio porque el archipiélago es potencialmente rico en petróleo y tanto las empresas como capitales provenientes de Chile serían bienvenidos y podrían aportar significativamente al desarrollo local.

Incluso puede ser atractivo tender cables de fibra hasta las islas para darles salida de banda ancha y conectarles al mundo.

Un flujo constante y seguro de personas, bienes y capitales aportaría también al desarrollo de nuestra zona austral, que puede a acoger a isleños que deseen tomar estudios superiores.

Debe captarse fondos para cruzar con un puente el estrecho de Magallanes en la primera angostura conectando físicamente al territorio fueguino, para seguir con buenas rutas hasta Yendegaia, un lugar lejos más propicio para un establecimiento humano que Ushuaia, instalada por Argentina al fondo del límite con nuestro país para "sentar soberanía".

Yendegaia puede ser la base para el desarrollo del cono austral, mejorando las instalaciones de Puerto Williams, Puerto Toro, las islas atlánticas y el área Wollanston hasta el Cabo de Hornos. ¿Realmente se ha explorado ese mar interno en busca de petróleo?

Todo esto sin inmiscuirnos en los conflictos por la dependencia política del archipiélago... y sin olvidar que si las islas fueran argentinas no sería posible pensar en la proyección de Chile sobre el Atlántico sur.

7 comentarios:

  1. Me gusto tú propuesta. Sin embargo, omites que se opondrían los ecologistas para mantener la naturaleza como esta.

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  2. Puede convertirse en la última frontera como es Alaska para los norteamericanos. En Chile no tenemos esa noción de 'la última frontera', que invite a la aventura.

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    1. Javier, opino que en su mayoría los "ecologistas" son zurdos que usan esa chapa para mantenerse vigentes frente a la brutal escasez de "reivindicaciones" de las que nuestro desarrollo les ha despojado.

      La virulencia con que se manifiestan debe ser prevista, contenida y debidamente desacreditan por quienes administren estas iniciativas.

      Tienes mucha razón en lo del sentido de aventura y la noción de "última frontera". El gobierno militar intentó algo similar con el poblamiento de Chiloé continental, con escaso éxito por problemas logísticos graves.

      Esa es la parte de la cual debemos encargarnos con políticas públicas. Caminos, puentes, el tren, puertos, exploración, etc.

      La zona es grande y podría apostar que encierra grandes riquezas para lo mejor de los chilenos.

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  3. La frase "última frontera que invite a la aventura",incluye demasiadas palabras que no concuerdan con el perfil del chileno, poco dado a la aventura y su arraigada dependencia de los subsidios inculcada y grabada a fuego en nuestra mentalidad por políticas demagógicas y populistas.
    Todos estos proyectos no se logran de un día para otro y requiere de talvez generaciones de individuos dispuestos al sacrificio.
    Quizás mediante políticas de inmigración como ocurrió con los alemanes pudiese tener posibilidades de éxito, de otra forma sólo nos estaríamos comprando un problema similar a mediano plazo.
    Los intentos durante el gobierno militar fracasaron principalmente por esta razón. Todavía recuerdo las quejas de los "colonizadores" por no tener alcantarillado.

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    1. Millones de lindas casas en Estados Unidos no tienen alcantarillado, y los habitantes no se sienten para nada "subdesarrollados".

      Estoy de acuerdo. Creo que habría que atraer ese tipo de gente para que transformen esa parte del país en lo mejor de Chile.

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  4. Los argentinos se proyectaban sobre la Patagonia mucho antes que la guerra del Pacífico. El único conflicto con Chile se dió por el extremo sur, cercano al Estrecho: Chile desde Punta Areas discutía las concesiones guaneras que Argntina dió al sur del rio Santa Cruz. Incidentes del "Jean Amelie" y similiares, capturados por la "Magallanes" buque chileno. Los argentinos ocuparon el etuario de dicho río con una flota - la "Expedición Py" - en 1878. La flota chilena declinó entrar en combate porque se dirigió al norte a comenzar la toma de Antofagasta. Todo está muy documentado, basta poner los nombres que mencioné en Google.
    No hay pues un "aprovechamiento" argentino de la guerra sino una decisión chilena de no discutir al Este y sí proyectarse al Norte.
    Después se construye la tesis de la Patagonia perdida, para victimizarse.

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    1. Es cierto que la posición chilena fue pacifista, entre otras cuestiones, porque se consideraba que la Patagonia que pretendía Argentina era un páramo sin valor.

      Respecto de los antecedentes transandinos de incursiones en esa zona hay un montón de libros que las documentan junto con las conversaciones que remataron en el tratado de 1881, sin mal no recuerdo, en plena guerra del Pacífico.

      Respecto de "victimizarse" es una expresión peyorativa que no refleja la reacción posterior a ese asunto, vista más bien como una torpeza o desgano de los gobiernos que las llevaron.

      Es probable que haya más de algún episodio en que se vea a Chile como víctima de alguno de sus vecinos, pero no creo que sean más que los vecinos tienen respecto de Chile. El último conocido es el de las Malvinas, que levantó sentidos reclamos argentinos que se sintieron victimizados por la cooperación chilena a los británicos. Pero eso son más bien sensaciones que realidades.

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