viernes, 14 de enero de 2011

Si quieren guerra, hay que darla

Como les conté, ver a Sebastián Piñera acarreando material para revisar en casa fue para mí un indicio claro de que el actual Presidente no es un sujeto grave ni parsimonioso sino todo lo contrario, una persona orientada a la acción, a la concresión de los objetivos por el camino más corto, sin detenerse en dilaciones ni minucias.

Aunque su discurso ideológico me parecía discreto, cuando no débil, ese perfil ejecutivo fue lo que me alegró cuando se definió como el candidato acordado por el ala derechista de la política chilena: saber que no dejaría nada por hacer hasta ganar la elección presidencial y que, una vez elegido, haría un despliegue inédito de orientación al cumplimiento de metas y de capacidad resolutiva.

Y vaya si le tocó probar esa faceta.

Las circunstancias en que le tocó asumir el cargo no pudieron ser más negativas, a dos semanas de un terremoto gigantesco que devastó la capacidad instalada del sector amagado y dañó seriamente muchas otras partes del territorio, con cientos de miles de personas en situación desesperada y luego de que el gobierno saliente empeorara las cosas despojándolo de recursos para afrontar las emergencias y desviando fondos para afianzar a organismos políticos destinados a oponerse a su administración.

Las tareas cumplidas para la superación de la crisis son de antología, nunca antes vistas. Antes de que llegara el invierno y en tiempo record, todos los damnificados tuvieron techo donde guarecerse, alimentos para sí y la familia, atención médica y hasta salas y profesores donde los niños pudieran volver a clases.

Y apenas dando fin a esa etapa debió enfrentar la emergencia de los 33 mineros atrapados superando incluso la impronta de eficacia que esperábamos y asombrando al planeta con la magnitud de lo logrado.

Estas realizaciones son de tal estatura que ensombrecen otros aspectos de la actual administración que se da el lujo de disponer que cada ministerio rinda cuenta pública de lo obrado en el año, una cuestión absolutamente impensable en los 20 años del gobierno anterior, que instauró la práctica del secreto y la opacidad hasta en los más mínimos actos.

Sin embargo, la cuestión ideológica que en un comienzo advertí débil, ha empezado a generar problemas en el gobierno de Sebastián Piñera.

La propuesta inicial de don Sebastián, de buscar un gobierno de unidad e inaugurar un discurso contemporizador con el progresismo concertacionista que los chilenos sacaron de La Moneda, le ha jugado malas pasadas.

Los movimientos destinados a darle dura batalla aún desde antes de asumir, que para mí eran evidentes, parecían ser ignorados por el Presidente, que mantuvo a muchos de los altos funcionarios concertacionistas en su puesto e incluso invitó a algunos a asumir funciones de gobierno.

El capítulo de Álvaro Sapag no pareció arredrarlo e insitió en extender la mano a concertacionistas hasta que consiguió que Ravinet aceptara el ministerio de defensa.

Esto lo ví como un error serio del Presidente porque con su actitud estaba enmendando la plana a todo un pueblo que definitivamente pensaba distinto. Por entonces (el 22 de febrero del año pasado), escribí: “...quien ha sacado del poder a la Concertación es el pueblo de Chile, señor Piñera, no usted. Y no estoy para nada seguro de que el pueblo de Chile comparta su empeño en reponer en el gobierno a quienes queremos lo más lejos posible de él.”

Por supuesto, el Presidente es libre de interpretar la realidad como le venga en gana, pero no debería escapársele que si su deducción colisiona con la de la mayoría de la gente corre el riesgo de tomar decisiones incomprendidas y hasta combatidas por quienes espera ser apoyado.

Y aunque al Presidente le pueda faltar dominio, en este punto se hace exigible claridad política (de identificación decidida con un segmento del espectro ideológico) a cierto grupo que le asiste en el gobierno, ese que habla de una “nueva derecha”.

Este déficit no es en modo alguno privativo de ese grupo. Son muchos en la derecha que, habiendo comprado las definiciones que para ellos reservó el fornido equipo de propaganda del progresismo, “su debilidad mayor parece ser la falta de coraje para defender sus propias convicciones y la falta de valoración de por qué su opción política es buena y moral” [Lucía Santa Cruz, en El Mercurio, 17 de septiembre de 2006].

Y en esta parte reside un aspecto esencial que debe ser aclarado.

La Concertación (es decir, la otra parte del espectro político) carece de problemas de identidad y si algo tienen claro es que deben acabar con la derecha (nuestra parte del espectro político) a como dé lugar.

Eso me llevó a escribir (en julio pasado) solicitando al Presidente: “...le sugiero que revise su actitud inicial de un gobierno de unidad, porque esa propuesta simplemente no tiene eco en la actual oposición...”

Partiendo el día en que fue elegido, el Presidente ha sido atacado en todos los flancos y en forma organizada y constante en toda materia que ofrezca un mínimo asidero para quienes quieren el gobierno de vuelta.

Desde el periodista opositor de CHV que se retiró con aspavientos de su primera conferencia de prensa como electo, pasando por los ataques a las designaciones pendientes, a las invitaciones al concertacionismo, a sus intereses empresariales, a las alzas del Transantiago (increíble, pero cierto), a la presión para mantener personal administrativo temporario contratado por la administración anterior, las oposiciones a la solicitud de extradición de un asesino de Jaime Guzmán, a los reajustes de los empleados públicos, al royalty minero, a la explotación de minucias (chascarros y asunto de “Deutschland über Alles), a la vinculación con la derecha de los empresarios mineros para culparlos del desastre en la mina San José, a las maniobras de protesta en Isla de Pascua y Punta Arenas, al ataque al embajador en Argentina por opinar positivamente del gobierno militar, a las elecciones en la ANFP, en fin, a la multitud de ataques directos al gobierno que habiendo empezado en la fecha indicada, NUNCA han disminuído, ni siquiera por UN DÍA.

¿Exagero? Lean:

"Ex ministros crean unidad para fiscalizar 180 compromisos de Piñera. Se han mantenido permanentemente en contacto y trabajando juntos TRAS DEJAR EL GOBIERNO. El grupo de los ex ministros Edmundo Pérez Yoma (DC), Sergio Bitar (PPD), Álvaro Erazo (PS) y Carlos Maldonado (PRSD), que se reúnen periódicamente en la corporación ProyectAmerica, busca defender el legado de la Concertacion a ayudar al bloque a rearmarse como oposición. Y en esa línea, hace algunos meses el equipo de ex ministros trabaja en una nueva iniciativa: una unidad abocada a fiscalizar el cumplimiento de 180 compromisos hechos por el Presidente Sebastián Piñera para cumplir durante su mandato. La idea e que dicha instancia genere en un par de semanas un balance sobre el estado de avance de esas promesas, con el fin de generar un documento y publicar su contenido. Así, comentan, el objetivo es realizar una presentación al estilo de los textos elaborados en los anteriores gobiernos de la Concertación por los think tanks vinculados a la Alianza." (el destacado es mío. El Mercurio, página C13, del 13 de enero del 2011).

La oposición concertacionista cuenta con recursos humanos y financieros de enorme magnitud salidos del presupuesto nacional, incluyendo el control de la mayoría de los periodistas destacados en los distintos medios nacionales y del personal de la administración pública, de las ONGs y con el apoyo del progresismo internacional que controla hasta la Secretaría General de la ONU. Todo esto orientado al sólo fin de recuperar el poder aprovechando toda instancia que permita formular denuncias públicas, movilizar obreros, organizar protestas "ciudadanas", solicitar "apoyo internacional", presentar reclamos a Contraloría o Poder Judicial (ambos controlados por su gente), etc., etc.

Mientras tanto, el pueblo de Chile asiste atónito al pasar de los días sin que operen la justicia ni los procedimientos para sacar a la luz los miles de casos gravísimos de corrupción que involucran a casi cada líder opositor; sigue funcionando sin correcciones el aparato retalatorio de "derechos humanos" que distorsiona la realidad histórica reciente victimizando e indemnizando a los violentos y abusadores de antaño; se mantienen las políticas centralistas en transporte y telecomunicaciones y, en general, todavía esperamos que se abra paso el fortalecimiento de las libertades individuales y el robustecimiento de la soberanía local en las comunidades reales (rasgo ideológico contrario al saliente progresismo pero bienvenido por quienes les sacaron del poder).

Claramente, en esta faceta político-ideológica el gobierno es deficitario, quizá pacato o tímido.

No debería serlo. La Concertación ha planteado el enfrentamiento en los mismos términos de aquella película donde invasores extraterrestres atacan el planeta y uno de ellos, capturado e interrogado acerca de qué querían, responde: "matarlos a todos ustedes".

[+]

4 comentarios:

  1. Para mí es legítimo que los diputados de oposición creen una comisión. Aunque si fuesen más serios, esa tarea tendrían que estar a cargo del think tank Chile21 u otro centro de estudio vínculado a la Concertación. Ellos tendrían que elaborar informes al estilo LyD.

    Estoy de acuerdo que hay un déficit ideológico en el Gobierno. Si el propio Presidente, se encarga de hundir su propio barco. Ejemplo de ello, es cuando fue a Brasil al ascenso de la nuevo Presidente, sostuvo que la izquierda y la derecha estaban superadas. ¿Cuál derecha? ¿Cuál izquierda? ¿La derecha conservadora? ¿La derecha liberal? Se condice con alguien que quiere fundar una 'Nueva Derecha'.

    ResponderEliminar
  2. Cierto, Javier.

    Y también es cierto y peligroso negar que en política eres derechista O eres izquierdista.

    Así está hecho el mundo y desafiar esta realidad es como negar la ley de la oferta y la demanda.

    Esperemos que quienes están en situación de hacerlo saquen al Presidente del error.

    Saludos

    [+]

    ResponderEliminar
  3. Los cambios de gabinete siempre me han recordado las situaciones en las que jugadores son enviados de vuelta a las Menores o derechamente "cortados", para así traer a gente que pueda tener mejor desempeño en las mismas posiciones.

    Es de esperar que estos movimientos del roster puedan contribuir a sellar estos "parches" que presenta el Gobierno en su alineación. Para ello, tienen que tomar más en cuenta no sólo a los think tanks de su propio sector, sino que también saber cómo aplicar sus propias estrategias a la pizarra.

    Cada equipo tiene su propia identidad y forma de enfrentar cada compromiso. Es de esperar que el oficialismo pueda reencontar esa característica y plasmarla en todos los movimientos a futuro. Porque tenemos que tomar en cuenta que la oposición, si bien parece muy desorientada en el discurso público por las peleas chicas en sus partidos, posee un farming system muy poderoso, especialmente en el ámbito comunicacional. Eso, sin embargo, no tiene por qué ser considerado como incontrarrestable, porque, a fin de cuentas, nada esta dicho hasta que se registra el último out.

    Saludos desde Endelstadt.

    ResponderEliminar
  4. El sistema socio económico que ha dado a Chile la posibilidad de desarrollarse es obra de derechistas.

    Ha sido una realización tan acabada y robusta que 20 años de progresismo no pudieron mellarla significativamente.

    Esperemos que el Presidente pueda conducir el timón recogiendo ese legado, remozando el modelo y recuperando para el país el imperio de las virtudes y de la verdad.

    Luego de 20 años de demagogia y corrupción la gente prefirió a una persona que representa lo contrario del concertacionismo: honestidad, trabajo duro y respeto por lo que verdaderamente sea digno de alabanza.

    No elegimos solamente a un Presidente trabajador y honesto sino a un Presidente de derecha.

    [+]

    ResponderEliminar

Tu opinión enriquece nuestro trabajo. Gracias por comentar.