Axel Kaiser
Por qué un liberal respeta los proyectos de vida de los demás tiene que ver con una convicción profundamente igualitarista en el sentido ético de la expresión: todas las personas, independientemente de su origen social o condición, poseen la misma dignidad y, por tanto, les reconocemos el derecho de diseñar su plan de vida asumiendo las consecuencias de sus decisiones.
La ingeniería social es una forma de paternalismo, pues presupone que un cierto grupo de expertos conoce mejor el bien de un grupo determinado de individuos que esos mismos individuos. En política económica y social, esa actitud de desprecio hacia las decisiones y capacidades de otros es el origen de lo que William Easterly ha llamado "la tiranía de los expertos" en un libro en que ha demostrado que el problema de los pobres en el mundo no es la falta de asistencia económica, la cual incluso ha profundizado la pobreza, sino el precario reconocimiento de sus derechos fundamentales, incluido el derecho de propiedad sin el cual es imposible el progreso.
Quien cree en la libertad, entonces, no acepta ni el paternalismo moral ni la ingeniería social, confiando en el potencial de los individuos para salir adelante y en la sociedad civil como principal motor de resolución de problemas. Esto no excluye, desde luego, que el Estado pueda jugar un rol subsidiario apoyando a quienes se encuentran en situación de extrema necesidad. Pero sí excluye a un Estado "mamadera" que asegura a todo el mundo derechos a prestaciones de todo tipo, pues ello implica eliminar la responsabilidad de las personas por su propia existencia, lo que es igual a privarlos de su libertad y de la dignidad de pararse sobre sus propios pies. Un Estado así no solo convierte en infantes dependientes del poder político a muchos individuos, sino que no puede sostenerse sin afectar dramáticamente la propiedad de otros. Y eso no es compatible con el respeto por los proyectos de vida ajenos, pues la libertad de elegir qué hacer con lo que es propio es parte esencial del plan de vida de cualquier persona. Esto significa que si bien en una sociedad de personas libres podemos acordar un mínimo bajo el cual nadie caiga, no puede existir un techo sobre el cual nadie pueda subir.
La búsqueda política de la igualdad material en cualquier sentido, por lo tanto, no es ni puede ser compatible con un orden social basado en el respeto por los proyectos de vida de los demás. El economista francés Thomas Piketty, por ejemplo, es igualitarista y no liberal porque propone una tasa marginal de impuestos de 80% a todos quienes ganen más de 500 mil dólares al año bajo el argumento de que ese tipo de ingresos "no deberían existir". Quienes así piensan desean obligar a las personas por la fuerza a seguir cursos de acción que estas no han elegido. No reparan en examinar que si Alexis Sánchez o Bill Gates ganan lo que ganan es porque millones de personas libremente, y como parte de sus proyectos de vida, han decidido que tanto Sánchez como Gates ofrecen algo que estas valoran y quieren disfrutar.
Oponerse entonces a que alguien gane mucho dinero solo porque otros ganan menos es oponerse a que las personas elijan libremente qué harán con los medios que les pertenecen. Y esa postura igualitarista es paternalista y autoritaria, porque asume que las valoraciones de millones de personas que condujeron a la desigual distribución de ingresos son inferiores moralmente a las de quien por la fuerza quiere impedir o reducir significativamente esa desigualdad solo porque le causa indignación.
Pero la libertad, es decir, el respeto por el otro, no termina aquí. Esta también obliga a respetar las decisiones de los demás en el ámbito privado. Tomemos el caso de la eutanasia, por ejemplo. Así como nadie debiera limitarle a usted la posibilidad de enriquecerse y disponer libremente de lo que es suyo por ser parte consustancial de su proyecto de vida, usted no puede, si cree en el respeto por las decisiones de otros, prohibir a un adulto en pleno uso de sus facultades mentales y en estado terminal que este ponga fin a una existencia que considera indigna e intolerable. Lo mismo ocurre con el consumo de drogas. Es verdad que hacen daño a la persona que las consume, pero eso no es argumento suficiente para limitar la libertad de elegir. Es a cada uno que corresponde juzgar su propio bien, no a los demás ni a algún burócrata de turno. Usted puede intentar persuadir a alguien, pero no forzarlo a llevar otro estilo de vida. Si hay daño directo a terceros la discusión cambia, pero el principio de una sociedad libre es que debemos respetar las decisiones ajenas aunque nos parezcan indecentes o estúpidas.
En el caso de las cuotas para la música nacional el principio es el mismo: ¿No corresponde acaso a la libre interacción de personas responsables por su vida el decidir de acuerdo a lo que estas valoran qué música quieren oír y a través de ello qué música será transmitida? ¿Acaso imponer por la fuerza un porcentaje de música a ser transmitida no es despreciar las valoraciones de millones de personas bajo el supuesto elitista y antidemocrático de que estas no saben qué es realmente lo que vale la pena?
Si nos vamos a tomar la libertad en serio, debemos respetar los proyectos de vida de los demás en todos sus ámbitos y no buscar excepciones cuando estos no se ajusten a nuestras preferencias estéticas o morales y menos aún cuando estos se contrapongan a nuestros intereses.
Muy buena exposición de Axel Kaiser. Muchos en la derecha se pierden en este tema y se creen obligados a oponerse al matrimonio gay y a la eutanasia, en vez de aplicar la misma regla con la que se oponen al aborto: el derecho de los otros.
ResponderEliminarSi la comunidad gay consigue apoyo para ocupar la institucionalidad del matrimonio civil, los cristianos o católicos no pueden estar obligados a someterse a ella y pueden, tal como lo hacen los gay, presionar para que sus matrimonios eclesiásticos tengan el mismo reconocimiento de forma automática, sin someterse a la actuación de un funcionario ni al imperio de una norma que no comparten.
En cuanto a la eutanasia, repugna la idea de obligar a una persona a hacer que sus familiares deban gastar en arrastrar una existencia que sólo beneficia a quienes se encarnizan en mantenerlo técnicamente vivo.
En cuanto al rol del estado, espero que Axel revise y desmitifique el "rol" que la zurdería le asigna confundiéndolo con el aparato central de gobierno nacional. Es una gravísima confusión que se ha prestado para grandísimos abusos.
Todas las derechas del mundo tiene esa anomalía.
ResponderEliminarPero el punto que no ve Axel Kaiser, es que la comunidad gay son bastantes intolerantes, ni siquiera aceptan las opiniones del otro.Acuérdate del seminario que hubo en la Pontificia de Santiago. Si uno afirma que tiene bases científicas que la homosexualidad es un enfermedad o anomalía, o que se hacen porque tienen bajo estima, ellos ni siquiera aceptan discutir.
Los gay no son un buen ejemplo de liberal. Además, desde el punto de vista marxista leninista gramsciano, la familia tradicionales es un obstáculo para su proyecto de ingeniería social.
En el gobierno de Piñera, el ministro de Educación Beyer saco de los textos que la homosexualidad era una enfermedad.
Enfermedad o no, los gays parecen muy contentos de su condición. Para quienes no comparten esa alegría, la práctica homosexual más que plenitud o alegría les produce repugnancia. Ahí hay un problema, pero la manera de resolverlo no parece ser que unos adopten la visión de los otros.
EliminarEsa pretensión conduce al conflicto. Hace un tiempo tuve un choque con Pablo Simonetti cuando invitó a los tuiteros a compartir la alegría de dos homosexuales que celebraban besándose. Le dije que respetando sus sentimientos, para mí no es atractivo ver a dos hombres besándose. Me respondió que para él tampoco lo era ver a hombres besando a mujeres. En realidad fue una respuesta imbécil. Acto seguido me bloqueó en Twitter, luego de espetarme que mi blog no tenía arte literario.
Sospecho que en algunos casos la homosexualidad no sólo es un desarreglo sexual sino mental.
Lo de Pablo Simonetti confirma lo que dije. Él se siente representado por la llamada Izquierda liberal, que liberal no tiene nada.
ResponderEliminarSimonetti tiene la fama por ser homosexual, no por ser buen literato. En cambio, cuando piensan en Truman Capote, Freddy Mercury o el poeta norteamericano del poema 'Aullidos', Allen Ginsberg, los valorizas como artistas. En ningún momento se te atraviesa su homosexualidad.
Mucha gente sea conservadora o liberal los respeta como personas. SI ellos eligieron ese camino, está bien. Ellos mismos que se ufanan con el discurso de la Izquierda de que en democracia todo se puede discutir, no les gusta que le esgriman argumentos sacados de la psicología, biología o psiquiatría sobre su condición, salvo que esas ciencias lo apoyen.
Por otro lado, está el hecho de que ese grupo desea convertir a los heterosexuales en una excepción a la regla, y la homosexualidad en la regla.
Sobre la Derecha, como tú dijiste una vez que la derecha norteamericana tiene varias tendencias: conservadores, liberales clásicos, libertarios, neoconservadores y social cristianos. Simplemente, hay que convivir. Hay de todo en la Viña del Señor.
Exacto. Estoy convencido que quienes nos acusan de intolerantes son mucho más intolerantes que nosotros.
EliminarBueno... comparto que la exposición de Axel Kaiser es impecable; razón por la que se ha ganado un odio enconado de la izquierda, sobre todo de los subversivos de las redes sociales.
ResponderEliminarPero hay que precisar algunas cosas, Axel Kaiser es un think tank valiente pero no es combativo. Él expone el liberalismo y critica el socialismo, pero no hace una crítica política hacia estos sectores que transforman sus opciones de vida y creencias en activismo.
Aquí hay que detenerse un poco porque la izquierda ha tratado de convencernos que ellos son abiertos, progresistas defensores de minorías, etc. Nada más lejos de la realidad. No necesito contar que han sido los comunistas los principales victimarios de los homosexuales; en la Unión Soviética consideraban a la homosexualidad una "perversión burguesa"; en Cuba los trataban de antirrevolucionarios, etc.
Sin embargo, a lo largo de los años, la izquierda ha infiltrado a estos grupos -de "istas"- haciendo suya cada causa; pero no por que los acepten sino porque les sirven a sus propios fines: principalmente destruir el concepto clásico familia, tradiciones, valores, generar focos de conflicto, etc. Por ejemplo, la izquierda no promueve la marihuana porque crean en la libertad sino porque con eso subvierten y corrompen a la juventud; sobre todo contra la autoridad de los padres.
Con respecto a si la homosexualidad es o no una enfermedad; hace unos años investigué un poco y lo que recuerdo es que: a principios de los 70 (73 creo) el activismo homosexual consiguió, mediante protestas, amenazas y funas que quitaran la homosexualidad de la lista de parafilias. Pueden buscar lo que es una parafilia y se darán cuenta (después de leer la lista y las características de una parafilia) que es evidente que falta la homosexualidad. En fin, como en otros ámbitos, la "verdad" la construyen algunos mediante la fuerza.
Personalmente, me da lo mismo quien se acuesta con quien mientras exista completo consentimiento y responsabilidad. De ahí a considerar la homosexualidad como algo normal hay mucho trecho.
Una cosa es el aspecto ideológico o filosófico, otra la praxis o acción política. Unos piensan, otros actúan. Así lo ha hecho la izquierda por decenas de años, con espléndidos resultados.
EliminarEn la Unidad Popular, la Izquierda a los homosexuales los trataba mal.Incluso en internet se puede encontrar una portada de 'El Clarín'.
ResponderEliminarPor eso, cite esos artistas. No importa con quiénes se hayan acostado. Uno los valoriza como artistas- No anda pensando en su homosexualidad.
La Izquierda desea considerarlos una normalidad.
Los grandes literatos cubanos la mayoria son homosexulaes, y por tanto, contrarios, al régimen de Castro.
ResponderEliminarEl homosexual Lemebel que estuvo de moda en los noventa, criticó a un escritor cubano porque no apoyaba a Fidel.
Me acordé de un anécdota muy buena que me contó un pariente comunista, cuando le dijo a la Gladys Marín en una de esas reuniones raras: "¡Pero compañera!, ¿Cómo es posible que Ud. haya llenado el partido de maricones?"; y unos pasos más allá estaba el Pedro Lemebel jajaja.
EliminarTambién en la derecha hay homosexuales. Pero pareciera que a estos no les interesa salir a desfilar al Gay Parade ni exigir homologarse a las parejas tradicionales.
EliminarHace tiempo apareció un interesante distinción entre izquierda y derecha, que incluía varias temas como cómida, religión, ateismo y homsexualidad. Sobre ésta última el texto decía: "Cuando el homosexual es de derecha hace su vida y se queda callado, cuando es Izquierda ventila su homosexualidad en la vía pública y hace alaraca de su condición."
ResponderEliminarJa ja. Es bien verosímil esa diferencia.
EliminarEste es Ciro el texto, "Cuando un tipo es de Izquierda, cuando un tipo es de derecha". Te va gustar por el humor:
ResponderEliminar"Cuando a un tipo de derecha no le gustan las armas, no las compra.
Cuando a un tipo de izquierda no le gustan las armas, quiere prohibirlas.
Cuando a un tipo de derecha no le gustan los toros, no asiste a la plaza.
Cuando a un tipo de izquierda no le gustan los toros, intenta prohibirlo.
Cuando a un tipo de derecha no le gusta el tabaco, no fuma.
Cuando a un tipo de izquierda no le gusta el tabaco, no descansa hasta
vetarlo.
Cuando un tipo de derecha es vegetariano, simplemente no come carne.
Cuando un tipo de izquierda es vegetariano, quiere hacer campaña contra los
productos a base de proteína animal.
Cuando un tipo de derecha es homosexual, vive tranquilamente su vida como
tal.
Cuando un tipo de izquierda es homosexual, hace escándalo para que todos lo
respeten.
Cuando un tipo de derecha es perjudicado en el trabajo, reflexiona sobre
cómo salir de dicha situación, y actúa.
Cuando un tipo de izquierda es perjudicado en el trabajo, levanta una queja
y hace huelga contra la discriminación de que fue objeto.
Cuando a un tipo de derecha no le agrada un programa de televisión,
simplemente la apaga o cambia de canal.
Cuando a un tipo de izquierda no le agrada un programa de televisión,
demanda judicialmente al canal del programa que no le gusta.
Cuando un tipo de derecha es ateo, no va a la iglesia, ni a la sinagoga ni a
la mezquita, y el domingo o sábado... lee el diario, y hace fila para
comprarlo, con quienes vuelven de la iglesia.
Cuando un tipo de izquierda es ateo, no quiere ninguna alusión a Dios en
ninguna parte, en ninguna esfera pública, y reclama contra las religiones
(salvo contra el islam).
Cuando un tipo de derecha tiene problema, trabaja más, intenta pagar lo más
posible sus deudas, y ahorra.
El de izquierda le echa la culpa al gobierno (si es de derecha), a los
empresarios, a la burguesía, al Estado, al capitalismo, a la globalización,
al papá, a su mamá, a su raza, al gato y al bombero.
Cuando un tipo de derecha, lee este mail, se ríe, y lo reenvía a sus
amigos..
El de izquierda se enoja, e insulta al que se lo mandó.
"
PD: Mandáselos a personas que piensen como nosotros. Se van divertir.
Divertido, pero muy real. La zurdería es incompatible con el ejercicio de la libertad.
EliminarAunque clara y evidente, no ha sido explicada la vinculación entre los islamistas y el socialismo internacional.
EliminarLa periodista fallecida Oriana Fallaci en unos de sus libros comparaba a la Izquierda con ele Islam.
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