“En 1970, el pueblo chileno eligió Presidente al representante de las fuerzas unidas de izquierda, Salvador Allende, cuyo gobierno mejoró radicalmente las condiciones de vida de los pobres. La gestión de ese gobierno dañó los intereses de la oligarquía nacional y los de las transnacionales norteamericanas, que reaccionaron saboteando la marcha económica del país y generando conflictos políticos. Al tercer año de avance del gobierno popular, el general Augusto Pinochet lideró un golpe militar ideado por la CIA y la derecha, tomando control del poder total e iniciando un cruento período de 17 años de persecuciones y represión, con miles de muertos, torturados y perseguidos.”
Esta es la síntesis del “relato” de nuestra historia reciente que se ha instalado a todo nivel, en todo el planeta y, con enorme esfuerzo mediático y educacional, en el mismo Chile. Pero, observa con atención, esta síntesis no contiene ni un solo juicio verdadero. Es decir, el mentado “relato” es completamente falso, de punta a cabo.
¿Siendo tan falso, cómo llegó a instalarse con tal fuerza? Internacionalmente, con la acción coordinada de agentes en la prensa y los contactos con los centros de pensamiento, las universidades y organismos internacionales en todo el mundo. Aquí, donde el “relato” es, naturalmente, más difícil de instalar: mediante el férreo control del discurso político (los líderes concertacionistas manejan un discurso que obedece a guiones y pautas pre acordados, entre ellos hay mucha menos improvisación y “salidas de madre” que entre derechistas), la educación (apenas asumido el gobierno “democrático”, cortó de raíz la descentralización educativa tomando control centralizado de los contenidos y los profesores), las universidades (en Chile, en un comienzo todas las escuelas de periodismo) y los medios de prensa, TV y radiodifusión durante 20 años, durante los cuales el aparato de propaganda llegó a ser la organización más grande del gobierno: varias centenas de periodistas, publicistas y expertos en manejo de imagen controlando un enorme presupuesto con participación y control centralizado de las partidas de todos los ministerios.
Solamente de esta manera se ha conseguido ocultar, distorsionar y “postergar” (expresión acuñada por el aparato de propaganda de izquierda) las verdades que contradicen el “relato”:
Allende nunca consiguió los votos suficientes para ser presidente elegido popularmente, fue designado por el Congreso a instancias de la Democracia Cristiana, muchos de cuyos miembros declararon compartir su programa mientras que otros vieron la conveniencia electoral posterior de instalarlo, sabiendo la que se venía. Tanto así, que para ello le pusieron como condición la firma de un pacto de respeto a las garantías constitucionales, que —previsiblemente— Allende no respetó.
La gestión de Allende fue similar a la que recientemente ha seguido Chávez en la rica Venezuela. Alegando practicar la democracia popular, debilitó el funcionamiento de la institucionalidad arrinconando a la oposición con ánimo de alzarse con el poder total. Siendo Chile un país incomparablemente menos próspero que Venezuela, este empeño no trajo avance sustantivo alguno para los pobres, que sufrieron lo peor de los efectos en la caída de la actividad productiva y el desorden institucional.
La expulsión del castrismo (el gobierno se reveló extraordinariamente cercano a Castro y se alineó con la URSS) satisfizo las ansias de las grandes mayorías nacionales. Con la sola excepción de la nomenclatura instalada en el poder, a todo nivel (estudiantes, transportistas, empleados, obreros, dueñas de casa, etc.) se exigía públicamente la renuncia de Allende desde mediados de 1971, cuando ya el deterioro era ostensible y se habían vuelto intolerables la inseguridad y la conmoción en el país. El peso de las transnacionales norteamericanas y la “oligarquía” nacional jamás tuvo significación ni injerencia en la reacción de la gente.
Concretamente, la iniciativa para detener el colapso de la nación y el enfrentamiento armado que el gobierno preparaba para instalar una dictadura castrista, no fue del general Augusto Pinochet sino del vicealmirante José Toribio Merino, quien comunicó a los demás comandantes la fecha en la que la Armada tomaría el control de las costas. Ni la CIA ni las gremiales patronales tuvieron siquiera conocimiento de esta decisión, menos participación alguna. Pinochet, y los comandantes de la Fuerza Aérea y de Carabineros, la policía militarizada nacional, se plegaron al aviso porque en realidad respondía a un clamor nacional, que se vio confirmado con la reacción popular frente a la expulsión del castrismo: un jolgorio y sensación de liberación generalizados, que contradice frontalmente al “relato” y que, por lo mismo, el aparato de propaganda de la izquierda ha intentado borrar o distorsionar su registro medial, con discreto éxito.
Otra evidente contradicción al “relato” es la preferencia de los chilenos por un gobierno de derecha “dictatorial y antidemocrática”, en el 2010. Es impensable que una agrupación con esas características pueda atraer las simpatías del electorado, lo cual prueba la falsedad del “relato”. Sin embargo, la historia citada arriba sigue en pie e, increíblemente, gente que se supone impermeable a ese influjo (personas cultas, independientes o mayores que conocen la verdad) ensarta casi inadvertidamente elementos del discurso que sustancia el relato.
Por ejemplo, es común escuchar la expresión “desde la vuelta de la democracia” para referir el período que comienza con la entrega del poder a los civiles. Aunque contradice sus antecedentes, es comprensible el empeño de la centro-izquierda en reclamar para sí la exclusividad del talante democrático, finalmente ha sido este “relato” el que les permitió afincarse en el poder por veinte años.
Pero es incomprensible que entre derechistas se suelte la misma expresión para referirse al período en que la naciente democracia se ha visto constreñida por el impacto de una gestión corrupta, demagógica y de talante totalitario: la magnitud y peso financiero del aparato de gobierno que maneja el estado llegó a niveles que dañan la sana alternancia democrática. Los amarres dejados por ese régimen impiden al gobierno actual un desempeño libre de zancadillas, porque desde la oposición los “democráticos” controlan buena parte del aparato político, transformando el eventual retorno de esa coalición al poder en una seria amenaza a la capacidad real de los chilenos para alternar gobiernos.
Otra torpeza de los derechistas es llamar “dictadura” al período de gobierno militar que, precisamente, terminó con la verdadera dictadura, la castrista (admitida por el mismísimo gobierno de entonces, cuyo ministro de justicia, Jorge Tapia, reclamó legitimidad para saltarse nuestras leyes declarando: ”La revolución se mantendrá dentro del Derecho mientras el Derecho no pretenda frenar la revolución“. La verdad histórica (comprobable mediante el registro documental) es que el principal objetivo del gobierno militar fue, precisamente, restaurar el imperio de las leyes. Y siguiendo esa impronta se dio encuadres normativos desde el día mismo en que asumió, delineando claramente el alcance de su acción que en lo sustancial reponía el pleno funcionamiento y respeto a la constitucionalidad vigente, convocando a los líderes políticos a participar en comisiones para la redacción de una nueva constitución que impidiera la repetición de la asonada totalitaria de Allende.
Sin extenderme mucho, debe advertirse que el discurso político está plagado de expresiones instaladas con el “relato” que son usadas copiosamente por izquierdistas y periodistas (muchos de ellos conscientes de contribuir así a la propaganda de su causa), pero que también son inadvertidamente incorporadas por quienes no deberían hacerlo.
En mi último post, lo titule 'Las Armas de Salvador Allende'. Ya la gente de derecha se olvidó del arsenal que había en casa de Tomás Moro como asimismo del armas que había enviado por barco y la línea aérea cubana. Con todo, la gente de Izquierda se compara con los judíos que fueron exterminados por los nazis,
ResponderEliminarEllos hablan de 'memoria', nosotros hablamos de historia, la cual se basa en las acciones de los personajes como sus declaraciones. Hechos como diría Indiana Jones, no fantasías. Es un hecho que Allende viajó a la ex URSS y que llamó a ese país 'hermano mayor'. Es un hecho que Fidel visitó Chile.
A propósito de la CIA, la historiadora Patricia Arancibia Clavel el año pasado para este fecha sostuvo que también había que investigar los archivos de la KGB, la STASI y la DGI cubana. El historiador y ex mirista, Salazar repite el cliché de la CIA. Las tres agencias citadas ni las nombra.
En mi blog hace tiempo, cite las palabras de Kissinger al ministro de Relaciones de República Popular China, en que dice que la CIA no intervino.
La gente todavía no nota el peligro que entraña el oficialismo.
El "relato" zurdo es una pieza tan fuertemente custodiada que han pensado incluso en sacar una ley que prohiba desafiarlo.
EliminarNo creo que hayan abandonado la idea de hacerlo. Es demasiado frágil como para soportar la menor revisión.
Excelente análisis Ciro.
ResponderEliminarEsta es una de las razones por las que cada vez me desconecto más; termino impotente ante el relato imperante. Los que sabemos escuchar, cuales máquinas, decimos en nuestras mentes, esto es verdadero y esto falso, con cada frase que oímos. En el escenario nacional no es fácil sino frustrante.
Lo que quería señalar es que: Incluso si varios de los puntos del relato (saltandose la mortandad ficticia por supuesto) fuesen ciertos, eso no le quita legitimidad al GM ni la le resta deslegitimidad al gobierno de la UP.
Personalmente, no me complica para nada que la CIA haya interferido, financiado y conspirado en contra de la UP. Es un error negarlo si así fuera (y una pérdida de tiempo si no es así). Por el contrario, ¿dónde hay que firmar para agradecerle a los norteamericanos? Es que el relato del escenario internacional también fue infectado; Kissinger pudo ser un csm, pero era de los buenos, no me vengan con leseras.
Saludos,
Challenger, he leído los documentos desclasificados de la CIA y en ninguno de ellos aparece el registro de siquiera haber estado al tanto de lo que planeaba el almirante José Toribio Merino.
EliminarConsecuentemente, la Armada, en coordinación con el Ejército, tuvo el papel decisivo en el control de las localidades costeras y lo hizo a la perfección. A la madrugada del 11 de septiembre se tomó el control absoluto de todo movimiento de personas y vehículos, con lo cual se evitó que el castrismo se organizara y reaccionara con violencia.
En Santiago, donde la movida estuvo a cargo de Pinochet, la historia fue muy distinta. Se dio tiempo de sobra para que el castrismo se atrincherara en La Moneda y luego se desató el ridículo show por parte de la FACH que dio origen a la más encarnizada propaganda enemiga.
De haber sido comandada por Merino, la toma del control en Santiago habría estado absoluta ejecutada en la madrugada. La Moneda vacía de castristas, la embajada de Castro ocupada y sus efectivos presos. En una operación incruenta e impecable. Pinochet era poco decidido y pacato. La izquierda le ha hecho pagar hasta haciendo escarnio de su propia familia.
No digo que sea cierto sino que es irrelevante. Es como que los franceses pro nazis les reprochen a la resistencia francesa la ayuda norteamericana.
EliminarEn el libro 'Desde las Cenizas' que varias veces he citado en mi blog, el autor cuenta que el gobierno de Allende recibía alimento por parte del gobierno norteamericano. Fue como programa que le hicieron al dictador iraquí la ONU y como los hace USA con Corea del Norte.
EliminarEso es correcto. Bajo Allende y desde Frei estuvo vigente el programa "Alianza para el Progreso", que consistía –entre otras cosas– de donaciones masivas de alimento: queso enlatado, leche en polvo, cereal, etc.
EliminarKissinger era un csm, pero era "nuestro" csm.
EliminarMe acuerdo de otra cosa del libro. Según el autor, la oposición recibió dinero, esto es, la DC, simplemente, para mantener viva la oposición a Allende, no para derrocarlo. Esta última decisión vino de los propios chilenos y el gatillador fue el almirante Merino.
ResponderEliminarLos DC obtuvieron apoyo del Departamento de Estado desde comienzos de los años 60, cuando desde allá se les financió y asistió profesionalmente para instalar a Frei Montalva en La Moneda y ganar, además, la mayoría en ambas cámaras. La "Marcha de la Patria Joven", el "centro político" y otras vainas de marketing fueron diseñadas por los asesores norteamericanos. La ayuda se sumó a la de la Gundación Konrad Adenauer, la NED (National Endowment for Democracy) y otras ONGs de Europa. La DC es campeona mundial en la captación de este tipo de fondos, por eso se pusieron el grito en el cielo cuando desde la UDI y RN se estableció contacto con el CDU alemán, vinculado a la K. Adenauer.
Eliminarporqué les bajó el ataque a los democratagusanos? simple, el CDU Alemán es el que les manda las remesas para financiarse y ya les mandó más de algun raspacacho para que se dejarar de coquetearle a los zurdocarroñas... no entendieron el mensaje hasta que les congelaron los fondos.
Eliminarmientras más propagan la mentira, esta se hace cada vez menos sostenible. lo que jamás entenderán es la validez del golpe de estado, ya que las FFAA tenian que lidiar con un gobierno INCONSTITUCIONAL, y cuando un gobierno atropella las libertades de sus ciudadanos, se vuelve automáticamente en un enemigo. y las FFAA juran defenderla de todo enemigo no solo foraneo, sino que también domestico, como lo es en este caso.-
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