Sin embargo, al completar seis años de corrupción y demagogia, el descrédito de la DC era mayúsculo. Aburridos, los electores chilenos pedían la vuelta de Alessandri que estaban seguros pondría orden en las cuentas nacionales (la corrupción institucional a gran escala la inauguró la DC) y sacaría al país del desorden y la precariedad que seguía campeando para todo aquel que no tuviera el carnet del partido.
Pero esta posibilidad cerraba, en la práctica, la supervivencia de la DC como partido mayoritario. La probabilidad de recuperar el poder luego de seis años de limpieza de lo mal obrado por Frei Montalva era casi nula y el colapso del partido, una cuestión fuera de toda duda.
Esto explica que el gobierno DC se volcara con todo a parar a don Jorge, cosa nada fácil porque el caballero era un sujeto honesto, austero y de gran integridad personal. Sin embargo, quedaba el recurso de la imagen y en este plano se contaba con una herramienta poderosa: la recién inaugurada TVN. En una revista opositora de los años 80 leímos una entrevista a Jorge Navarrete (padre) ufanarse de los mil recursos que usaron para presentar a Alessandri como un viejito decrépito, incapaz de asumir la carga presidencial.
Lo malo de esto era que atacando a Alessandri, se mejoraba la opción para el castrismo que representaba Allende (cuya postulación en el período anterior había sido la justificación de la gigantesca ayuda internacional a la DC), porque de ningún modo esto cooperaba al candidato DC, Radomiro Tomic, a quien nadie despintaba salir a la cola de los otros dos.
Para la supervivencia de la DC, el riesgo de abrirle el camino al revolucionarismo era menor al que representaba Alessandri. Si bien todo el país sufriría las consecuencias, ello MEJORABA las propias expectativas de la DC para el próximo período, porque todos sabían que Allende iba a dejar la tendalada y en ese escenario, su probabilidad de recuperar el poder era necesariamente mayor.
Con todo, el resultado de las elecciones no produjo a Allende como ganador y hubo que ir al Congreso para que dirimiera quién de ambos candidatos asumiría el poder. La preferencia de la DC por Allende, que lo votó unánimemente, era obvia y así se selló la suerte de Chile.
¿Por qué rememorar esta sórdida historia? Porque ella está a punto de repetirse.
El triunfo de una candidata de derecha que no sea funcional a los intereses de Sebastián Piñera para retomar el poder el 2017 amaga seriamente esa posibilidad para el actual presidente.
¿Qué diferencia podría hacer Evelyn Matthei frente a la administración de Piñera?
Evelyn surgió como candidata sin el concurso ni la muñeca de Piñera. En el pasado Piñera recurrió a tretas sucias en la competencia electoral de ambos. Y, pese a las declaraciones de lealtad con la obra de este gobierno, Evelyn podría perfectamente llevar una gestión muy diferenciada de la actual, sobre todo dando cabida a las aspiraciones del sector que Piñera ha combatido con todo en su gobierno (y sólo en su gobierno, nunca antes en forma abierta): los que reconocen y honran el legado libertario del gobierno militar, de modo de avanzar al desarrollo en ese sentido y no por el camino del populismo y el reforzamiento del poder central, que son la receta del progresismo.
Esto explica el ataque del presidente a la candidata que, se supone, es de su propio sector.
Que quiera involucrarla en el grupo de los que él llama "cómplices pasivos" del gobierno militar, o que critique por los medios la preferencia de la joven Evelyn por el SÍ en el plebiscito no tiene justificación moral ni histórica sino coyuntural: perjudicar su opción aunque ello favorezca a la candidata del revolucionarismo castrista, con los consiguientes sufrimientos para la salud del país.
Es de esperar que, al revés de lo que consiguió la DC en 1970, Sebastián Piñera no alcance el objetivo de darle la pasada a la UP con la esperanza de retomar el pandero en el período siguiente. Esta vez la UP/DC no viene por más, viene por todo. Y no es mucho lo que le falta.
Ojalá los chilenos aprendamos de la historia, alguna vez.
Addendum 23 de enero 2015
Han pasado dos años de la derrota presidencial y congresal de la derecha, fruto previsto de la artera gestión de Piñera en el gobierno que los chilenos habían elegido para combatir a la izquierda, no para liquidar a la derecha.
Hoy se ha publicado en El Mercurio un escrito de Genaro Arriagada, tradicional ideólogo de la DC, admitiendo que su partido ha sido siempre de izquierda y que fuera de la coalición izquierdista no acarrea votación significativa para la derecha. Este es uno de sus párrafos más reveladores:
Esto prueba que la esperanza de Piñera y de muchos en su círculo, de que podrán aliarse con la DC para alzarse con el poder por muchos años, dejando en el camino a los derechistas que honran el legado libertario de los Chicago Boys, es en realidad un tremendo error.
Debe anotarse que el único error de Genaro Arriagada es suponer que el triunfo de la Derecha supone el quiebre de la Izquierda. Eso probó ser falso en la elección del 2010. Lo que la Derecha debe hacer para derrotar a la izquierda es bien simple: operarse de Piñera y de las visiones que la contaminan con las nociones del "relato" de la UP/DC. La derecha legítima y operada de esta gente no es la mejor opción para salir adelante sino LA ÚNICA. (tomen nota los que componen el "nuevo relato" en la derecha)
La sigla "DC" no debería significar "Democracia Cristiana". DECREPITOS CHAQUETEROS les queda mejor.
ResponderEliminarDC también aplica por Demagogia y Corrupción : )
EliminarNo sé porqué me da la impresión de que Parisi es a Matthei como Tomic es a Alessandri...
EliminarDesconozco las prendas de Parisi, salvo ser el hijo de Antonino Parisi, un ingeniero comercial que jubiló empleado en Entel.
EliminarLa derecha ha dejado la historia a la Izquierda. Y por tanto, no se atreve mirar el pasado para entender el presente como lo hacen los blogueros. El libro 'Desde las Cenizas' que todavía no termino de leer me ayudado bastante.
ResponderEliminarA Sebastián Piñera hay que negarle la sal y el aceite como lo que hizo a los militares presos y al sector que lo llevo al poder. En última instancia, si las cosas se ponen difíciles, no ayudarle.
Con su conducta, Piñera se ha comprado pasajes sin retorno para Oblivion
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