Cheyre cayó en su ley

Cuando Juan Emilio Cheyre fue inquirido por una delegación de castristas que buscan usar la papeleta de votación como medio de "consulta popular" para una asamblea constituyente, su respuesta fue una completa estupidez. Tal que el castrismo salió triunfante de sus oficinas declarando haber conseguido su objetivo de obtener garantías para su pretensión.

En esa fecha quise saber por Twitter quién fue el imbécil que puso al ex militar en ese cargo, porque siendo conocida su artera gestión como comandante en jefe del Ejército (durante la que entregó un reconocimiento al castrismo respecto de que su institución era culpable de abusos con "las víctimas de la dictadura"), era esperable que ponerlo al mando del Servel era debilitar la esperada seriedad que debía recuperar ese organismo. Sobre todo después de tolerar sin más el trasvasije de votantes de una comuna a otra para alterar la voluntad genuina de las comunidades a las que la UP/DC apuntaba a conquistar.

Esta cuestión de usar las elecciones para "democratizar" la Constitución (método castrista que usó Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Cristina Fernández en Argentina e intentó usar el Chulo Zelaya en Honduras) busca, todos los sabemos, favorecer los planes totalitarios de los que buscan el poder total para imponer sus reglas sin contrapeso.

Un adelanto del totalitarismo que quiere volver por sus fueros lo estamos viendo desarrollarse en los municipios ya raptados por el castrismo (mediante el truco de registrar votantes afuerinos). En Providencia, Santiago, Recoleta y otras empezaron por "operarse" de los elementos no afines a sus planes, tal como hizo la UP/DC durante los 20 años de su régimen que terminó barriendo con todos los funcionarios que entraron durante "la dictadura". Luego de eso, se han apropiado del control de cada actividad que bajo alcaldes de derecha tenían autonomía para desenvolverse en el plano cultural, deportivo y de iniciativas sociales.

La última iniciativa de Cheyre de contemporización con el enemigo fue la que le sepultó. En una increíble muestra de torpeza asistió a un programa conducido por el izquierdista Juan Manuel Astorga,  con público izquierdista a entrevistarse con el pro-castrista argentino Lejderman (cuyos padres murieron supuestamente a manos de los militares que los perseguían "por sus ideas", pero que todos sabemos que era por enfrentar al gobierno militar, luego de formar parte de bandas armadas y del aparato castrista de control de la UP en la ciudad de Vicuña).

Como era de esperarse, en el programa lo hicieron mierda, con gravísimas declaraciones no contestadas del entrevistado, preguntas sabiamente diseñadas para incomodarlo y con encerronas que son de control de la producción (videos de acciones pasadas, de represión militar, etc.).

Al final, la presión mediática, que es el talón de Aquiles del gobierno, lo sacó de su cargo como antes lo hizo con el embajador Otero en Argentina, el director de impuestos internos Sr. Pereira, el director del INE y varios otros que fueron "renunciados" por la pusilánime debilidad de Sebastián Piñera respecto de esas presiones.

La diferencia respecto de Cheyre, sin embargo, es que a diferencia de los que le antecedieron en este desfile de abandonados por el gobierno, a él en la derecha no lo llora nadie. Misma suerte que creo correrá el mismísimo Sebastián Piñera, que también caerá en su ley.