El "The Clinic", un gran periódico chileno, según la zurdería

Ya todos sabemos que Bachelet fue fondeada en la ONU para evitar exponerla a los medios que, aunque casi en su totalidad son controlados por el progresismo, suponían un riesgo a la popularidad que tan costosa y trabajosamente la habían labrado.

La idea era, como lo anunciamos el 2010 y se ha comprobado en los hechos, traerla lo más cerca posible de la campaña (ya que es imposible bajarla del avión para directamente sentarla en La Moneda) y enfrentar este período con absoluto control de su exposición mediática, por su grave propensión a hablar sandeces.

Pero se supone que la pre candidata tiene algo que decir, al menos algo más que el "paso" con que salió a una pregunta fuera de libreto. Y, tal como lo dijimos antes, la candidata jamás será expuesta a entrevistas o paneles en los que no esté todo absolutamente bajo control, incluyendo las preguntas.

Así y todo, siendo que los demás candidatos se pelean por aparecer en cuanta radio, diario o programilla de TV les de la oportunidad, a doña Michelle la mandaron que recibiera en su comando a The Clinic, un panfleto de cuarta categoría que tiene como única virtud ser conducido por sujetos de corte castrista, enteramente devotos de la causa de los cagalitrosos que controlan el castrochavismo latinoamericano.

Aún en ese protegidísimo ambiente, la pobre Michelle empezó metiendo la pata al salir con la vaina de que no quería ser candidata para darle la oportunidad a otros y, como no surgió nadie, se vio "obligada" a volver.

Parece chiste, pero los "ágiles" de The Clinic se la dejaron pasar como si tuviera mucho sentido y no dejara a los demás candidatos de su coalición en el más completo ridículo. Lógico, si Bachelet en la práctica fue designada el 2010 por el aparato que controla la izquierda, todos ellos hacen el loco con tanta entrevista y preparativo para una primaria que está más que cocinada.

Entre otras babosadas, como aquella que no se debe aplicar la ley antiterrorista (cómo estarán de contentos los agricultores de la 9ª región), inventar una democracia "participativa" (como haciendo que el activismo estudiantil y sindical estuvieran incluídos) y promover el aborto, salió con que la genial idea de una nueva constitución.

¿Por qué el progresismo local insiste en cambiar la constitución?

Porque la actual está diseñada para impedir el aventurerismo politiquero y extremista que nos llevó al gobierno castrista de Allende, cuando cada facción tenía algún cabeza caliente sentado en el Congreso y el país andaba a los tumbos. Considerando que al hacerse del poder en acuerdo con la corrupta Democracia Cristiana (nunca tuvo mayoría de votos suficiente), Allende se echó al bolsillo el Congreso, los Tribunales, los gremios y cuanta institución "obstaculizara la marcha de la revolución" (así lo admitió el ministro de justicia del castrismo, en julio de 1972), los constituyentes que trabajaron luego de su expulsión diseñaron una ley fundamental que inhibiera ese aventurerismo.

Por eso tenemos el binominal, ya que no tenemos el uninominal, que habría sido la mejor solución (un representante por circunscripción basta, el país es muy chico como para tener a tanta gente viviendo de nuestros lomos "representándonos").

Pero el objetivo de los que redactan el discurso de Bachelet es una nueva constitución "polinominal", es decir una que abarrote el Congreso con nuevos diputados y senadores que vengan en representación de las mil y una calaveradas que discurran los cabeza caliente.

Pero la Gordi entiende poco o nada de esto. Solamente repite lo que le escribieron: "el país necesita una nueva Constitución", como si lo que nos faltara para desarrollarnos fuera una nueva, hecha a la medida de los rojelios.