sábado, 24 de noviembre de 2012

Demasiado poco, demasiado tarde, señor Presidente

por Hermógenes Pérez de Arce

Es una ironía que en el torneo de los think tanks de derecha celebrado hoy, el discurso inaugural e inspirador haya sido del Presidente que ha gobernado sistemáticamente “abrazando las banderas de la Concertación”, como confesó hace dos años que tenía la intención de hacerlo su brazo derecho, Rodrigo Hinzpeter (aficionado, además, decidoramente, a posar bajo el retrato de Salvador Allende que se conserva en el Ministerio del Interior).

¿Qué inspiración para la derecha puede brindar un Presidente que ha venido dando cada vez más señales de izquierdismo y añadiendo poder al Estado, a través de la creación de nuevos entes públicos de todo nivel; que ha perseguido más que su antecesora izquierdista a los uniformados que combatieron el extremismo de esa tendencia; que ha aumentado los impuestos más que ella, traspasando cada año recursos adicionales del sector privado al estatal, los cuales han resentido la rentabilidad de las empresas y las ha hecho perder valor bursátil; que ha mantenido rigurosamente la institucionalidad cómplice de la extrema izquierda en materia de derechos humanos (a un costo fiscal exorbitante) y hasta manifestando todos los signos exteriores de los gobiernos de izquierda, como las invitaciones a actos oficiales de artistas como Los Jaivas, Illapu y similares, inaugurando salas conmemorativas en el Palacio Presidencial de literatos de izquierda? ¿Qué ha tenido de derecha o centroderecha este gobierno? Tan poco que ya ni siquiera los izquierdistas suelen denominarlo así.

Hoy día mismo ha hecho causa común con su ¡Director mirista! (otro símbolo decidor) del Servicio Médico Legal, en un acto más propio del MIR que de un gobierno de orden, pues fue una manifestación callejera de resistencia a la policía y de apoyo a un patólogo rebelado contra el cumplimiento por carabineros de la orden judicial de arresto derivada de su rebeldía a presentarse ante el juez que lo requería.

Demás está volver a comentar la colaboración del gobierno con el Partido Comunista para celebrar el centenario de la colectividad que ha, justamente, hecho valer su presencia entre la Humanidad con cien millones de muertos.

El sentido de autoridad, pilar básico del pensamiento de derecha, se ha perdido casi completamente bajo el actual régimen. Nunca antes (salvo tal vez durante la UP y en algún momento de la administración Bachelet) se había faltado tan gravemente el respeto a Carabineros, que son el símbolo de la autoridad en el país. El espectáculo de terroristas callejeros y revoltosos rurales insultándolos y agrediéndolos impunemente se ha hecho ya habitual.

Se añade a lo anterior el escarnio de una dictadura judicial de izquierda que genera cada vez más presos políticos uniformados (r) y no suscita siquiera un gesto ni una palabra de parte del gobernante que, como candidato, se comprometió a velar por el debido proceso a su respecto.

La unidad del país, otro principio esencial del pensamiento de derecha, está amenazada por el compromiso presidencial de engendrar una supuesta “autonomía mapuche”, que, según se dice, sería materia de un proyecto próximo a proponerse. El así llamado “conflicto mapuche” es lo primero, pero no lo segundo, pues no es del pueblo mapuche con la chilenidad (de la cual es parte esencial), sino un alzamiento políticamente generado y con raíces en el extranjero, que jamás pudo haber alcanzado los niveles actuales si hubiera habido un régimen dispuesto a hacer valer la fuerza de la ley.

El conflicto educacional también reveló otro rasgo del Gobierno por completo ajeno al pensamiento de derecha, que se funda en la libertad de enseñanza. Pues aquél no sólo no fue capaz de defender la legalidad durante la algarada estudiantil comunista del año pasado, que quedó impune, sino que asumió los principios de la izquierda, según los cuales la solución educacional consiste en más Estado y más impuestos. Esta es otra receta fracasada de la Concertación, que ha multiplicado por diez, en términos reales, el gasto público en educación, desde 1990, sin mejorar la calidad de ésta.

Todo el mundo sabe que este gobierno no tiene nada qué enseñarle a la derecha. Hasta su propio embajador en París reconoce hoy, en declaración de prensa, que “Piñera era más izquierdista que Frei Ruiz-Tagle”, cuando concursaban juntos en la DC, si bien el embajador critica los absurdos esfuerzos de izquierdización del segundo que pueden haber cambiado esa situación relativa.

Al último lugar, pues, donde la derecha debería acudir en busca de inspiración para una futura acción de gobierno debería ser a La Moneda actual.

1 comentario:

  1. Para mí fue una sorpresa ver a Sebastián Piñera inaugurando el simposio derechista, pensé que no le daría importancia porque —aparte del listado de imposturas que relata Hermógenes— el presidente quiso aprovechar su asunción al poder para inventar una "nueva derecha" que agrupa a sus más cercanos buscando aliarse con sectores centro izquierdistas.

    Si le hubiera resultado esta movida, la derecha habría quedado olvidada mientras don Sebastián lideraba un grupo destinado a eternizarse en el poder.

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