Los medios chilenos han dado gran cobertura a una declaración de Andrés Velasco (ex ministro de hacienda de Michelle Bachelet) que busca abrirse camino a la Presidencia de la nación.
En entrevista televisiva, Velasco acusó al saliente Presidente del Senado, Guido Girardi, de llamarlo apenas Bachelet lo incluyó en su gabinete para anunciarle una lista de nombres para designaciones en el ministerio a su cargo. A esta acusación, Velasco agrega que su reacción fue de rechazo a esa corrupta pretensión y de adherir a los más honestos principios de probidad administrativa.
Aunque los periodistas progresistas acogen su discurso con beneplácito, para los chilenos resulta difícil deglutir sin más esta declaración de pureza del precandidato.
De partida, no es para nada cierto que Guido Girardi sea "el líder de las malas prácticas", como acusa Velasco. Por veinte años estas prácticas fueron lo habitual en los cuatro gobiernos del progresismo, siendo ésa la razón por la que hoy —cuando opera un gobierno supuestamente de derechas— toda la administración está absolutamente plagada en todas sus dependencias y niveles con funcionarios de talante político estrictamente compatible al del régimen que tuvo que abandonar La Moneda en el 2010.
En este mismo blog he publicado una pequeña muestra del escandaloso sistema de exacción del erario por la vía de dudosos y carísimos "estudios" practicados en Gendarmería por funcionarios del régimen y familiares (incluyendo a una hija estudiante de Michelle Bachelet) de una nómina que incluye a ministros, subsecretarios y altos funcionarios del régimen. Ese artículo lo compuse a raíz del incendio en el penal de San Miguel que por carencia de recursos técnicos y de personal —pese a los ingentes recursos gastados en estudios— dio lugar a la horrorosa muerte de 81 reclusos.
En una de las muchas triquiñuelas que incluyeron a mucha más gente que Guido Girardi (todos los Presidentes, Ministros, Subsecretarios, Intendentes, Gobernadores y altos funcionarios, entre los cuales bien podría estar el mismísimo Andrés Velasco), cobraron por años un "sobresueldo" equivalente al doble de su remuneración legal, evadiendo impunemente declarar esos ingresos y pagar los impuestos correspondientes.
De no haber sido que la coalición progresista copó absolutamente toda la administración pública, habría sido imposible que operara tan efectivamente la gigantesca maquinaria corruptiva que transfirió cantidades siderales de dinero público a los bolsillos e instituciones controladas por el progresismo.
Con ingresos anuales promedio de 60.000 millones de dólares, los presupuestos promediaron los 27.000 millones de dólares, salvo el último de Bachelet, que fue de 35.000 millones de dólares. De no haber operado la máquina corruptiva, en 20 años esto habría generado un superávit cercano a los 600.000 millones de dólares.
Sin embargo, el saldo en el fondo soberano fue apenas de 13.000 millones de dólares, luego de la más gigantesca fiesta que consumió decenas de miles de millones de dólares en los escasos cuatro años en que el ministro de hacienda era... Andrés Velasco.
Más grave aún. Entre los pocos días que mediaron entre el 17 de enero del 2010 y el 10 de marzo de ese año, una cantidad no informada de miles de millones de dólares abandonó la caja fiscal y fue a parar a ONGs progresistas, aún en medio de la desgracia del terremoto del 27F, con decenas de miles de familias clamando por pronta ayuda.
Creo que los periodistas (la mayoría simpatizantes del régimen anterior) evaden cuestionar a Velasco y tratan el asunto como si se tratara de una práctica un tanto anodina. Incluso tratan de extenderla al actual gobierno (al menos eso hizo anoche Soledad Onetto, en Megavisión) que, por supuesto, ha designado a personas de confianza como titulares en los ministerios y altos cargos.
A los medios controlados por el progresismo, este rasgar vestiduras de Andrés Velasco podrá parecerles digno de encomio. Pero para quienes observamos desde afuera más parece una prueba de blancura que no convence a nadie.
En este mismo blog he publicado una pequeña muestra del escandaloso sistema de exacción del erario por la vía de dudosos y carísimos "estudios" practicados en Gendarmería por funcionarios del régimen y familiares (incluyendo a una hija estudiante de Michelle Bachelet) de una nómina que incluye a ministros, subsecretarios y altos funcionarios del régimen. Ese artículo lo compuse a raíz del incendio en el penal de San Miguel que por carencia de recursos técnicos y de personal —pese a los ingentes recursos gastados en estudios— dio lugar a la horrorosa muerte de 81 reclusos.
En una de las muchas triquiñuelas que incluyeron a mucha más gente que Guido Girardi (todos los Presidentes, Ministros, Subsecretarios, Intendentes, Gobernadores y altos funcionarios, entre los cuales bien podría estar el mismísimo Andrés Velasco), cobraron por años un "sobresueldo" equivalente al doble de su remuneración legal, evadiendo impunemente declarar esos ingresos y pagar los impuestos correspondientes.
De no haber sido que la coalición progresista copó absolutamente toda la administración pública, habría sido imposible que operara tan efectivamente la gigantesca maquinaria corruptiva que transfirió cantidades siderales de dinero público a los bolsillos e instituciones controladas por el progresismo.
Con ingresos anuales promedio de 60.000 millones de dólares, los presupuestos promediaron los 27.000 millones de dólares, salvo el último de Bachelet, que fue de 35.000 millones de dólares. De no haber operado la máquina corruptiva, en 20 años esto habría generado un superávit cercano a los 600.000 millones de dólares.
Sin embargo, el saldo en el fondo soberano fue apenas de 13.000 millones de dólares, luego de la más gigantesca fiesta que consumió decenas de miles de millones de dólares en los escasos cuatro años en que el ministro de hacienda era... Andrés Velasco.
Más grave aún. Entre los pocos días que mediaron entre el 17 de enero del 2010 y el 10 de marzo de ese año, una cantidad no informada de miles de millones de dólares abandonó la caja fiscal y fue a parar a ONGs progresistas, aún en medio de la desgracia del terremoto del 27F, con decenas de miles de familias clamando por pronta ayuda.
Creo que los periodistas (la mayoría simpatizantes del régimen anterior) evaden cuestionar a Velasco y tratan el asunto como si se tratara de una práctica un tanto anodina. Incluso tratan de extenderla al actual gobierno (al menos eso hizo anoche Soledad Onetto, en Megavisión) que, por supuesto, ha designado a personas de confianza como titulares en los ministerios y altos cargos.
A los medios controlados por el progresismo, este rasgar vestiduras de Andrés Velasco podrá parecerles digno de encomio. Pero para quienes observamos desde afuera más parece una prueba de blancura que no convence a nadie.
Ciro:
ResponderEliminarTambién considero que mucha da la gente no va mas allá de las declaraciones de Velasco y sólo se queda con "la sabrosa pelea" entre políticos.
Claramente existió un historial inmenso de fraudes, sobresueldos, coimas, movidas y cargos que fueron ocupados por pitutos de la concertación, cosas que la gente ya ni se acuerda.
Ahora, yo también me cuestiono EL MOMENTO en que Velasco realiza estas declaraciones y creo dos cosas: que lo dice ahora que esta de candidato porque quiere mostrar una "transparencia y blancura" ante el pueblo, delatando a políticos sucios que tiene toda la popularidad en contra actualmente; o por otro lado, lo cuenta ahora porque en su tiempo quiso hablar pero fue acallado por la hipocresía y el poder de la gordis que quería salvar a los políticos que la ayudaron.
Cualquiera de las dos es sucia y es un acto de cobardía a mi parecer de Velasco. No crees? Si el fuera sincero y transparente, lo denuncia en su momento, y si esta en contra de sus principios que lo acallen, renuncia a su puesto, así de simple.
Saludos estimado.
Precisamente por eso que indicas es que esta postrera acusación de Velasco me parece deleznable. Una opinión parecida me merece el bombo que le aportan los medios e incluso la impúdica pretensión (de Soledad Onetto en su programa En Pauta, en Megavisión) de dar a entender que en este gobierno se sigue con las mismas prácticas.
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