sábado, 3 de julio de 2010

Isabel Allende, un ejemplo de tolerancia

Como detesto ser censurado, dejé de postear comentarios a las cartas y artículos de El Mercurio (si quieres ver los detalles, aquí están). Por lo tanto comentaré aquí las cartas o columnas mercuriales que me parezca pertinente.

Hoy me ha llamado la atención el extraordinario descaro de Isabel Allende Bussi para acusar a las diputadas señoras Cristi, Hoffmann y Turres de “falta de tolerancia, miopía histórica y mirada de futuro”.

Las acusadas criticaron a la diputada Karla Rubilar por alabar en Allende ciertas cualidades personales —no políticas— que ella cree ver en el personaje, pero que las personas atacadas por Isabel Allende no comparten.

Sabiendo muy bien quién fue Allende, tampoco vi lo que cree ver Karla, pero supongo que el reconocimiento que ensaya esta diputada va por la línea de rescatar algo bueno en cada persona. Postura sana y razonable cuando se está en la búsqueda del entendimiento.

Es comprensible que no habiendo sentido el fétido aliento de las fauces del monstruo que en medio de la violencia, persecuciones, muertes, torturas, violaciones y prepotencia inaudita se instalaba en Chile llevándonos a la guerra civil para instalar el socialismo a lo Castro, la joven Karla Rubilar ensaye su inocente comentario, movida por la búsqueda de la paz.

Lo malo es que esa búsqueda no es compartida por los partidarios de Allende y todavía menos por la senadora Allende que refiriéndose a Pinochet llegó al extremo de declarar el 17 de septiembre del 2004: "quiero que muera agonizando al lado de sus abogados, sufriendo, angustiado, intentando encontrar hasta el último segundo de su vida alguna explicación para todos los bienes que posee y las atrocidades que cometió. Quiero que muera sin paz".

En tales circunstancias es comprensible también que el comentario de Karla Rubilar suene disonante para quienes sí sufrieron el más odioso y violento ataque a nuestra democracia y siguen viendo la misma odiosa actitud entre quienes apoyaron el proyecto de cubanizar nuestra patria.

Quizás si la bien intencionada diputada Karla Rubilar hubiera escuchado alguna declaración de gente como Isabel Allende reconociendo algún atributo positivo de Pinochet, compartiendo su ánimo de buscar el entendimiento, yo me atrevería también a pedirle a las diputadas acusadas que, por la paz y el entendimiento, callaran.

Pero dudo mucho de que Karla haya escuchado jamás nada parecido sino al contrario. Pinochet como la bestia sedienta de sangre y poder que en complicidad con los yanquis arrasó con la democracia en Chile es una execrable mentira, pero es al mismo tiempo un dogma intocable entre los seguidores de Allende.

Es más, en la carta que El Mercurio publicó a la senadora Allende insiste en la legitimidad del burdo montaje de TVN para designar a su padre como "el más grande de los chilenos", lo cual prueba que algo anda muy mal en la conciencia de esa congresista, y que si ella aparece defendiendo a la diputada Karla Rubilar no puede ser por ninguna razón moralmente aceptable.

Toda la plataforma discursiva de la Concertación está basada en gravísimas mentiras y distorsiones. Durante los veinte años pasados en el poder han gastado cantidades siderales de dinero público en mantener y alimentar esos salvajes mitos que cumplen, en mi opinión, el doble objetivo de:

1. Postergar el examen histórico desapasionado y público de la verdadera gestión de Allende, que constituyó el más grave atentado a nuestra institucionalidad, nuestra democracia y nuestra libertad.

2. Desacreditar a sus oponentes políticos y acusarlos de antidemocráticos y  "partidarios de la dictadura", para acorralarlos e impedirles expresarse y exponer su propia visión (el caso más reciente fue el que afectó al efímero ex embajador en Argentina).

Para terminar, un solo dato.

Bajo el gobierno militar hubo muchas más publicaciones de izquierda que a partir de 1990 cuando, restaurada la institucionalidad político-electoral, se detuvo el flujo de fondos desde el extranjero que las financiaban.

En esos días nos tocó ver a menudo a grupos de personas de izquierda desfilando por el centro de Santiago con un tapabocas, protestando por la "falta de libertad de expresión" mientras eran fotografiados por corresponsales extranjeros.

Fabricando mentiras como ésta, los concertacionistas se han pasado más de 30 años. Y una de las más grandes mentiras es la de que Allende fue un "grande" en nuestra historia.

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2 comentarios:

  1. Muy bueno el comentario, 100% interpretado por las palabras.
    Creo que Karla Rubilar pecó de buena voluntad para contruir un Chile mejor.

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  2. Gracias, Rodrigo.

    Efectivamente puede "pecarse" de buena voluntad buscando la paz y el entendimiento, cuando es evidente que la contraparte no quiere ni paz ni entendimiento.

    Celebro que el gobierno empiece a darse cuenta de que no es posible entenderse en esos términos con quienes buscan sabotearlo y aplastar toda posibilidad de fortalecimiento de la libertad y la democracia.

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