Chile, cada día peor.

A las grandes empresas no les conviene que sus operaciones estén sujetas a autoridades diferentes, su ideal es que el país tenga una sola autoridad para no tener que negociar con cada región o sector geográfico donde quieren operar.

Por eso se llevan tan bien con la zurdería, que gusta de acaparar el poder total y meterse en todo, mutilando la libertad y capacidad de acción de otros agentes, léase comunidades, instituciones, empresas o grupos de personas.

Desde que llegó la UP/DC al poder en 1990 (cuando todavía no sentaban a la mesa al PC pero le pasaban mucha plata para que no fregara la pita en las calles), en Chile viene aumentando constantemente el poder estatal, proceso que bajo Piñera no se detuvo sino al contrario.

Hoy el panorama es tal que prácticamente vivimos en una dictadura. Aparte de rapiñar el control de la educación y la salud en todos sus niveles, de incrementar la carga tributaria e instalar el monopolio de las mafias sindicales en toda la actividad productiva, Bachelet y su banda roban y mienten en la más completa impunidad judicial, mientras se arreglan los bigotes con las grandes empresas para esquilmarnos.

Vean lo que está pasando con los patrones de la electricidad, favorecidos con la tarifa más alta de toda América, han sido autorizados para cobrarnos a todos los costos de corte y reposición de los consumidores morosos:

Y como si eso fuera poco, el desgraciado que actúa como ministro de energía anuncia con todo descaro que nos subirán las tarifas para subsidiar a los consumidores que interese al gobierno.

Vean a los patrones del suministro de agua potable, también favorecidos por la UP/DC con la donación para su explotación de toda la red de alcantarillas y —de nuevo— las tarifas más altas de América por agua, ocupados solamente en contar la gigantesca bolsa que acumulan no se preocupan de mantener la red concedida y cada tanto nos propinan gigantescas inundaciones y cortes de suministro con enormes daños al comercio y las residencias de vastos sectores. En lo que va del otoño ya se han mandado dos enormes calamidades hasta ahora en la más completa impunidad.

¿Por qué? Por lo ya dicho, el entendimiento con los patrones del estado, que no pierden el sueño por miedo a una reacción popular.

No solo platita para sus campañas sino además pega y regalos. Vean el caso de Ximena Rincón, que incluso tuvo un puesto en Aguas Andinas cuando en algún momento quedó sin pituto fiscal y que sigue en perfecto entendimiento con los patrones del agua.

A lo mejor te preguntas lo mismo que yo ¿y qué mierda hace la oposición?

Estamos solos, compadres. Incluso en mi caso personal con un incómodo sentimiento de culpa porque voté por Piñera y creí estúpidamente que el sujeto iba a sanear estos escándalos e incluso iba a enfrentar la hidra UP/DC que en 20 años había crecido demasiado.

Pero me equivoqué medio a medio, porque todo fue para peor.