UP/DC: su conversión a la libertad y la democracia nunca fue real

Cuando asumieron el poder en 1990, los de la actual coalición en el poder suspendieron el ataque el modelo y enviaron emisarios a todo Occidente a "explicar" que ahora todo iba a andar bien. Recuerdo que Foxley salió a Europa a cumplir esta tarea, mientras el gobierno de Aylwin aseguraba que nada había que temer.

Por los siguientes 20 años, los de la UP/DC no sólo respetaron lo hecho sino que se vistieron impúdicamente con sus plumas. Hasta bien entrada la década del 2000 reclamaban para sí los logros del modelo blandiendo en su favor los acuerdos de libre comercio con USA, Europa y muchos países. La verdad, esos acuerdos fueron factibles cuando en USA el Congreso autorizó el fast track para el gobierno y a partir de ahí, muchas naciones desarrolladas se avinieron a esos convenios.

La fortaleza de nuestro modelo radica en que es de signo contrario al que la UP y la DC defendieron toda su vida. No olvidemos que Allende nunca tuvo mayorías parlamentarias suficientes para pasar leyes socialistas, le bastaron las que pasó el gobierno de la DC para dejar al país en la UCI.

De las "conquistas irreversibles" de la DC y la UP no quedó simplemente nada. Incluso la estatización del cobre, de la que tanto se ufana el castrismo local, dejó de tener el impacto decisivo de antes. La apertura del mercado minero (y de toda la economía) a la inversión extranjera por parte de los Chicago Boys fue la que catapultó el desarrollo en esta actividad en la que Codelco tiene cada vez menos peso, acercándose hoy al punto al que la UP/DC arrastró a EFE, ENAP y otras empresas estatales: generar pérdidas en vez de ingresos.

Pero ahora vemos que tanto la aceptación del modelo de libertades como la conversión a la democracia resultaron ser chamullo. Encontrándose con las mayorías parlamentarias y la recuperación de La Moneda (además del control intacto de la red estatal que he descrito ya tantas veces), la coalición UP/DC se ha sacado la careta.

Las reformas económicas (tributaria y sindical) van claramente contra el modelo de libertades y las políticas (electoral y educacional) atacan los fundamentos mismos de la democracia.

Esto es tan evidente que me pasma que no sea recogido así, tal cual, por la actual oposición, que se supone partidaria de la libertad y de la democracia. Sobre todo cuando ya todo Chile tiene claro lo que está pasando y en todas partes se espera que salga alguien a defender el modelo que nos sacó del fango hace casi 35 años.

Esto de mirarse el ombligo y salir con boludeces como fundar un nuevo partido, poner las esperanzas en Piñera —verdadero causante de esta debacle— y dar tal espectáculo de pusilanimidad al defenderse del previsible ataque de la UP/DC, causa desaliento, desesperanza.

Creo que por ahí va a surgir de la nada alguien que pispe esto y llegue quizás dónde en las preferencias de los votantes con el simple discurso de defender el modelo.

Por supuesto, sin importar su origen o antecedentes, ese alguien contará con mi voto.