Se nos fue Gabriel García Márquez, un gran intérprete de la realidad latinoamericana que la resumió en lo que se conoce como "realismo mágico". Esa mezcla de mitología, fetichismo y realidad que invade nuestro continente y caracteriza a nuestros pueblos.
A modo de homenaje quiero contarles algunas historias de Macondo, que no sé si viví o soñé.
En una charla del subsecretario de Hacienda frente a 400 empresarios, él con total desenfado les explicaba que les iba a subir los impuestos un 75%, les quitaría sus ahorros, el flujo de caja de sus empresas y le disminuiría la rentabilidad de sus proyectos, pero que eso no iba a afectar el crecimiento. Ante la cara de estupor y desazón de los empresarios le faltó decir: "Y me van cambiando la carita".
En Macondo adoran un libro que reemplaza la Biblia y que se llama "Programa". No tiene génesis, solo apocalipsis. Empieza con terremoto, sigue con incendio y termina con impuestos. Es el libro de los pesimistas, nadie se enorgullece de lo que hizo sino que se autoflagela por lo que no hizo. En el libro la prepotencia y contumacia son virtudes y el sentido común es un pecado. La creación de riqueza es condenada y los publicanos son el resumidero de las virtudes teologales. Incluso, un grupo de talibanes denominado "Próxima Minoría" quiere distribuirlo en los hoteles para que nadie duerma.
En Macondo el malo se llama FUT y el bueno se llama Igualdad. En un acto de imaginación literaria destruyendo al primero se arregla al segundo, sin tocar a otros buenos como el crecimiento, el ahorro y el empleo. En Macondo, el Congreso recibe 15 minutos a los representantes de los ciudadanos, a quienes piensa expropiar 8 mil millones de dólares y con eso considera que la democracia ha sido servida. Así funciona como buzón, pero quiere aumentar su número en 50 y financiarlos con 20 millones de dólares que le sobraban mientras sube impuestos.
Realismo mágico en su máxima expresión.
En Macondo nadie olvida pero tampoco aprende y por eso un senador decide manejar una retroexcavadora para destruir el sistema económico que transformó a su país en el líder de la región. En un giro literario inesperado, del hoyo que excava brotan Chávez y Venezuela. El ministro del Interior, responsable constitucional de aplicar las leyes, anuncia que en la región más conflictiva de Macondo y donde existe algo más que un foco terrorista no aplicará la ley.
El realismo mágico es el mundo del revés y las virtudes son defectos. Así la reflexión, análisis y estudio se cambian por la improvisación, apuro y arrogancia. El consenso es malo y la aplanadora es buena. Macondo es maniqueo y solo hay generosos o egoístas, abusadores o abusados, buenos o malos. En Macondo, el ministro de Hacienda no razona, persuade ni convence, sino que amenaza, tergiversa y descalifica. En ese mundo del revés el superhéroe es Hood Robin que sin darse cuenta les roba a los pobres para darles a los ricos.
En Macondo se agrandaron y todos tienen derecho a vivir como los nórdicos aunque la productividad sea neolítica. Las aspiraciones megalómanas con resultados modestos terminan en frustración social y violencia pero a nadie parece importarle. En ese delirio literario, los servidores públicos son un ejemplo de probidad y eficiencia. El Estado es la simbiosis perfecta de la eficacia teutona con la gentileza tropical (tipo registro civil), por eso debemos entregarle todo lo que tenemos porque nos será devuelto con servicios estatales gratuitos y de calidad.
En este país del realismo mágico son todos diversos pero iguales, ninguno lucra pero todos profitan, se respeta la libertad de educar y emprender siempre que no se ejerzan. En los macondinos habitan dos almas, la que quiere proteger lo propio con la que quiere aprovecharse del esfuerzo ajeno. La historia del derecho de los últimos 2.000 años ha sido cómo fortalecer la primera y limitar la segunda. Hoy en Macondo, las autoridades dicen que eso estuvo mal y que volvamos el tiempo atrás.
Ojalá todo sea un sueño parte del realismo mágico.
Ojalá todo sea un sueño parte del realismo mágico.
Excelente y certero comentario. Ricardo Lagos escribe hoy en El Pais sobre G Marquez, pero claro, su articulo no articula, y esta tapizado de slogans.
ResponderEliminarEs claro que vamos por mal camino.: pero se han alzado muchas voces criticas a las reformas, por lo que la NM (P) no lo tiene nada de facil: el espejo de Venezuela y Argentina es muy cercano y notido...
Los chilenos nunca han creído en el evangelio zurdo. Allende llegó al poder no en hombros de la mayoría sino que fue designado con los votos de la democracia cristiana por razones estratégicas. Ahora que ha pasado tanto tiempo y que se ha probado el sabor de la libertad, ese evangelio es todavía menos creíble.
EliminarEl subsecretario de Hacienda pertenece al grupo de Andrés Velasco y tiene un PH. Doctor en Economía por la Universidad de Nueva York.
ResponderEliminarA estos alturas queda claro que los ministros nombrados por la Gorda son unos demagogos. Poco importa sus post títulos. Además son unos fanáticos a los cuales no les importa las razones.
En realidad, la composición del gabinete es más propia de Macondo que de Santiago.
EliminarVamos "cuesta abajo en la rodada", como reza el tango. lo decepcionante es que ya se dijo hasta el cansancio, pero la gente no escuchó.
ResponderEliminar¿Llegó la hora de tener que desenterrar el hacha de guerra y lanzarnos a descabezar zurdos, ensartar sus cabezas en picas y colocarlas en el parque Almagro o la Plaza de la constitucion a modo de advertencia de que no se metan con nosotros o simplemente permitiremos que nos pasen a llevar?
solo queda esperar.
Creo que estos posts en estos blogs ayudan a clarificar ideas. De hecho, muchas de las cuestiones que hemos publicado se han ido cumpliendo a la pata de la letra, contradiciendo la estrategia del gobierno de Piñera y de muchos derechistas de débil testimonio.
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