En noviembre del 2013, cuando todos sabíamos que la derecha declinaba su opción de continuidad, me boté a pitoniso y predije que entre las iniciativas de la UP/DC estaría la de sacar al país de la Alianza del Pacífico y volvernos al redil castro-chavista.
Tal cual.
Aunque la UP/DC y sus amigos del club castro-chavista respiran aliviados de que el gobierno pasado no hiciera nada por denunciar la inoperancia del Mercosur ni de la Unasur, no les gustó que se avanzara en la Alianza del Pacífico que pese a ser mucho más eficaz en el intercambio comercial tiene el pecado original de hacerlo al modo "neoliberal".
El problema, sin embargo, se presenta en cómo debilitar estos acuerdos internacionales y en qué razones se puede dar al público para ello.
Una estrategia para debilitar la Alianza del Pacífico es ponerles allí una silla al régimen de Argentina y otra al de Brasil, con economías casi cerradas, sujetas a la discreción de las autoridades de aduana/gobierno y totalmente incompatibles incluso para el intercambio entre ellos mismos. Tan clara es esta incompatibilidad que un periodista pregunta al zurdo Ricardo Núñez, actual embajador en México, cuál sería el rol que esos países jugarían en la Alianza:
La cantiflesca respuesta se va por el lado de que son "grandes" pero no aclara qué harían los enviados de Dilma Rousseff y Cristina Fernández sentados entre gente que, se supone, está por el libre flujo de productos.
La verdad, su rol es inconfesable: desnaturalizar el esquema de libre mercado que une a los actuales miembros y tironear la Alianza hacia el castro-chavismo.
En cuanto a las razones para difundir esta vaina, el aparato de propaganda ha fabricado el "argumento" de que la Alianza del Pacífico se ve como "bloque político excluyente" y que no quieren que se de una divergencia entre "librecambistas eficientes" y "estatistas ineficientes":
De alguna parte, el canciller pro castrista Heraldo Muñoz saca que "debemos tener respeto por los países del Atlántico", como si la Alianza los mirara como carne de cogote.
Por supuesto, Chile no tiene absolutamente nada que ganar promoviendo esta mezcla de aceite y vinagre y sí mucho que perder.
México, Colombia, Perú no harán ningún caso de la pretensión del gobierno zurdo instalado circunstancialmente representando a Chile, hasta ahora líder natural del grupo pero que de aquí en adelante pasará a ser vagón de cola, si es que continúa en la Alianza.
Un cura de izquierdas alega que al gobierno UP/DC le acomete un "frenesí legislativo", como si no entendiera el plan absolutamente obvio para todo chileno, vista o no sotana: Chile debe volver al redil castro chavista.
Parapetados en las orgánicas de "solidaridad revolucionaria" del castro-chavismo, la UP/DC prepara el escenario para tomar el control total del país y, como dijimos el año pasado, impedir que alguna vez la derecha vuelva al poder.
Así que al socialista Ricardo Ñuñez lo premiaron con una embajada. Se vendió de moderado más de 20 años, sin embargo, llamó a votar por un diputado comunista. Escribió un libro junto con el idiota de Hernán Larraín 'Voces de Reconcilianción', con todo, se opone a que los militares reciban el mismo trato que los terroristas, esto es, la igualdad ante la ley.
ResponderEliminarEn fin, otro farsante como nuestro canciller. Si fuese moderado, no habría aceptado el cargo.
Ellos siguen insistiendo en el discurso añejo de la hermandad latinoamericana. Se nota que no les gustó que Chile abandonase por el 1974 o 1975, el bloque proteccionista la Comunidad Andina de Naciones. Ni siquiera son capaces de pedirle a Brasil y Argentina que bajen paulatinamente sus aranceles.
Y hablan con el descaro típico de los canallas que nos llevaron a la debacle bajo Allende. Aún cuando en la realidad son una minoría parten re bautizándose como la Nueva Mayoría… y los imbéciles de la derecha les siguen el juego.
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