Para eso no tienen los votos suficientes, pero tienen el control de "la calle" y del aparato mediático nacional, desde donde amplifican la "necesidad" de cambiar las reglas fundamentales vigentes desde 1980, aunque cuidándose de ser explícitos en las exigencias u orientaciones que quieren para una nueva constitución.
El único "cargo" que les he escuchado es que esta constitución es "heredada de la dictadura". Cargo falso, porque sin ser constitucionalista ni experto en derecho tengo muy claro que esta pieza normativa ha sido la más discutida de su tipo en toda nuestra historia y que, para más remate, el socialista Ricardo Lagos Escobar la volvió a promulgar en el 2005 bajo su firma luego de habérsele incorporado 54 nuevas enmiendas, declarando: "Ahora podemos decir que la transición en Chile ha concluido".
Intrigado, suponiendo que aparte del cargo por haber sido originalmente promulgada durante el gobierno militar, tendría que haber más de una norma constitucional que según ellos debía revisarse, por Twitter les formulé el 8 de abril, la semana pasada, la pregunta de la derecha a estos políticos anti constitución: Antonio Leal, Gabriel Boric, Luis Mariano Rendón, Giorgio Jackson, Noam Titelman, Karol Cariola, Camila Vallejo, Javiera Parada, Karen Hermosilla, Patricio Basso, Maya Fernández, Camilo Ballesteros, Carolina Tohá, Alejandro Navarro, Vivienne Bachelet, Guido Girardi, Daniel Farcas, Bárbara Figueroa, Carolina Goic y alguien más que por ahí olvidé.
Algunos son seguidores míos, pero estoy absolutamente seguro de que la pregunta le llegó a todos ¿Y qué respuestas recibí? Ninguna. Cero.
De lo cual, aparte de que no tienen el menor interés en intercambiar con este servidor, fluyen dos deducciones:
1. Los anti constitución no se atreven a criticar ninguna de las actuales normas constitucionales porque eso haría evidente cuál es la orientación que querrían darle a las nuevas reglas para el funcionamiento de la república.
2. Si las orientaciones que quieren para nuestra constitución llegaran al público, producirían un rechazo instantáneo y generalizado, por el carácter totalitario que no se atreven a confesarnos que buscan para ella.
Por lo tanto, si en lo que queda de la derecha chilena hay algo de claridad y buen juicio deben oponerse con una firmeza clara, ostensible y estentórea a cualquier intento de escamotear los procedimientos actuales para la reforma constitucional.
Si la derecha cede a la presión castro-chavista hasta aquí no más llegamos. El último que se vaya que apague la luz.
Si la derecha cede a la presión castro-chavista hasta aquí no más llegamos. El último que se vaya que apague la luz.
Hay que hacerlos hablar poniéndoles trampas para que se salgan del libreto moderado que desean mostrar, cuando son justamente lo contrario.
ResponderEliminarOtra alternativa denunciar el totalitarismo que desean imponer, lo que ellos llamaran 'campaña del terror'.
La neoderecha de 'Amplitud' está abierta a estudiar cada una de las reformas absurdas y sin sentido que planea llevar la Nueva Minoría.
En un programa de conversación del canal de cable 'Viva Deportes', estaba el periodista Mostacie, que decía que la derecha no le queda más que apoyar, o sino quedarán como obstrucionista. Más vale que no apoyen nada. Los periodistas son unos imbéciles, naturalmente, los de izquierda. No les importa las consecuencias ni las razones.
Eso de que a la derecha no que le queda sino apoyar lo que le pongan por delante bajo amenaza de acusarla de obstruccionista es el libreto diseñado en la zurdería y se le escucha a cada castrochavista local.
EliminarNo sería problema. Si tuviéramos gente de derecha confiable e íntegra.
Aunque la Constitución fuera la misma, eso no le quita legitimidad.
ResponderEliminarLa Constitución del 80 era legítima precisamente por provenir de un gobierno que por la fuerza puso las cosas en orden; dado que la anterior Constitución fue violada por Allende y la UP, con las desastrosas consecuencias que precipitaron el pronunciamiento militar.
En otras palabras, cuando hay un quiebre institucional (el quiebre lo generó Allende) el bando que pone orden es el que adquiere legitimidad, independiente si es por la fuerza (generalmente tiene que ser así) o no. No sólo la Constitución del 80 era legítima, sino la transición a la democracia que terminó con plebiscito de 1988 tambien lo fue.
Lo anterior tampoco significa cualquiera puede cambiar la actual Constitución por la fuerza; no ha habido quiebre (pese a que la izquierda está en ello) y en cuyo caso, el bando que produce el quiebre no tiene derecho a proponer (y menos imponer) un cambio.
Entonces, la única manera de cambiar la Constitución legítimamente es:
- Que se cumplan los quórums
- Que se produzca un quiebre y se rompa el Estado de Derecho; habilitando a cualquier bando -que no sea el culpable- a restituir el orden.
Saludos
Lo mismo dice Clara Szczaranski. Las nuevas constituciones nacen de un quiebre o conmoción que, habiendo probado la debilidad de las normas, rompa el estado de derecho, dejando la reformulación de un nuevo orden como única alternativa.
EliminarSalir con esta vaina ahora, aprovechando la mayoría parlamentaria que les regaló Piñera, es un simple descaro que busca mejorar las condiciones para que los socialistas se afanen el poder.