viernes, 27 de septiembre de 2013

Así son los negocios

Hermógenes Pérez de Arce

Algunos insisten en buscarle interpretaciones políticas a la renovada persecución de Piñera contra los militares, pero no las van a encontrar, porque él no es un polítco, sino un hombre de negocios cuyo negocio es uno solo: ganar él. Sea lo que fuere a lo que esté jugando, que en este momento es conseguir remontar en las encuestas para salir del poder en condiciones de iniciar su campaña presidencial de 2017 desde el primer día, porque ¿quién otro u otra tendrá el 40 por ciento que aspira a alcanzar él?.

Entonces, como la mayoría del país es de izquierda, él hace cosas que complacen a la izquierda, como desprestigiar al 11 y a Pinochet, meter presos a más militares, empeorarles las condiciones "por tres razones" (aunque sean falsas, como "la igualdad ante la ley", pues están presos contra la ley; "la seguridad de los internos", pues en ninguna parte estaban más seguros que en Cordillera; y "el más eficiente uso de Gendarmería", pues para eso bastaba trasladar a algunos gendarmes y no a los presos).

Su modelo de negocios consiste además en condenar la fecha del 11 de septiembre y adueñarse del aniversario del "No" que se avecina, confiando en que todo el mundo se haya olvidado de que él se pasó hace 25 años del "No" al "Sí", cuando aceptó ser generalísimo de Hernán Büchi en 1989, candidato del "Sí" contra el del "No", que era Patricio Aylwin. Pero ya nadie se acuerda de eso y hoy Piñera viene otra vez de vuelta y administra el "No" mayoritario de hoy.

No deja de ser comprensible su anhelo de ser Presidente de nuevo, volver a sufrir a La Moneda con banquetes, visitas ilustres, siempre al centro de la escena, auto o carroza a la puerta, un Airbus listo para viajar a cada rato a otros países y desde allá mandar fotos para que salgan en las pantallas y portadas de los diarios y, "last but not least", administrar el medio millón de dólares mensuales que eran, la última vez que los revisé, los gastos reservados de la Presidencia, sin contar con la enorme gratifiación de que un escuadrón completo se cuadre y lo salude cuando llega a La Moneda cada mañana y poder decir muchos chistes malos y que todos a su alrededor tengan que reírse como si fueran divertidos.

No cabe duda de que la Presidencia, como "pega", es imposible mejor.

Entonces, cuando uno sigue un "modelo de negocios" como éste no es necesario saber nada de política o de leyes. Por eso Sebastián Piñera se ha lucido afirmando, junto a la izquierda, que el camino más corto para recuperar la democracia en 1988 era el triunfo del "No", en circunstancias que lo era el del "Sí", pues con éste se terminaba la Presidencia de Augusto Pinochet un año antes. Piñera ignora otras cosas básicas, como lo ha evidenciado al hablar de "cómplices pasivos", una contradicción en los términos, pues si uno es pasivo no puede ser cómplice, ya que para ser esto último se requiere actuar.

Pero todos esos son "pelos de la cola" en comparación con la imagen de ser anti-Gobierno Militar, que es lo que vende en este momento, aunque de paso hunda a la candidata de su sector, criticándola por haber votado "Sí" y obligándola a pronunciarse en lo de la cárcel Cordillera de la manera que menos le conviene, que es apoyarlo a él, pues ya he visto en una mesa de catorce derechistas en que la mitad ya ha decidido no votar por ella debido a que se plegó a la razzia del gobierno contra los presos políticos uniformados.

No sigamos, entonces, buscándole cinco patas al gato cuando de lo que se trata es nada más que de un negocio: ganar por cualquier medio, aunque sea rindiéndole pleitesía a la izquierda, perjudicando a su candidata y sus partidos y poniéndole la alfombra roja a la Michelle (que ya lo elogió por lo de Cordillera, por supuesto), de paso consiguiendo el pleno apoyo del "comité político" lleno de "cómplices pasivos" que lo aplauden a rabiar por las genialidades que le permiten siempre conseguir lo que más anhela en esta vida: ganar.

2 comentarios:

  1. No es bueno desearle mal. Sin embargo, mucha gente de nuestro sector desea que le vaya mal a Piñera, una vez que deje el poder.

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  2. Al menos lo que debería ocurrir es que este sujeto nunca más vuelva a estar entre los dirigentes del sector.

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