Pablo Ortúzar
No eligió el fasto de los palacios ni el oro de los salones para su segunda aparición. Fue rodeada de humildes mujeres y guardias que se manifestó en el lugar de reunión de una sencilla junta de vecinos. Y les dijo con voz celestial “En verdad os digo, que el tiempo de los cambios estructurales ya viene. El Estado crecerá, el lucro será destruido y en su lugar se edificará la gratuidad. Pero debéis preparar el parlamento para recibir la buena nueva”.
Y las mujeres seleccionadas por los partidos para estar ahí sintieron alegría en sus corazones y se regocijaron. Mas, los periodistas fariseos que la esperaban en las afueras la acecharon con terribles preguntas, que ella evitó.
Antes de partir, Michelle se acercó a dos pastorcitos de estudiantes que se habían acercado a la multitud, atraídos por las palabras “lucro” y “gratuidad”. Eran ellos un hombre y una mujer, llamados Giorgio de San Joaquín y Camila, hija de Bello “¿Qué hacéis?” les dijo. Y ellos la miraron con temor. “Somos pastores de estudiantes”, respondieron. Ella sonrió y les dijo con ternura “Seguidme y os haré pastores de votos”. Ella sintió un gozo en el alma, abandonó el petitorio que redactaba y la siguió, mas Giorgio se sintió tentado y atribulado.
¿Qué quiso decir? Se preguntaban los periodistas fariseos. Y todos especulaban al respecto.
Los profetas Claudio el cevequiano y Andrés de Harvard hablaron a sus seguidores y les dijeron: los hemos bautizado en nombre de la Concertación, pero les decimos que después de nosotros viene una que los bautizará en nombre de una nueva mayoría política y social.
Mientras tanto, los apóstoles Guido, Osvaldo, Guillermo y Camilo se habían mantenido lejos de la multitud. Una mujer conchalina que los reconoció les preguntó “¿No sois ustedes los discípulos de ella, la que se hace llamar la Presidenta?” y ellos sintieron miedo y se les nubló el entendimiento. Y le dijeron a la mujer: “Nosotros no conocemos a esa que tu mencionas”. Y ella miró a Osvaldo y le dijo “Tú fuiste su ministro”. Y Guillermo, asustado, empuñó su daga, pero Camilo lo reprendió diciendo: “Recuerda que esos años ya pasaron”. Osvaldo negó con juramentos. Y Guido dijo: “Nosotros no la conocemos. Y es Arturo Prat testigo de ello”. Y extendió a la mujer un azul pedazo de papel.
En ese momento los llamó Viera-Gallo a sus celulares. Y recordaron que habían prometido A Michelle que no conversarían con nadie antes de que los llamara el Viera-Gallo.
Vidal de Vocería, quien fuera un pagano hasta que un rayo socialista tardío lo botó de su caballo y una voz atronadora le dijo “Pancho, Pancho ¿Por qué me persigues?”, no cabía en su alegría y gritaba por las calles: “¡Que tiriten los paganos!”.
No muy lejos de ahí un hombre llamado Harald estaba a punto de ser apedreado por unos parlamentarios, acusado de consentir el lucro universitario. Y su abogado fustigaba al hemiciclo: “El que esté libre de consentir el lucro, que lance la primera piedra”. Y eran muchos los que bajaban el rostro, pero no las piedras.
Como el castrismo y el chavismo, el bacheletismo desafía la razón y el buen juicio.
ResponderEliminarEs bueno usar de vez en cuando la manera de escribir de la Biblia, no para burlarse de ella, sino para mostrar que el progresío es una religión como dijo la periodista italiana.
ResponderEliminarBachelet no podría estar en sistema parlamentario inglés o español, donde al primer ministro tienen que rendir cuenta cada semana. Su silencio sería un insulto al parlamento.
Acabo de subir el post de Escalona del te hable.
Veré tu blog. Es muy cierto que el socialismo es la religión de signo contrario al cristianismo: su leit motiv es el odio.
EliminarGenial, genial. Este post es de una finura increible, pero de una claridad envidiable, una epifanía. (siguiendo la linea del post).
ResponderEliminarPablo Ortúzar, el autor, es un joven muy talentoso
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