Vaya con el vecindario

Cierto, por su orientación a la eficiencia y la eficacia de la gestión, el actual gobierno de Chile merece rotularse como la "Nueva Forma de Gobernar" (NFG), dada la enorme diferencia con los gobiernos progresistas, que dilapidaron y malversaron muchísimo dinero en una saga corruptiva y de desaciertos que todavía espera salir a la luz.

Es cosa nada más de ver lo obrado frente a emergencias nacionales como el terremoto de 27F, cuando la población amagada sufrió los fatales efectos de la torpeza y deshonestidad de Bachelet que aún en el clímax de la desgracia se encerró a firmar abultadísimos cheques para financiar a organismos políticos de su preferencia, con el agudo contraste de un nuevo gobierno que hizo alarde de capacidad ejecutiva para coordinar en tiempo record la ayuda necesaria para neutralizar la crisis.

Lo mismo hemos visto frente a nuevas emergencias, como la de los mineros atrapados, y frente a otros eventos críticos (varios de ellos promovidos por los que antes estaban en el gobierno): temple, capacidad resolutiva, decisión y acierto.

Sin embargo, agradeciendo este avance, los chilenos esperamos que la NFG se proyecte además a otros campos donde la acción de la centro-izquierda también hizo estragos.

Por ejemplo, la contingencia internacional ha puesto a prueba la capacidad de la NFG para aquilatar con precisión el verdadero perfil de la gestión de nuestros vecinos continentales, acostumbrados por años a considerar al gobierno de Chile como parte del club progresista que lideran Castro y Chávez.

Quizá con demasiada prontitud (seguramente acicateada por llamados y presiones del club citado), nuestro gobierno ha salido "en defensa de la democracia" ecuatoriana, cuando en realidad se trataba de una maniobra del demagógico Presidente de esa nación que irresponsablemente provocó hechos de violencia y bajas que en último término son SU responsabilidad.

No es la "demoracia" la que se ha arriesgado en Ecuador sino la estabilidad institucional, magnificando una ilegal asonada gremial de la policía para hacerla aparecer como intento de golpe de estado.

Aquí faltó oficio. Ver a Correa adecuadamente protegido, micrófono en mano y frente a las cámaras abriéndose el cuello de la camisa y ofreciéndose para que lo mataran era —desde ya— una clara señal de que el asunto no podía ser tomado en serio. (la evidencia del teatral gesto quedó plasmada en este video).

Encima de eso, enfrentar una toma armada buscando el conflicto, mostrarse aparatosamente afectado por gases lacrimógenos y dejarse filmar con máscara antigases en silla de ruedas al hospital para luego no salir de ahí hasta que fueran tropas armadas a "rescatarlo" es una irresponsabilidad criminal que debe rechazarse de plano y denunciarse como tal.

Antes de que la verdad de este bochorno se hiciera obvia, el Presidente Piñera voló a Buenos Aires a demostrar el compromiso de la NFG con la democracia.

Allí lo recibieron e incorporaron a la foto de rigor los miembros del club progresista y, especialmente, el matrimonio gobernante en Argentina (con todo lo peculiar que eso pueda sonar, es una dura verdad que seguramente ofende la dignidad de muchos argentinos que, espero, puedan operarse de ella más pronto que tarde).

Al momento de recibir a nuestro Presidente, los Kirchner ya habían resuelto oficializar la protección del asesino y secuestrador Apablaza, pero lo ocultaron a don Sebastíán Piñera seguramente para no "empañar" ese momento de "devoción democrática".

Vean nada más las miradas del parcito en esta foto, creo que hasta los Soprano se habrían negado a fotografiarse, por temor a trasuntar en su cara la miseria de su proceder.

Creo que la NFG debe aprender de este episodio, no menos lacerante que aquel donde pararon a nuestro Presidente bajo las imágenes que homenajeaban a Allende y a Perón, personajes que en modo alguno podrían ser exhibidos como ejemplo de democracia.

Como se ve, ciertos vecinos nuestros -como los gobiernos de la coalición que el pueblo chileno sacó del poder- acostumbran a hacer gárgaras con la palabra democracia mientras aplastan toda disidencia, dejan sus propias leyes como letra muerta y resienten cualquier asomo de equilibrio de poderes.

Cristina Fernández llegó al extremo de criticar la sentencia de la Corte Suprema de Argentina que concedía la extradición del terrorista Apablaza.

Nuestra realidad es distinta.

Pese a que el estado de derecho está en convalescencia luego de 20 años de manipulación por parte de los progresistas, las grandes mayorías del país exigen la vuelta a la credibilidad, el honor y la austeridad que permitieron a las provincias más pobres del continente transformase en una nación sostenible y en desarrollo.

Chile nunca será una potencia militar ni económica que reclame el liderazgo que hoy el gobierno de Brasil pide que le reconozcan.

Pero tiene un claro papel que jugar. Los pueblos de América esperan de nuestro país sencillo y trabajador una trayectoria clara que haga contraste con el totalitarismo, la mediocridad y la demagogia que les aflige desde las cúpulas del poder.

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