El apoyo que Michelle Bachelet pide al gobierno del Presidente Sebastián Piñera para la repostulación del concertacionista acérrimo, José Miguel Insulza, sería como obligar al nuevo Presidente a dispararse en el pie.
La gestión del actual Secretario General de la OEA ha sido funcional a los intereses del castrochavismo y absolutamente dependiente de los intereses de la coalición a la que pertenece la Presidenta saliente quien no debería atreverse a formular esta solicitud al nuevo Presidente.
La vinculación partidista e ideológica de Insulza ha teñido su gestión en la OEA en los peores términos.
Hizo causa común con Bachelet y Chávez cuando el gobierno colombiano, en irrenunciable defensa de su seguridad, atacó al campamento FARC instalado en el lado ecuatoriano de la frontera entre esos países.
Al igual que Chávez y Bachelet, Insulza sólo reparó en la pretendida soberanía de Ecuador, controlado por el castrochavista Correa y no tuvo en cuenta para nada el derecho inalienable de los colombianos a defenderse de sus enemigos.
Insulza ha soportado las rabietas de Chávez (quien lo catalogó de “¡pendejo, de la p a la o!”) cuando el Secretario General tuvo la osadía de referirse a las amenazas a la democracia que representa el enajenado mulato.
Asimismo, ha apoyado los avances antidemocráticos de Morales en Bolivia y ni siquiera ha interesado a la OEA en los graves enfrentamientos provocados por ese gobierno para eliminar la oposición y debilitar la democracia.
Cuando los hondureños resolvieron destituir al chulo Zelaya (hombre de Chávez en el gobierno de ese país), Insulza se sumó imprudentemente al coro zurdo que condenaba desaforadamente el hecho como un "golpe antidemocrático", incluso suspendiendo a ese país de su pertenencia al organismo, lo que finalmente redundó en una de las peores gaffes que ha protagonizado la OEA en toda su historia.
Encima de eso, cada vez que ha venido a Chile ha sido para involucrarse en la contigencia política despreciando su propia investidura internacional para atacar descaradamente a la oposición e incluso a Piñera mismo, defendiendo con dientes y uñas la permanencia de su coalición en el poder.
Creo que nadie en Chile ni en ninguna parte se extrañaría de que el nuevo gobierno chileno negara su apoyo a la permanencia de Insulza en ese puesto, no sólo por la incompatibilidad partidista e ideológica, sino por la pésima conducción que él ha hecho de ese organismo y la nula confiabilidad del personaje, vista su conducta pasada.
Michelle Bachelet, aduce que esta es una “cuestión de estado”, pero tanto su coalición como la propia gestión de la solicitante han confundido groseramente las cuestiones de estado con las cuestiones de conveniencia de su coalición.
El estado NO es la Concertación. Y ya es hora de empezar a corregir tamaña monstruosidad.
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NOTABLE ARTICULO...ES TAN SIMPLE COMO REVISAR EL "DEMOCRATICO CURRICULUM" DEL PANZER PARA DARSE CUENTA DE QUIEN ES ESTE SEÑOR....REVISEMOS SU HISTORIA PERSONAL Y VEAMOS SU ORIGEN POLITICO...SOLO ENTIENDE LA DEMOCRACIA QUE LE FAVORECE Y SOLO DEFIENDE LOS DERECHOS HUMANOS DE SU SOCIALISMO DICTATORIAL, AHORA VESTIDO DE PERSEGUIDO POLITICO Y DEMOCRATICO..UNA FARZA POR DONDE SE LE MIRE.
ResponderEliminarIncreíble. Sebastián Piñera no atendió a este ni a ninguno de los muchos artículos que le advirtieron del error de afirmar a este socialista en la OEA. Y ofrece contratar allí a Garzón como si esa organización fuera su feudo. Repito, increíble.
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