Imagino que ese odio les viene del rector y cuerpo docente de la institución, furibundos partidarios de Allende expulsado del poder por las tres ramas de las fuerzas armadas, con apoyo de los carabineros... y la Policía de Investigaciones.
En esta policía —que bajo Allende fue liderada por otro violentista para los aviesos fines del régimen— los funcionarios de carrera de la institución era los más conocedores de los incontables abusos que esos jóvenes idealistas cometían matineé, vermouth y noche y que ellos se veían impedidos de reprimir por imposición de la dictadura castrista.
De seguro envenenados por el odioso discurso de sus profesores, el 2 de septiembre del 2009, unos cuarenta alumnos atacaron ese cuartel, le dieron feroz paliza al guardia (dejándolo sin varios dientes, con fracturas y cortes en la cabeza), bombardearon las instalaciones con una lluvia de bombas molotov y las dejaron pintarrajeadas con amenazantes consignas del pueblo en armas.
Varios autores fueron aprehendidos y llevados a la justicia, pero pasó lo que siempre pasa desde que la UP/DC metió mano en la composición de los tribunales:
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| El Mercurio - 26 noviembre 2014 |
El rector José Bengoa, un supuesto egresado de filosofía de la Universidad de Chile, ha estado reclamando por la detención en México del activista Lawrence Maxwell y se mueve para involucrar a instituciones de fachada a fin de conseguir que liberen a su ex alumno:
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| Publicada en el sitio de la institución www.academia.cl |
El sujeto cree tener todos los antecedentes del caso y se siente respaldado en su cargo, su postura y sus pretensiones.
No deja de tener razón. Frente al nuevo ataque a la BH, que se produjo encerrando a los efectivos en el cuartel sometiéndolos nuevamente a una lluvia de bombas molotov con ánimo de incinerarlos, el gobierno estudia con toda calma su plan de acción y, como valiente medida para enfrentar al terrorismo, resuelve que mejor traslada el cuartel de la BH a Ñuñoa e instala en ese local una brigada de Derechos Humanos, que podría ser más del gusto de la escuela de agitación de masas que lleva tan pomposo nombre:
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| El Mercurio - 26 noviembre 2014 |
Al contrario, los vecinos no tienen problemas con el cuartel de la policía civil pero sí muchos problemas con la violenta conducta de estos "estudiantes".
La Universidad Academia de Humanismo Cristiano no tiene NADA de cristiano (tanto alumnos como profesores reniegan de cualquier vinculación con esa fe), ni de humanismo (su conducta lo avala), no es una academia (los catedráticos de verdad brillan por su ausencia) y, con unas pocas "carreras" que no dan para una facultad, no se parece en nada a una universidad. Para los vecinos y para toda persona normal, esta institución es una escuela de agitación de masas porque está claro que ésa es la formación que allí se recibe. Sin embargo, bajo este gobierno que simpatiza con su causa, no tienen de qué preocuparse y seguirán formando parte de lo que Bachelet —de pasado similarmente vinculado a la violencia— entiende por sistema de educación superior.
Me olvidado de ese otro ataque.
ResponderEliminarJosé Bengoa no es filósofo, sino un historiador. Escribió una historia del Chile usando las categorías del marxismo. Lo puedes encontrar, supongo, en las librerías de libros usado.
La Brigada de Derecho Humanos de la PDI sólo se ocupa de perseguir y arrestar a oficiales en retiro que estuvieron 'ahi'', basándose en el Informe Rettig y Valech.
La Academia de Humanismo Cristiano la creó el Arzobispo Henríquez.
Supongo que allá habrá enseñazado el actual líder de la DC, Ignacio Walker, Derecho o cosas relacionadas con los derechos humanos.
Las prendas académicas reales de los zurdos son siempre dudosas y discutibles. Arzobispo Henríquez ¿te refieres a Raúl Silva Henríquez? Si es así, no me extraña. Silva Henríquez hizo mucho daño a la convivencia nacional.
EliminarSí, es él. Se creó para darle trabajo a los exonerados políticos.
ResponderEliminarEntre otros crímenes, es también responsable de haber impuesto el proceso de "Reforma Agraria" y de constituir la Vicaría de la Solidaridad, origen de la industria de los derechos humanos.
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