José Luis Aravena
Han pasado 25 años de la compleja caída del muro, símbolo de uno de los socialismos “reales” más significativos del siglo XXI, uno que extendió sus cancerosos brazos hasta en el corazón de occidente. Como todo socialismo “real” su única forma de supervivencia era mediante la fuerza, represión y un Estado monstruosamente grande que, cuando se debilitó a finales de los 80, colapsó sobre su propio peso.
Si bien es importante recordar las lecciones del pasado, yo creo que la derecha debe darse cuenta que la izquierda ya realizó el aprendizaje de las experiencias del siglo pasado y que lo que hemos visto en Latinoamérica estas últimas décadas son ensayos de la nueva fórmula para alcanzar la utopía, un Neosocialismo.
Espero no estar equivocado al pensar que, si en los socialismos “reales” de antaño la fuerza sustentadora provenía del número de fusiles, en los Neosocialismos esta viene de aquella demoledora fuerza descontrolada de las mayorías relativas sin mecanismos republicanos y democráticos de limitación del poder. Pues a diferencia de lo que muchos creen República y Democracia no son meros comodines rimbombantes para discursos de gobierno, son ideas que contienen siglos de aprendizaje que, incomprendido u olvidado, ha llevado a más de un pueblo a catástrofes. Espero no errar al pensar que si antes los socialismos reales pensaban terminar de raíz, y ojalá revolucionariamente, con las instituciones “burguesas” ahora lo que se busca es cooptarlas para transformarlas y/o desnaturalizarlas de una manera lenta, “legitima” y pacífica. De esta manera se neutraliza a los institucionalistas, pues no se podrán rebelar frontalmente contra sus instituciones aunque estén desnaturalizadas porque al mismo tiempo se anula la posibilidad de salidas “extra-institucionales” con el mismo método de cooptación antes descrito ¿Y aquellas que no puedan cooptar? Se han de deslegitimar socialmente mediante todos los medios posibles.
Obviamente el Neosocialismo requiere hacer crecer el Estado, los problemas sociales abundan y siempre tardan mucho en solucionarse pues existen muchos enemigos que quieren que no se solucionen y “retrasan” al gobernante. Para que el gobernante pueda avanzar se necesita que el Estado tenga más poder y que quienes gobiernan tengan más discrecionalidad sobre dicho poder, es decir un gobernante con el menor contrapeso posible. No es de extrañar que con cada aumento de impuesto lo primero que crezca sea las plantas funcionarias y ojalá del modo más informal posible que permita usarlas para mantener vivo el compromiso con la causa.
Pero el factor más preocupante es la incestuosa relación que tienen los neo-socialistas con las grandes fortunas. Desconozco sí estas cooperan bajo la falsa pero atrayente promesa que son las reformas Neosocialistas las que los países necesitan para mantener la estabilidad económica o existirá algo más perverso. No creo que los Neosocialistas sean “malvados”, creo que muchos tienen buenas intenciones y quieren la prosperidad para nuestros países, pero creo que sus métodos tarde o temprano nos llevarán a nefastas consecuencias.
Los socialismos reales se planteaban en el campo de batalla de manera clara y directa, todos los podían reconocer y ver sus bruscos movimientos, pero ahora, salvo en la difusión de las ideas necesarias para su propagación, el Neosocialismo se mueve subterráneamente, con rostros difusos e intrigas confusas. Así como las nuevas amenazas como el terrorismo internacional no tienen bandera ni uniforme, el Neosocialismo se mueve en la escala de grises, por lo que atacar al negro que son los socialismos “reales” no dará en el blanco, pues el mundo sí cambió el 89.
Reproducido de la web del Instituto Libertad, de Valparaíso
Lo de coparse las instituciones tú los has dicho y los demás. Los únicos que no se han dado cuenta son los líderes de la derecha.
ResponderEliminar¿Ese Instituto Libertad será una sucursal de Instituto Libertad ligado a RN que se fundó el año pasado durante la campaña presidencial?
Reproduje este artículo porque veo exactamente lo mismo que ve el autor: el "socialismo del siglo XXI" no es más que la cooptación de la institucionalidad que antes atacaron frontalmente.
EliminarEn Chile se implementa un trabajo más sutil e inteligente que el desplegado en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina; pero el objetivo y las estrategias obedecen exactamente al mismo patrón, lo cual prueba el origen transnacional de esta ola neosocialista.
En mi opinión la columna es bastante compleja y se desprenden de ella varios errores conceptuales.
ResponderEliminarCuando hablamos de "socialismos reales" se asume que hay "otros socialismos", lo cual es cierto. Sin embargo, la dicotomía esconde la característica más importante de TODO socialismo que es la tendencia a suprimir, ya sea por la fuerza o de forma democrática (generalmente producto de la demagogia), la libertad del individuo y su propiedad privada. Ambos derechos naturales también son blanco del "socialismo bueno" y ha permeado bastante en la sociedad. Por tanto, el ataque no es (o no debe ser) simplemente contra la barbarie del "socialismo real" sino contra los principios anti libertad individual del socialismo a secas.
Tampoco es tan cierto eso que "la izquierda ya realizó el aprendizaje de las experiencias del siglo pasado". Si bien ya no nos amenazan con matarnos a todos (lo que supone un avance) no es menos cierto que el espíritu totalitario está intacto y avanza "lento (ni tanto) pero seguro".
Lo de cooptar las instituciones y usarlas a su antojo y la relación con las grandes fortunas, tampoco es algo nuevo. En fin, yo no veo nada "neo" en todo esto.
Valoro la columna porque describe bastante bien lo vemos a diario en Chile. Gracias Ciro.
Saludos
100% de acuerdo. Por algo le puse a este blog el nombre: Libertad o Socialismo. Son antónimos.
Eliminar