martes, 25 de noviembre de 2014

El combate al lucro es totalitarismo

Axel Kaiser

En la columna anterior vimos que toda persona que entra en una relación de intercambio lucra, pues espera un beneficio de lo que está recibiendo a cambio de lo que está entregando. Ambas partes son, por tanto, deudor y acreedor al mismo tiempo.

Si usted compra una casa, por ejemplo, usted debe el dinero y el vendedor debe la casa. Cuando un estudiante va a la universidad ocurre lo mismo: él debe el dinero, o más bien lo que el dinero representa, y la universidad debe el bien de inversión que es la educación. Ambos lucran, es decir, se benefician, de lo contrario no existiría relación de intercambio voluntaria. Esto significa que el mercado, que es el conjunto de relaciones de intercambio voluntarias, solo puede existir si todos los involucrados consideran que se benefician de las transacciones que realizan.

El mercado es así un orden democrático por excelencia en que cada persona decide, dentro del desarrollo de su proyecto de vida, qué la beneficia y cuánto está dispuesta a dar para conseguir aquello que valora. Esto, a su vez, presupone un conocimiento que solo puede tener cada persona, pues nadie puede presumir saber mejor que nosotros lo que valoramos. Quien desee ganar dinero en este contexto no tiene más remedio que ver qué es lo que la gente quiere y ofrecerlo a los precios que esté dispuesta a pagar. Un empresario es así un mandatario de los consumidores que son en su mayoría trabajadores: no puede ofrecer otra cosa que la que estos quieren, ni cobrar otro precio que el que estos quieran o puedan pagar, de lo contrario quiebra. Así, el empresario, aunque no sea su intención, cumple una de las funciones sociales más importantes en una comunidad: la de colaborar con sus miembros mediante la creación de aquello que estos valoran y necesitan.

Sin emprendedores no puede existir ningún tipo de riqueza y las personas estaríamos obligadas a vivir en la extrema miseria, como fue la regla general en casi toda la historia humana. Ahora bien, es el lucro lo que indica si el empresario está cumpliendo con el mandato de los consumidores, es decir, si acaso está produciendo aquello que estos necesitan y valoran en un mundo de recursos escasos. Cuando en un mercado libre una empresa, sea del rubro que fuese, gana dinero, quiere decir que está cumpliendo con su rol de satisfacer deseos y necesidades de la comunidad. Si en cambio tiene pérdidas, significa que no está creando valor para la comunidad y esta la castiga haciéndola quebrar para que esos recursos se liberen y puedan ser usados por quien sí es capaz de cumplir ese rol.

Si usted, por ejemplo, pone un puesto de hot dogs con harina, manjar, aceite de bacalao y sal, lo más probable es que quiebre porque nadie comprará esa asquerosidad. Y gracias a la quiebra usted dejará de destruir todos esos recursos. Esa es la función social de las pérdidas, la que se aplica a toda actividad económica. Si en cambio hace excelentes hot dogs , ganará dinero, o sea lucrará, lo que le indicará que está satisfaciendo necesidades de los consumidores de buena manera. Esa es la función social de las ganancias, la cual es también aplicable a toda actividad económica, es decir, de creación y asignación de recursos. De ahí que sea una estupidez condenar el lucro. Pues, más allá de que es el gran incentivo para arriesgarse y crear riqueza, sin el lucro no existe ninguna manera de saber si se está efectivamente cumpliendo con las expectativas de la población en cuanto a producir lo que esta valora, en la cantidad que esta quiere, de la calidad que esta demanda, en el momento que esta lo desea y al costo que esta puede pagar.

La razón de por qué el Estado por definición no puede ser tan eficiente como el mercado, además de la corrupción y los problemas de incentivos por todos conocidos, es porque los burócratas, al no tener contabilidad con pérdidas y ganancias, no tienen cómo saber con exactitud si están o no satisfaciendo bien necesidades de la población. Pero hay más, porque detrás de la condena al lucro se esconde no solo la total ignorancia sobre cómo funciona la economía, sino un paternalismo autoritario intolerable en una sociedad democrática. Pues, como se ha dicho, las ganancias no son más que la expresión de aquello que las millones de personas persiguiendo sus fines declaran valorar. Si Alexis Sánchez se hace rico, es decir lucra, es porque mucha gente valora lo que hace. Lo mismo ocurre con cualquier empresa, sea esta del rubro educacional, recreacional u otro.

Desde un punto de vista moral entonces, quienes atacan el lucro lo que en realidad condenan son las decisiones libres de millones de personas, las mismas que dicen representar pero cuya capacidad y libertad de elegir en realidad desprecian profundamente.

10 comentarios:

  1. Días atrás escuché un poco en un programa del cable, donde estaban Kaiser y Mayol. Ansiaba ese tipo de encuentro. Kaiser les daba explicaciones en base a los datos duros. Mayol, por su parte, repetía como Vallejo que había que hacer las reformas emblemáticas de la Nueva Mayoría.

    Otro loco de atar como Mayol, pero que es de otra generación es el sociólogo Manuel Antonio Garretón, a quien también entrevistaron en otro programa defendiendo las reformas constitucionales.

    Me queda claro que la única manera de convivir con los Izquierdistas es dividiendo el país en dos.

    La Izquierda no desea transar los cuatro ejes de la Reforma Educacional: fin del lucro, fin de la selección, fin del copago y mezclar los estudiantes buenos con los malos.

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    1. Mayol es un caso record de "overrating". Habla como iluminado pero jamás le he escuchado algo que valga la pena. Garretón tampoco aporta novedad, pero los medios invitan mucho más al chascón de Mayol. Y, muy cierto, el "relato" del socialismo no tiene ninguna viabilidad si no es instalando un cuento de buenos y malos. Es decir, el socialismo no es viable entre gente medianamente criteriosa.

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    2. Mayol no es intelectualmente honesto; yo lo he visto insistir en su postura marxista incluso cuando no le ha quedado otra que reconocer que Kaiser tiene la razón.

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  2. Igualmente, quien está loca es Bachelet. Después de su viaje a China, queda claro que gobierna solamente para la Nueva Mayoría. Según ella, sus reformas es para asegurarnos un futuro, cuando están hipotecando el nuestro futuro.

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    1. Hay que tener en cuenta que lo que le escuchamos a Bachelet es, en el 99% de los casos, lo que "el equipo" le ha redactado para que diga. Ella no está en situación de defender ninguna de las boludeces que la hacen decir.

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  3. La condena al lucro, es solo un estúpido canto a la galucha que no entiende ni siquiera lo que significa la palabra en si. demonizar al poderoso ha sido la consigna de tal manera que los parásitos usurpen y se apropien via estado de lo que a los emprendedores les ha costado lograr y mantener.

    si no ¿porqué Cariola no siguió ejerciendo como matrona y se metió a la política?

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    1. Porque las matronas de verdad se sacan la cresta trabajando; hacen 4-5 turnos de 12 horas -días y noches por semana-, reemplazos (turnos de 24h) y pacientes particulares; igual que los médicos obstetras, deben estar siempre listas para cruzar la ciudad completa para atender un parto.

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    2. Ja ja. Excelente explicación. No hay comparación entre el pituto del que goza la castrista Cariola y el trabajo de una "colega" en la vida real.

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  4. Ayer leí esta columna, es brillante por dos motivos el primero es que explica muy bien lo que él llamó "la función social del lucro", que no es sino que cuando alguien lucra es porque satisface las necesidades de otras personas.

    El otro gran punto es la relación inexistente para los burócratas de las pérdidas y ganancias, primero porque no apuestan su propio dinero y segundo porque cuando el mercado es muy grande (un país completo) es imposible tener todos los datos. Esto es muy importante porque es precisamente una de las razones por las que el socialismo es inviable; no puede calcular bien qué, cómo, cuánto y a qué precio. Este principio también se aplica a las mega compañías y es una de las razones de que los monopolios sean inviables en el tiempo sin intervención estatal.

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    1. Hace muchos años que gente como Hayek y otros dejaron muy claro que pretender definir todas las reglas para el funcionamiento de un sistema complejo como la sociedad humana, es demencial. El socialismo lo es: demencial.

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