Mientras en Venezuela se demuele lentamente el edificio de una democracia que mucho costó construir, la comunidad internacional calla frente a la evidente violación de las normas y el modelo político de este país que han conducido a una grave enfermedad de la democracia venezolana; más duradera, dañina y contagiosa de la que dicen puede tener su presidente.
Seguir especulando sobre el estado de salud de Chávez es una pérdida de tiempo, lo que importa y debe llamar la atención de la opinión pública internacional es el grave estado de salud de la democracia venezolana y por consiguiente de la supuesta separación de poderes en este país.
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