A los chilenos nos vienen diciendo desde hace años que no tenemos ningún problema de límite marítimo con el Perú, porque dos tratados lo establecieron hace más de medio siglo.
Todo eso es verdad, pero el derecho contemporáneo, tanto nacional como internacional, no trata de la verdad, sino (dicho en buen chileno) de "encontrarle la quinta pata al gato" para conseguir el objetivo políticamente correcto del momento.
Los peruanos se dieron cuenta hace tiempo de que si no hubieran firmado esos tratados con Chile ellos podrían haber aspirado a tener más mar territorial que el reconocido en ellos. Les "cayó la chaucha" cuando leyeron la Convención de Derechos del Mar de 1980 (que el Perú no ha firmado, entre paréntesis, y que valida la bisectriz y no el paralelo, como sostienen los tratados suscritos con Chile).
A raíz del reciente desenlace del litigio entre Colombia y Nicaragua, se dijo que la Corte había emitido "un fallo salomónico", queriendo significar con ello que se había apartado del derecho estricto y le había dado a Nicaragua "algo" que no le correspondía, para dejarla contenta.
Entonces, se concluyó, bien podía suceder que a Perú también le dieran "algo", siendo que no le corresponde, en derecho, nada. Pero todo esto del "fallo salomónico" no tenía ninguna base, porque, como demostró el otro día el abogado y diplomático Carlos Klammer en carta a "El Mercurio", en el caso colombo-nicaragüense la Corte falló estrictamente en derecho, fijando límites territoriales que antes no existían. Es decir, no hubo absolutamente nada de "salomónico".
La clase política y el periodismo que pulula en torno de ella, como suele suceder, estaban hablando de algo que no entendían ni sabían ni existía o, como solía decir un huaso deslenguado, "estaban meando fuera de tiesto". Mutis por el foro del "fallo salomónico".
Pero el Presidente Piñera había comprado ese cuento y, ya menos seguro de obtener un buen resultado en La Haya, decidió convocar a los ex Presidentes a La Moneda para "compartir el costo". Si hubiera estado seguro del éxito no los habría convidado. Y luego, cuando fue a "Tolerancia Cero" el domingo, siguió buscando a quién echarle la culpa y dijo que Chile "había cometido errores", lo que enfureció a los ex cancilleres de la Concertación.
El desacierto presidencial fue doble, porque al reconocer errores de la parte chilena está implícitamente anticipando que ellos pueden significarle un costo al país. A estas alturas pienso que los chilenos siguen tratando de entender de qué se trata todo esto.
Yo he sostenido, al responder a un comentario, que la Corte le puede dar "algo", aunque sea poco, a Perú, sin apartarse del derecho y permitiéndole celebrar alguna cosa: puede hacerlo señalando que el paralelo limítrofe debe ser el que pasa por el "Punto Concordia", a la orilla del mar, y no por el hito 1, que queda más al norte y alejado de la costa. Con eso el límite marítimo se correría unos centenares de metros hacia el sur y a todo lo largo de las 200 millas de soberanía marítima. Esa franja la ganaría Perú y podría decir que "nos derrotó". Si yo fuera juez, les daría eso a los peruanos, porque creo que, además, les corresponde en derecho (sería largo demostrar por qué). No me extrañaría que el tribunal lo hiciera.
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Entonces, se concluyó, bien podía suceder que a Perú también le dieran "algo", siendo que no le corresponde, en derecho, nada. Pero todo esto del "fallo salomónico" no tenía ninguna base, porque, como demostró el otro día el abogado y diplomático Carlos Klammer en carta a "El Mercurio", en el caso colombo-nicaragüense la Corte falló estrictamente en derecho, fijando límites territoriales que antes no existían. Es decir, no hubo absolutamente nada de "salomónico".
La clase política y el periodismo que pulula en torno de ella, como suele suceder, estaban hablando de algo que no entendían ni sabían ni existía o, como solía decir un huaso deslenguado, "estaban meando fuera de tiesto". Mutis por el foro del "fallo salomónico".
Pero el Presidente Piñera había comprado ese cuento y, ya menos seguro de obtener un buen resultado en La Haya, decidió convocar a los ex Presidentes a La Moneda para "compartir el costo". Si hubiera estado seguro del éxito no los habría convidado. Y luego, cuando fue a "Tolerancia Cero" el domingo, siguió buscando a quién echarle la culpa y dijo que Chile "había cometido errores", lo que enfureció a los ex cancilleres de la Concertación.
El desacierto presidencial fue doble, porque al reconocer errores de la parte chilena está implícitamente anticipando que ellos pueden significarle un costo al país. A estas alturas pienso que los chilenos siguen tratando de entender de qué se trata todo esto.
Yo he sostenido, al responder a un comentario, que la Corte le puede dar "algo", aunque sea poco, a Perú, sin apartarse del derecho y permitiéndole celebrar alguna cosa: puede hacerlo señalando que el paralelo limítrofe debe ser el que pasa por el "Punto Concordia", a la orilla del mar, y no por el hito 1, que queda más al norte y alejado de la costa. Con eso el límite marítimo se correría unos centenares de metros hacia el sur y a todo lo largo de las 200 millas de soberanía marítima. Esa franja la ganaría Perú y podría decir que "nos derrotó". Si yo fuera juez, les daría eso a los peruanos, porque creo que, además, les corresponde en derecho (sería largo demostrar por qué). No me extrañaría que el tribunal lo hiciera.
Lo más probable es que corran el hito 1 hacia Concordia. Según he leído por ahí no debería, ya que el "contencioso" es la delimitación marítima y no terrestre.
ResponderEliminarPor poco que sea lo que ganen, será un triunfo para ellos. Igual creo que sería bueno para Chile que nos salgamos del Pacto de Bogotá. Siempre estará la tentación de arrastrarnos a ese tribunal por cualquier quítame-allá-estas-pajas.
EliminarPor supuesto y si eso sucediera, Bolivia se sentiría en pleno derecho de llevar su demanda a La Haya, nosotros no debemos ceder nada, aunque don Hermógenes diga que lo que dictamine la Haya se ajustará a derecho.
EliminarDe correr el hito 1 hasta yo agarro mis arco y flecha y parto al norte...
Por supuesto y si eso sucediera, Bolivia se sentiría en pleno derecho de llevar su demanda a La Haya, nosotros no debemos ceder nada, aunque don Hermógenes diga que lo que dictamine la Haya se ajustará a derecho.
EliminarDe correr el hito 1 hasta yo agarro mis arco y flecha y parto al norte...
Con esto que La Haya aceptó meterse en este asunto y en otros como el de Colombia/Nicaragua, mientras estemos metidos en esa tontera del Pacto de Bogotá, habrá problemas con Perú y Bolivia. Creo que en Argentina no son signatarios, pero de seguro que lo están pensando para meterse y hacernos la vida miserable.
ResponderEliminarInternacionalmente Chile no tiene problemas, salvo tres: Argentina, Bolivia y Perú.