La "decisión" de Bachelet

La decisión de la cúpula concertacionista de postular a Michelle Bachelet en el 2013 fue tomada el 2010 y con ese fin se la instaló en la ONU para alejarla y blindarla de las esperadas preguntas que sobrevendrían con la nueva administración.

Pretender que algún rasgo de su gestión pasada fue tan sobresaliente que inspiró al progresismo que lidera Ban Ki-Moon para crearle el puesto de "Mujer Maravilla", es tan descaminado como suponer que una tarea de características equivalentes haya impresionado al mismo grupo para instalar a Ricardo Lagos como "Capitán Planeta", cuando éste quedó sin figuración luego de salir de La Moneda.

Aunque hay diferencias. A Lagos no le prohibieron hablar, y desde entonces hasta hoy no ha dejado de hacerlo hasta por los codos. Para Bachelet la prohibición fue absoluta.

En efecto, permitirle ponerse comunicacionalmente "creativa" ponía en serio riesgo la efectividad de los enormes recursos invertidos en mantener su popularidad que facilitaría al progresismo, si todo sale "bien", recuperar La Moneda.

Muchos han sido los episodios en que, al abrir la boca, Bachelet daña la imagen que tan trabajosamente se le ha construido y que, por supuesto, es falsa. Por ejemplo, cuando al retomar la campaña en el 2005 luego que el resultado obtenido fue insuficiente para eludir la segunda vuelta, en Rancagua y por toda la TV se mandó a todo pulmón su histórico: "¡cuando la izquierda sale a la calle, la derecha tiembla!".

Esta expresión, que revela el verdadero carácter de la "dulce" Michelle, causó tal hecatombe en el equipo de propaganda, que desde entonces se han preocupado de reglarle cada paso y cada palabra... y de purgar de las publicaciones las torpezas e indiscreciones que a pesar de ello sigue teniendo (de hecho el video de esa transmisión no está disponible en ningún canal).

Actualmente el complejo propagandístico prepara la vuelta de Bachelet, cuestión que es fácil de comprobar viendo cómo los medios reponen su mención: que manda una carta "pidiendo unidad", que "sigue estando en el corazón de los chilenos", que atendió tal o cual evento internacional, o que "se está a la espera de la decisión que tomará".

Pero en el intertanto se la sigue manteniendo muy guardada en el baúl rotulado ONU Mujer, para activarla lo más cerca posible de las elecciones, a la espera de que en la derecha los precandidatos se desgasten, que aparezcan eventos explotables para el descrédito del gobierno y, por sobre todas las cosas, postergando hasta donde sea posible su exposición al debate con personas frente a las cuales no tiene la mas mínima opción de salir airosa.

Esta estrategia sigue la misma impronta de marketing comunicacional que imperó durante el período en que esta persona estuvo en La Moneda, cuando cada cierto tiempo se organizaba espectáculos callejeros de grandes proporciones para atraer a multitudes.

En más de una ocasión se pudo ver a Bachelet dialogando con una muñeca gigante ejecutando un guión de candor e inocencia difundido con espectacular fanfarria por toda la TV y la prensa. Nunca leí de algún analista que se preguntara qué objetivo, que no fuera mera propaganda insulsa, podrían tener tales actos con tal masiva cobertura.

Y cada vez que se filtra alguna grabación donde Bachelet habla sin guión, se produce otra pérdida del crédito tan trabajado para esta mujer, vean este video:

O, cuando se preparaba una declaración en la Onemi la madrugada del terremoto del 2010, su principal preocupación era que no se "vaya a colar algún vivo" por una puerta abierta (minuto 1:04 de este video).

La misma generalizada deshonestidad para presentarla como atinada o equilibrada se aprecia hoy en los medios y la prensa política. Todos aceptan sin chistar demencialidades como que la "presidenta" no puede hablar porque sería inmiscuirse en la contingencia nacional, que ella representa los intereses de las mujeres a escala mundial... o que "está pensando respecto de su decisión".

Pues yo sostengo que entre estos profesionales de la información sólo parece haber dos grupos: los interesados en alentar el jueguito, apostando a que los chilenos somos tontos... y el de los tontos.
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